Saber vivir bien implica saber vivir mal.
Además de un juego de palabras (porque es lindo jugar siempre que se pueda!!) también es algo filosóficamente verdadero.
Si bien hay consenso en lo que es vivir mal, éste se logra a costa de tener ideas muy imprecisas, vagas, genéricas.
Vivir mal es no tener medianamente asegurada la satisfacción de las necesidades básicas (comer, dormir, abrigo, salud, refugio, afecto).
En un arranque de bondad maníaca (exagerada, voluntarista, irracional), el gobierno noruego decidió —hace unos años— liberar a muchos delincuentes comunes unos días antes de Navidad.
A los pocos días aparecieron muchos de ellos muertos por el frío, porque no supieron cómo administrar eso que parecía un maravilloso regalo (la libertad anticipada).
La valoración personal de lo que es conveniente o inconveniente para nuestros intereses es una responsabilidad propia, indelegable, intransferible.
El dicho popular «cada uno sabe dónde le aprieta el zapato» es muy creíble y adecuado a este concepto: «Sólo yo sé lo que me conviene y tengo que conseguirlo».
Veamos tres dificultades para poder cumplir con esta tarea:
1) Si alguien se ofrece para ayudarnos con sus recomendaciones, tendremos la tentación de aprovechar esta «ayuda»;
2) Existen personas que ofrecen su ayuda para que terminemos haciendo sólo lo que a ellas les conviene. Hasta nuestros familiares más queridos suelen incurrir en este abuso;
3) Existen personas que se esfuerzan ayudando a otros porque no soportan asumir cuánta ayuda necesitan. El rol de consejeros les permite creer que ellos tienen la vida resuelta, que llegaron a esa meta inalcanzable a la que todos queremos llegar (ser felices).
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14 comentarios:
TEngo la esperanza que algún día encontraré la frase mágica que me quite del camino la protección de mis padres.
No quiero lastimarlos pero son insoportables ¡pobres!
Quisiera ser de los que deciden sin consultar o desoyendo las opiniones opuestas.
No puedo. Me siento como anémica en este tema.
Los presos noruegos aparecieron muertos porque los soltaron sin darles trabajo, siendo que tenían antecedentes y por lo tanto les iba a resultar difícil conseguirlo.
A veces los padres tenemos que mordernos la lengua para no hacerles recomendaciones a nuestros hijos adolescentes. Los consejos no sirven, aunque sí es importante que ellos sepan lo que pensamos.
En realidad vivir mal es mucho más fácil que vivir bien.
Más vale equivocarse por una decisión propia que por una ajena.
Los "ayudadores" en realidad lo que quieren es imponernos su visión de las cosas.
Sufro una discapacidad y estoy condenado a que me ayuden sin pedir permiso.
Es difícil pedir ayuda, uno no termina de decidir a quién.
No se puede tener aseguradas las necesidades básicas, salvo las del día de ayer. Puede suceder cualquier cosa en cualquier momento.
Todavía se sigue creyendo a nivel popular, que los psicólogos están para dar consejos.
En nombre de "yo lo que quiero es ayudarte" se meten en tu vida.
De pronto el gobierno noruego pensaba que San Nicolás les iba a regalar una oportunidad a los excarcelados.
No hay lucha más personal que ir tras la propia felicidad.
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