Contratamos servicios que pagamos rigurosamente, pero no siempre sabemos qué hemos comprado hasta que llega el momento de utilizarlos.
¡Qué desagradables son las malas noticias! ¿Y las desilusiones? ¡Horribles!
Un amigo está muy desilusionado porque recibió varias malas noticias juntas.
El padre necesita una atención médica con urgencia y la empresa a la que le paga mes-a-mes una cuota para que le asegure la asistencia tan pronto la necesite, está incumpliendo su obligación con variados argumentos: falta de espacio transitorio, próximo reintegro del especialista más adecuado, accidental rotura de un artefacto imprescindible.
El argumento más sólido que estuvo esgrimiendo mi amigo para presionar a la empresa fue el referido a la antigüedad de su papá como afiliado.
Eso fue así hasta que se enfrentó a una mujer particularmente agria, malhumorada y desconsiderada que aparentemente le dijo la verdad.
Pensamos que se trata de «la verdad» porque, como la mayoría de las verdades, contiene una mala noticia.
La mujer le dijo a mi amigo que para ellos es lo mismo un afiliado que tenga tres meses que otro que tenga cincuenta años como socio.
— ¡¿Cooomo?! —, gritó mi amigo en un justificado arranque de ira.
La funcionaria, para terminar su obra destructora de ilusiones, respondió más serenamente.
La explicación tiene una lógica de hierro y nos dejó pasmados, abrumados e impotentes:
— Señor, su papá pagó puntualmente mes-a-mes un dinero que cubría su riesgo de que necesitara atención médica. Al finalizar cada mes, el derecho se extinguía y lo recuperaba pagando otra cuota. Por eso, cada 30 días su papá perdía todos los derechos y los recuperaba al pagar de nuevo. Esto explica por qué una persona con mucha o poca antigüedad da lo mismo, todos están iguales. No insista con los cincuenta años de afiliación. Ya lo vamos a atender.
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12 comentarios:
Qué falta de empatía, la empleada esa!!!
Los 50 años de antigüedad dan cuenta de todo el dinero que lleva pagado. Es el colmo que cuando precisa el servicio no le encuentren alguna solución, o como mínimo lo traten con cortesía y buena disposición.
Mi osito es así, cada día viene a reconquistar mi amor.
SI TU ¨OSITO¨ TIENE QUE REHACER EL LABURO TODOS LOS DÍAS, VOS PERDONAME, PERO MÁS QUE OSITA SOS UNA PERRA!!!
No seas tan duro Damián, de pronto la chica tiene un problema de memoria. Ya se hizo una peli sobre eso.
Cierto que la verdad siempre tiene su parte agria. Por eso nos mentimos tanto. Sobre todo en lo que a asuntos de amor se refiere.
Y menos sabemos lo que compramos, si comenzamos hace 50 años. En ese tiempo la empresa habrá pasado por todos los estados posibles.
Estamos queriendo pasar gato por liebre cuando hacemos alusión a la antigüedad, dando a entender que le somos ¨fieles¨ a la empresa.
Creo que lo de los 50 años alude a todo el dinero que se lleva depositado para hacer uso del servicio.
Si yo me hubiera afilado hace tres meses, también exigiría que se me brindara el servicio que contraté. El asunto está en que la empresa tiene la responsabilidad de cumplir con su parte del contrato.
Es particularmente grave el maltrato en los servicios de salud. No deberíamos tolerarlo. Ya tiene bastante el usuario con su enfermedad.
La lógica del planteo de la funcionaria es reprobable, porque no es una máquina quien la está aplicando, sino un ser humano. La lógica que carece del factor humano puede llegar a ser demencial. Es la lógica que sustenta la guerra.
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