Alguien puede imaginarse tan superior a los demás que le resulte insoportable negociar (ganar dinero) con gente que imagina despreciable.
Pequeños detalles pueden indicar la presencia de un obstáculo que, si fuera removido, aumentaría nuestra calidad de vida.
Este blog está dedicado a comentar diariamente creencias que en algunas personas (sólo en algunas, nunca en todas porque somos todos distintos) podrían impedir el acceso a una mejor calidad de vida, es decir: Mis comentarios procuran servir a algunos para reconsiderar creencias empobrecedoras.
Voy al punto:
Todos conocemos personas que siempre hablan en primera persona del plural. Por ejemplo:
— Hoy nos dimos una ducha, desayunamos, nos vestimos, ...
— Nuestro único voto se lo destinaremos a apoyar la idea de...
— ¡No tenemos ni la menor idea sobre ese tema!
A esta forma de hablar se la puede llamar «plural mayestático» (1), porque fueron reyes y papas ( de «su majestad» deriva «mayestático») quienes en algún momento dejaron de expresarse en primera persona («Hoy me di una ducha, ...») para empezar a hacerlo en plural en tanto supusieron que eran verdaderos representantes de Dios en la tierra.
Fue con esta particular ocurrencia que se originó el uso del plural donde se incluye a Dios como un compañero de fórmula, como integrante del equipo. Cuando «su majestad» nos habla, lo hace en nombre de Dios y en el suyo propio, por eso dice «Nosotros nos dimos una ducha, ...».
A primera vista una forma de hablar no parece tan importante, sin embargo esta intrascendencia es solo aparente porque sí puede señalarnos un inconveniente.
Quienes hablan (o sólo piensan) en «plural mayestático» están imaginándose en una posición tan elevada respecto a los demás que no podrán evitar sentir cierto desprecio.
El obstáculo se presenta cuando esa persona no puede negociar (ganar dinero) con quienes imagina despreciables.
(1) Artículo en Wikipedia sobre el «plural mayestático»
(Este es el Artículo Nº 1.517)
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9 comentarios:
A mí me cuesta, sí, negociar con personas a las que considero despreciables. El tema es que a veces esas personas son despreciables nomás, en el sentido de que no te permiten negociar, sólo ven como válidos su punto de vista y sus intereses. Llega un momento que tras innumerables y repetidas experiencias, sabés que vas a discutir, te vas a enojar, pero luego la otra persona terminará por imponerse.
En ese caso Lidia, creo que se trata también de un problema tuyo. Te pido disculpas por lo que voy a aventurar porque no te conozco, pero, ¿no será que vos no sabés como defender lo que querés? Porque hay asuntos que no se dirimen sólo discutiendo. Primero se discute y luego se actúa. De pronto es en esa parte que vos fallás.
Si usted busca que reconsideremos algunas creencias, su técnica en este punto no es psiconalítica, sino, me parece, congnitivo conductual y dentro de esta, más específicamente, apunta a una reestructuración cognitiva.
O los políticos se sienten majestuosos, o usan el plural mayestático porque en verdad sienten que hablan por si mismos y por su majestad el pueblo.
Mmmmm, creo que hay una sospechosa combinación de ambas cosas...
Uno por lo general no se vincula con las personas que considera detestables, así que sí, es difícil que podamos negociar con ellas.
El punto está en que en un mundo ideal, no sentiríamos a ninguna persona como detestable. A escala individual, se me ocurre que podríamos revisar nuestros juicios y ser más autocríticos a la hora de calificar a alguien.
No me veo negociando con alguien que considero detestable. ¿Cómo podría tenerle un mínimo de confianza?
Se puede ganar dinero con empleados a los que se considera brutos, incapaces, inferiores. Justamente, considerarlos de ese modo, justifica explotarlos y ganar mucho dinero.
Uno se mueve en un determinado círculo de contactos y de ahí no sale...
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