domingo, 22 de enero de 2012

Dificultades para cobrar lo que nos deben - (Artículo Nº 1.441)

Inconscientemente podemos propiciar que nuestros deudores demoren en pagarnos lo que nos deben.

El dinero tiene valor

— por el poder de compra que nos confiere,
— por el esfuerzo que nos cuesta ganarlo y también
— por el esfuerzo que nos cuesta cobrarlo.

Las personas que pagan lo que nos deben con retraso o imponiéndonos dificultades, demoras, esperas, llamadas recordatorias, indirectamente le aumentan el valor subjetivo que le asignaremos a ese dinero el día que lo cobremos.

Acá corresponde hacer un comentario antes de continuar desarrollando la idea.

Según parece, podría ser cierto lo que dice el psicoanálisis en cuanto a que existe una parte de nuestra psiquis que nos es desconocida pero que tiene una gran influencia en nuestras creencias, percepciones, opiniones, gustos, criterios, sensaciones subjetivas.

En otras palabras, si aceptáramos la existencia de esta parte desconocida de nuestra psiquis, también aceptaríamos la hipótesis según la cual podemos tener una buena opinión de algo que inconscientemente descalificamos y podemos tener una mala opinión de algo que en el fondo preferimos.

Hecha esta aclaración, es posible sugerir que si bien es cierto que a nadie le gusta (conscientemente) estar perdiendo tiempo y energía para cobrar lo que otro nos debe pagar, en el plano inconsciente puede ocurrir que esas dificultades para recibir lo que ya es nuestro, hacen que subjetivamente (inconscientemente), le agreguen valor a ese dinero que tanto nos cuesta cobrar.

Dicho de otra forma: Si dos personas nos deben 1.000 y una nos paga en el momento acordado, sin causarnos mayores dificultades y otra nos impone todas las molestias y demoras imaginables, conscientemente estaremos furiosos con el moroso (demorón, incumplidor), pero inconscientemente podemos terminar sintiendo que los 1.000 recibidos de este parecen más valiosos y que por lo tanto nos gratifican (premian, agradan) más que los 1.000 recibidos puntualmente.

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13 comentarios:

Julia dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo, y, sobre todo, con el último párrafo: estoy segura que es así.

Roque dijo...

Siempre se valora más lo que se consigue con esfuerzo.

Liliana dijo...

Gracias Doc, intentaré tomarme con filosofía la desgastante tarea de perseguir a los deudores.

Andrés dijo...

Cuando nos quejamos de un asunto que acapara nuestra energía, suponemos que si pudiéramos eliminar de nuestra vida ese problema puntual seríamos otras personas. El asunto está ahí: seríamos otras personas. La realidad es que la persona que somos funciona con ese problema x que está siempre arriba de la mesa, como una deuda a cobrar.

Eduardo dijo...

Me hizo acordar a lo que sucede habitualmente en las ceremonias nupciales: la novia se hace esperar.

Gustavo dijo...

Si es como usted dice, que los morosos en el fondo nos agradan, no le encuentro solución al problema de hacerme mala sangre; mi inconsciente generará la búsqueda de morosos.

Arnaldo Mora dijo...

El dinero por cobrar, mantiene viva la esperanza.

Arnaldo Mora dijo...

El dinero por cobrar, mantiene viva la esperanza.

Lola dijo...

Si para gratificarte debo ponerte furioso conmigo, estoy dispuesta al sacrificio...

Guzmán dijo...

Resulta que podemos tener malas opiniones de lo que en el fondo preferimos, o sea que, dicho con otras palabras -si es que quedaba alguna duda- NO SOMOS CONFIABLES.

Marcia dijo...

Lo peor es que no somos confiables para nosotros mismos, porque los demás ya saben que no somos confiables.

Marcela dijo...

Ni siquiera estamos en condiciones de saber qué es lo que nos gratifica?!

Sofía dijo...

A menudo las opiniones sirven para disfrazar lo que sentimos.