sábado, 6 de septiembre de 2008

A grandes males, grandes remedios

Las compañías de aviación estuvieron al borde de la quiebra y muchas de ellas, efectivamente quebraron.

El derrumbamiento de las torres gemelas ocurrido el 11/09/2001 en Nueva York provocó una ola de pánico que aun hoy (setiembre de 2008) no ha cesado (viajan en avión menos pasajeros). Agrégase el precio astronómico que tomó el barril de petróleo.

¿Cómo reaccionaron varias de ellas? Modificaron el negocio y aparecieron las aerolíneas de bajo costo.

Repensaron todo el negocio desde cero y llegaron a obtener precios que están por debajo de la mitad de las tarifas tradicionales.

Claro que esa rebaja implica restricción de servicios (sin comidas a bordo, cobro adicional por cada maleta), más tareas para el pasajero (compra y pago vía Internet), más esfuerzo para los empleados (cada uno realiza más de una tarea), eliminación de intermediarios (se prescinde de las agencias de viaje), menos espacio en los asientos (se agregan butacas), estímulos para quien compra el pasaje con más anticipación (en un avión conviven personas que pagaron hasta la tercera parte de lo que abonaron los últimos en hacer la compra), y otras desventajas que algunos prefieren tolerar si se ahorran unos cuantos dólares.

Esto me recuerda la diferencia que existe en las técnicas agrícolas entre países que tienen abundante tierra fértil y los que tienen que arreglárselas para extraer alimentos de desiertos o montañas.

Otro dicho popular sentencia: «La necesidad tiene cara de hereje». A los ahorros drásticos también se los llama «economía de guerra». Aparece una actitud minimalista según la cual «cualquier monedita sirve».

Es probable que este criterio de precios bajos, no solamente haya llegado para perpetuarse sino que otros sectores ya estén intentando adaptarlo para ser más competitivos.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esos aviones se caen dos por tres.

Anónimo dijo...

Con la informática pueden hacerse muchos ahorros y está bien que los ahorros se trasladen a los precios.

Anónimo dijo...

Los trenes subterráneos no tienen conductor desde hace años y eso abarata los costos aunque se produce la desocupación.

Anónimo dijo...

Uno de los placeres de viajar en avión eran los pequeños lujos que podíamos darnos. Si ahora los sacaron ya no será tan lindo usarlos.

Anónimo dijo...

es verdad