lunes, 14 de diciembre de 2009

Filosofía culinaria

Algunos dicen que para hacer tortilla hay que romper los huevos. Mi abuela —muy católica y llena de vergüenzas—, me explicaba lo mismo de otra manera.

Ella me enseñaba que para hacer una rica comida, no se pueden economizar ni tiempo ni esfuerzo. «Se ensuciarán todos los utensilios que sean necesarios. Ya vendrá tiempo de limpiarlos y dejar la cocina tan higiénica como un quirófano» —decía sin parar de moverse con la mirada atenta en lo que hacía.

Ella era maestra jubilada pero había nacido con el talento de la docencia. La admiraba, le estoy agradecido y siempre traté de imitarla.

Lo que te diré a continuación es un intento de copiar su capacidad pedagógica.

Para elaborar un pensamiento no tenemos que detenernos en las incoherencias o en las contradicciones.

Las ideas contradictorias, reñidas con la lógica o notoriamente falsas, pueden ser simplemente una etapa en el camino hacia una conclusión interesante, valiosa, útil.

Tolerar la incoherencia equivale a usar todos los utensilios y el tiempo que haga falta para cocinar una rica comida.

Si para tomar una decisión notas que se acumulan factores a favor y en contra, si observas que estás aplicando juicios con los que siempre estuviste en desacuerdo, si te oyes defendiendo principio que siempre combatiste, no importa.

Claro que, antes de poner en práctica la conclusión, convendría chequear ese resultado final, de modo similar a como mi abuela probaba la comida antes de servirla.

A veces nos ponemos extremistas, perfeccionistas y desconsiderados. Eso sucedería en este caso si alguien pensara que “el fin justifica los medios”.

Mi abuela no era necia.

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15 comentarios:

Dolores dijo...

Me crié con mi abuela pero la muy desgraciada habría hecho votos de silencio porque hababla con todos menos conmigo.

Cuando me casé pensé que sería un fracaso en la cocina, pero no. Me defiendo muy bien.

FN dijo...

¡qué buena idea! Claro, nos pasa que nos detenemos en la mitad de una idea porque algo no es perfecto, coherente, presentable.

eso sí, no es fácil llevar a la práctica esta sugerencia.

ya sé: siempre me quejo de todo.

besitos

Margarita dijo...

Excelentísimo Licenciado Fernando Mieres!!!!
Hace tiempo que no leo algo tan acertado e inteligente.

Ingrid dijo...

Yo siempre hago eso, aún cuando sé que es imposible que en las ciencias humanas concuerde todo como en las matemáticas. Me ha sido de gran utilidad su reflexión.

la gordis dijo...

¡Con razón a mi la tortilla siempre se me pega!

Lucas dijo...

Mi primo, para ascender a Jefe, ensució a todos los compañeros que fue necesario.
No respetó la máxima de que el fin no justifica los medios.

Elbio dijo...

Lo que dice Lucas a veces pasa, pero creo que mucho menos de lo que pensamos. Es más abundante la paranoia y echarle la culpa a los demás de nuestra propia inoperancia.

Flopy dijo...

La cocina no es lo mío.

Isabel dijo...

Cuando intento investigar la explicación a un fenómeno, muchas veces tengo pánico de estar repitiendo ideas de otros, ideas que de pronto tienen décadas de antigüedad. Eso se evita, en parte, informándose muy bien acerca de todos las antecedentes al respecto del objeto que queremos investigar, aunque es imposible abarcarlo todo. Sucede por ej, que hay descubrimientos que no llegan a darse a conocer o no adquieren trascendencia porque quién los expone es "un don nadie".
En la línea de lo que tú propones, pienso que hay que dejar a un lado el orgullo y arriesgarse a ser un repetidor de ideas ajenas. De todos modos la ciencia avanza por acumulación, no sólo de a saltos cualitativos.

Oriente dijo...

La mayoría sólo aspiran al éxito efímero frente a sus congéneres. Trabajan para ganarse el halago adulón y fácil. Por eso cuanto más difícil hablan, cuánto menos se los entiende, más admirados son por los tontos de siempre.
Para tener éxito, no crean nada que pueda suscitar críticas o ataques, no les dan los "huevos". Repiten a los consagrados y lo único que agregan es la mayor seducción posible y la pose de intelectuales.

Yoel dijo...

En muy contadas ocasiones, el fin justifica los medios, me refiero a situaciones extremas, en las que el instinto de conservación nos comanda.

Sandra39 dijo...

Algunos/as se entusiasman tanto cuando descubren una idea nueva, que ni se les pasa por la cabeza chequearla. Pasan inmediatamente a difundirla para sacarle provecho.
Sucede con algunos medicamentos, salen a la venta antes de hacerse los estudios correspondientes de los efectos que generan a largo plazo.

Luciana dijo...

Soy demasiado obsesiva como para tolerar el hecho de dejar cabos sueltos. Para mí siempre todo tiene que encajar. Esto me trae infinitos problemas. Estoy tratando de empezar a cambiar.

Yanina dijo...

A mí lo que me mata es la ansiedad. No logro darme el tiempo de espera necesario como para ir dándole forma a las cosas. Me cuesta construir algo porque salto de una cosa a la otra y dejo todo por el camino.

Guyunusa dijo...

Como decía Picassso, al que ud citaba en uno de sus artículos; lleva esfuerzo crear como un niño. Hay que liberarse de la lógica, atender lo que no vemos de tan acostumbrados que estamos. Puede parecernos ilógico pintar una figura observada desde distintos puntos de vista, también puede parecernos reñido con la estética dominante, sin embargo ese modo de crear estaba poniendo en evidencia la desaparición del punto de vista único, de las grandes ideologías que pretenden explicar todo y que la realidad no es sólo una.