domingo, 14 de septiembre de 2008

Vendo mi camioneta en U$S 15.213.27

Hace varios años que me dedico a los negocios inmobiliarios y como dice la gente que sabe «todos los días se aprende algo nuevo».

Concurrí recientemente al lanzamiento de un complejo habitacional muy moderno, lleno de novedades tecnológicas, criterios urbanísticos de vanguardia, faraónica promoción en todos los medios, participación de empresarios de gran prestigio. En suma: Una verdadera joya de la arquitectura y de la comercialización.

Luego de haber recibido el asesoramiento de una hermosa joven, probablemente hija de una familia de rancio abolengo, quizá con estudios terciarios y bilingües, vestida, calzada y perfumada por las mejores marcas en cada especialidad, llegamos al punto crucial de la entrevista: EL PRECIO.

Cuando le indiqué la unidad que me interesaba (por tamaño, distribución, orientación y altura), imprimió en su computadora una hoja A4, muy bien diagramada, con todos los datos de EL PRECIO.

Si bien estaba dentro de lo que yo imaginaba, tenía una particularidad que me llamó la atención: el importe es U$S 176.924.-

Salí de allí y llamé por el teléfono móvil a un amigo experto en marketing y le pregunté directamente: ¿Por qué el precio es una cifra tan quebrada y no, por ejemplo, U$S 177.000? Él me contestó:

— Estadísticamente está demostrado que los precios quebrados se regatean menos que los redondeados a miles.

Lo dicho: Todos los días se aprende algo nuevo.

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé regatear. Cuando vamos a comprar algo que cuesta mucho dinero, tengo que esperar a que mi hermana menor esté disponible para acompañarme porque ella igual lo consigue gratis. Es una enferma!

Anónimo dijo...

El sueño de mi vida es poder alojarme en unos edificios que están frente al río. Toda la gente que vive ahí son hermosos. Hasta los ancianos son lindos.

Anónimo dijo...

No me gusta pedir descuento porque si me lo conceden me enojo porque confirmo que me querían cobrar de más. Prefiero ni enterarme de eso, aunque sé que siempre está presente la mala intención de los vendedores.

Anónimo dijo...

Los que viajaron por Asia todos dicen que ahí se acostumbra regatear siempre. ¡Qué divertido no?

Anónimo dijo...

Imagino que hermoso será despertarse y ver a través de la ventana las montañas llenas de nieve y sentir el calorcito de la cama.

Anónimo dijo...

Me da mucho miedo comprar cualquier cosa. Estoy convencida de que soy incapaz para eso y que todos los vendedores se dan cuenta y que se abusarán de mí.

Anónimo dijo...

Sí, con eso de la cifra quebrada te quieren hacer creer que te cobran con rigurosidad, ni un peso más, ni uno menos, por lo tanto no están dispuestos a negociar el precio. Es una buena lógica de venta, por lo menos no es tan burda como marcar a $99,90 si no existen monedas de 10 centésimos.

Anónimo dijo...

En nuestro mundo lo único transparente es el vidrio, por eso sonaba tan lindo Arana cuando a mediados de la década de los ochenta, hizo su campaña electoral apoyándose en esa palabra.

Anónimo dijo...

No entiendo por qué valoramos tanto la belleza, siendo que todos estamos destinados a perderla. Es masoquista.

Anónimo dijo...

No me parece bien pensada la opinión de Clarisa. La belleza nos conmueve en todas sus formas y eso es positivo, vital, humano...¡que nunca lo perdamos por favor!

Anónimo dijo...

A mí me re-gusta re-gatear, por eso me dicen la re-gata y tengo los jeans re-gastados en las rodillas.

Anónimo dijo...

¿por qué RANCIO abolengo? ya ve que esa chica olía muy bien.

Anónimo dijo...

El precio era una cifra quebrada porque muchos lo pedían y pocos lo pagaban.

Anónimo dijo...

Sufro verdaderos ataques de pánico cuando concurro al lanzamiento de un complejo habitacional. Prefiero el lanzamiento de bala o de jabalina.

Anónimo dijo...

Las joyas de la arquitectura andan escondidas por la ciudad.

Anónimo dijo...

Siempre lo crucial te lo dejan para el final.

Anónimo dijo...

No me adapto al teléfono móvil, siempre se me aparece en otro lado.