Es inútil saber de leyes si no desarrollamos la capacidad intelectual para deducir (imaginar, discernir, intuir) qué está permitido.
Conocemos la frase «La ignorancia de la ley no exime su aplicación». (1)
En otras palabras: Estamos sometidos al imperio de la ley independientemente de que sepamos de ella.
Una frase menos famosa pero igualmente conocida, dice: «Quien avisa no traiciona».
En este caso se está diciendo exactamente lo contrario: sería una forma de traición exigir algo sobre lo que no hemos advertido.
Por ejemplo: Si reprendemos a nuestro hijo porque llegó dos días después de haber salido a divertirse,
— sería una forma de traición de nuestra parte si antes no le advertimos que esperábamos su regreso dentro de las 24 horas; y, a su vez,
— él también estaría perpetrando una especie de traición por no haber comentado que desconocía el día y la hora de regreso.
Como vemos, tanto las normas de jurisdicción colectiva como las de jurisdicción hogareña, están indisolublemente vinculadas con la información, ya sea para legitimarlas o para convertirlas en una forma de traición.
Debemos recordar que una ley de alcance colectivo debe ser publicada para que cobre vigencia. Antes de la publicación carece de valor jurídico.
Debemos recordar que los abogados no conocen todas las leyes de jurisdicción colectiva. Por lo tanto, todos estamos expuestos a cometer una infracción y a ser inesperadamente castigados.
Alguien podría pensar que para ganar el dinero necesario tendríamos que poseer la mejor información sobre las leyes que nos gobiernan.
Esto es parcialmente así.
Lo más importante es poseer la salud mental suficiente como para comprender intuitivamente cómo es la cultura (ética, costumbres, tradición, folklore, jurisprudencia) que habitamos.
Las leyes están para prohibir, restringir, evitar y sólo una comprensión profunda de nuestra cultura nos permite saber qué está autorizado, aceptado, tolerado.
(1) La educación aumenta las exigencias
La ignorancia defensiva
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9 comentarios:
Pienso que las personas temerosas (o prudentes) tienden a imaginar más prohibiciones de las que existen, mientras que a las personas arriesgadas les sucede lo contrario.
Durante el noviazgo las parejas, que apenas se conocen, suponen que el otro maneja las mismas normas.
Para hacer dinero no alcanza con saber que leyes nos gobiernan; lo que hay que saber es como burlarlas.
La completa imposibilidad de que cometa una infracción es un índice... un índice de que no estoy haciendo nada!
En la casa de mi madre todo es tolerado, y en la de mi padre todo es restringido. Ir a lo de mi madre me da miedo; ir a lo de mi padre me enfurece.
Estoy deseando cumplir la mayoría de edad y que termine la tenencia compartida.
En cuanto a las leyes, lo primero que intuí fue que las constitucionales eran las más importantes, por lo inalcanzables.
Muchas ordenanzas se refieren a lo que no se puede hacer en determinado lugar.
En este lugar no se puede fumar, en este lugar no se puede entrar con perros, en este lugar no se puede estar con el torso descubierto, y así.
Cada lugar tiene sus propias reglas y para adaptarse a toda esa diversidad, uno debe ubicarse en el lugar en el que está. Esto es bastante difícil antes de los treinta.
En el ejemplo del muchacho que se va dos días sin avisar, pudo haber desconocimiento (si nunca se había dicho que en un caso así debía avisar) unido a una pseudo falta de intuición, es decir, seguramente era muy fácil deducir que debía avisar, pero amaparándose en que nunca se le había advertido, el muchacho puede escudarse en que eso nunca fue explicitado. Esa forma de funcionamiento puede tolerarse en el hogar, pero afuera no.
¿Cómo hago para desarrollar mi conocimiento intuitivo?!
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