sábado, 30 de enero de 2010

El chantajista de Alá

A falta de noticias más importantes, un diario español informó a sus lectores que un modesto musulmán había encontrado 800 euros junto a un cajero automático y que los entregó al banco administrador.

Luego se constató que efectivamente, el aparato había tenido una falla mecánica por la que expulsó un depósito recibido en vez de guardárselo.

El periodista que cubrió esta noticia se enteró de que el joven vivía modestamente con su esposa y dos hijos así como también que sus ingresos mensuales eran aproximadamente 1.000 euros.

Estas historias siempre son ambivalentes y por eso dejan en los demás una sensación de incomodidad moral.

— Si el dinero es entregado a la policía, surge el temor de que ésta se lo quede;

— Si el afortunado propietario hace un regalo en agradecimiento a quien le restituyó la pérdida, enseguida nos cuestionamos si no habrá sido demasiado poca la gratificación, pero si fuera excesiva, entonces uno se pregunta ¿para qué se lo habrán devuelto si se lo gastó todo en el premio?

— El musulmán confesó que esperaba que algún día Dios le premiaría por su buena acción, con lo cual tenemos que pensar que el suyo no fue un acto de honestidad sino un negocio oportunista: Devolvió 800 euros esperando que Dios lo gratificara, seguramente, con un importe mayor.

¿Qué hacer entonces si nos pasa algo así a usted o a mí?

Tengo pensado hacer lo siguiente: guardo el dinero que haya encontrado durante un tiempo prudencial (quizá un año), pasado el cual incorporo esa cifra a mi patrimonio, olvidándome del asunto.

Creo que este musulmán tuvo miedo de ser descubierto y que además es un chantajista de Alá.

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12 comentarios:

el turco dijo...

Me resisto a calificar de chantajista a ese bien intencionado musulmán. Su conducta es sana y normal. Todos esperamos algún tipo de recompensa al DAR, aunque esa recompensa sea tan sólo la de sentir que hemos actuado de acuerdo a nuestros valores.
Esperar la recompensa de una divinidad, equivale a luchar por una felicidad futura. Puede ser que esa persona no sienta esperanza de ser feliz en su tiempo, en su presente, pero al menos no ha bajado los brazos, no es un cínico, sigue creyendo en la posibilidad futura de la felicidad.

M. Eugenia dijo...

El hombre de la foto va al cajero automático?

Sofía dijo...

Gastar todo en el premio tiene sentido. Es reafirmar una postura.

Daniel dijo...

La honestidad es un negocio oportunista que nos beneficia a todos.

Cintya dijo...

Yo haría lo mismo que ud, pero no dejo de valorar a ese musulmán.

Cacho dijo...

Imaginesé que si se atreven a chantajear a Alá, chantajear a nuestro mundo occidental no les debe de costar nada.

Lola dijo...

Sería bueno que nos pasara algo así a ud y a mí, y que después nos la gastáramos juntos.

Rotuondo dijo...

Mientras el musulmán espera que dios lo gratifique, yo por las dudas voy al cajero de la esquina.

Agripina dijo...

Conozco un aparato que también tiene fallas, aunque nunca expulsa nada.

Ugartemendía dijo...

Nunca hay que entregarle el dinero a la policía; se la gastan en pilchas. Dele el dinero a el policía que es más adusto y responsable.

Facundo Negri dijo...

a mí no me va a pasar; sólo hago goles en contra

Irineo dijo...

A mi me pasó algo parecido: Un cajero me dio dinero de más. Después aparecieron en mi casa, el cajero, otro tipo y un policía. Me asusté tanto que les di todo como si no hubiera tocado nada y no me hubiese dado cuenta del error. Creo que me creyeron. No dormí por dos noches. ¡Nunca más!