sábado, 14 de abril de 2012

La esclavitud de los instintos

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La inhibición para tratar asuntos de dinero surge de no poder admitir que somos «esclavos» de los instintos.

No es fácil para nadie concentrar descripciones muy cargadas de detalles esenciales, en un texto que sea fácil de leer y que no tenga más de 300 palabras.

Mis artículos contienen pensamientos en torno a uno de los temas que más me interesan, que es: ¿Cómo funciona la psiquis de las personas que desearían mejorar su calidad de vida y sin embargo no pueden aprovechar las oportunidades que se les presentan?

Llevo publicados 1.524 artículos y tengo la sensación de que apenas se me ha aclarado un poco el panorama.

Ayer escribí un artículo (1) donde decía que el odio es un sentimiento «odioso», que precisamente por eso puede reunir (agrupar, cohesionar, convocar) a mucha gente y que, luchar contra un enemigo común (los nazis, el capitalismo, el equipo de fútbol que es tradicional adversario), genera el beneficioso efecto de darle fortaleza (salud, longevidad) a los pueblos, los sindicatos, las hinchadas.

El sentimiento negativo que nos inspira el odio colabora para que podamos «usarlo» con mayor libertad porque nuestras mentes creerán que no están siendo gobernadas por un sentimiento negativo. La calificación desfavorable hacia ese sentimiento nos permite desplegarlo con mayor libertad, con menor inhibición, porque el grupo beneficiado por la cohesión que les provee el odio no podrá creer que lo esté usando (sintiendo).

Con el dinero ocurre algo similar.

Hablar del dinero nos produce un sentimiento de rechazo hacia él; nos da vergüenza; imaginamos

— que no nos interesa,
— que no somos personas materialistas, egoístas, avaras;
— que no estamos sometidos a nuestros insoportables amos: las necesidades, los deseos, los instintos.

En suma: una causa de la inhibición para tratar asuntos de dinero está en no poder admitir que somos esclavos.

(1) El odio como sentimiento integrador

Otras menciones al concepto «esclavo»:


Si las mujeres nos dejan entrar

El amo y el esclavo viven diferente

El precio de lo sublime

(Este es el Artículo Nº 1.524)

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11 comentarios:

Evaristo dijo...

Las adicciones se sienten como instintos. La compulsión se asemeja a la fuerza arrolladora del instinto.
Quienes han superado una adicción importante, como la adicción al alcohol o a la pasta base, nos dicen que cuando estaban expuestos a la presión de la droga, se sentían esclavos, y que ser libres es ubicarse por encima de la adicción, poder señorear sobre ella.
A pesar de sus semejanzas, instintos y adicciones son asuntos diferentes. Pero igual me surge la pregunta: ¿no será bueno en algunos casos, señorear sobre nuestros instintos?. La respuesta parece evidente, SÍ, en algunos casos es necesario. Entonces reformulo la pregunta: ¿en qué casos conviene que nuestra voluntad se imponga sobre los instintos?

Ingrid dijo...

No hay vuelta, los instintos nos gobiernan. De todos modos hemos sido capaces de generar civilización y cultura. Es decir, hemos negociado con los instintos.

Marina dijo...

Usted dice algo muy inteligente. Podemos usar con mayor ¨libertad¨ el odio porque nuestras mentes no creerán que estamos siendo gobernados por un sentimiento negativo. En pocas palabras: la mayoría de nosotros se cree bueno, entonces al no tener consciencia de nuestros sentimientos negativos, ellos actuarán en nosotros sin que la represión o la culpa puedan interferir.

Silvia dijo...

Como en todo hay grados. El dinero nos interesa de distinta manera y con distinta intensidad, a cada uno.

Diana dijo...

Evaristo da por supuesto que nuestra voluntad se puede imponer sobre los instintos. ¿Por cuánto tiempo? Es cierto que algunas personas son capaces, por ej, de hacer una huelga de hambre hasta llegar a la muerte. ¿Hay un instinto de muerte, como proponía en su primera época Freud? Si comer es un instinto ¿por qué algunas personas pueden hacer huelga de hambre y otras no pueden siquiera adelgazar?

la gordis dijo...

JAJAJAJAJ Lo de adelgazar lo decís por vos, Diana!!!

Diana dijo...

No aproveches la impunidad que te da estar detrás de la compu. Cuando te vea te mato!!! :)

Adriana dijo...

Es probable que los esclavos, esclavos (los legalmente esclavos de la época colonial, por ej), se sintieran menos inhibidos para tratar asuntos de dinero.

Magdalena dijo...

Creo que más nos interesa el dinero, cuanto más creemos que nos protege. Si estamos convencidos de que estamos determinados por una multitud de factores, no sentiremos que el dinero nos salvaguarda tanto. Sabremos que hay una gran multiplicidad de factores influyendo sobre nuestras vidas, y que el dinero es sólo uno más.

Ada dijo...

A mí me da mucho miedo llegar a vieja siendo pobre. Sé lo de la multiplicidad de factores y todo eso, pero no puedo evitar creer que con dinero todo será sensiblemente mejor.

Zulma dijo...

En cambio a mí lo que más miedo me da es llegar a vieja sin salud. Nanas se sabe que una va a tener, pero me refiero a estar con un grado de discapacidad y dependencia importante. Si me sucede eso, no sé si el dinero hará que me sienta mejor.