miércoles, 24 de agosto de 2011

El precio de lo sublime

El des-precio por las equivalencias en dinero (precio) pretende ignorar cuánto valemos realmente para los demás.

La casualidad ha querido ubicarme frente a la verdad y no a su lado como sería deseable para cualquiera que como yo huya sistemáticamente de las molestias.

Antonio Machado, genial malabarista de las palabras, escribió una frase que se cuela fácilmente en nuestras mentes: “Es de necios confundir valor y precio”.

No sé qué quiso decir exactamente porque eso quizá ni él lo supo, pero lo cierto es que llegó hasta este artículo porque algún mérito tiene. ¡Ya quisiera yo que alguno de mis pensamientos llegara tan lejos en tiempo y distancia!

Creo que esa frase dice algo así como que el mercado capitalista, mercantilista, materialista, está divorciado del mercado de los valores humanos realmente dignos, confiables, honorables.

El precio es el atributo cruel, burdo, desafectivizado que un grupo de insensibles operadores comerciales suelen darle a un bien o servicio que es o puede ser tan valioso, que ponerle precio no sólo es un desatino, sino que también es una falta de respeto, una vileza: “Es de necios...”.

Pero la contundencia de Antonio Machado, que nos dejó este pensamiento con forma de puñetazo, me genera desconfianza, suspicacia: No le creo.

Un poeta popular como lo fue él es realmente una persona que llega a ser amado sólo porque supo decir aquello que sus lectores deseaban leer. Por lo tanto no es más que un escritor comercial, esclavo del vil dinero, un avaro con máscara de generoso.

Es cierto que el mercado capitalista le pone precio a valores intangibles, cargados de nobles sentimientos, pero también es cierto que sabe darle dimensión humanamente realista a todo lo que se pueda intercambiar, sin perderse en divagues, suposiciones, eufemismos, abstracciones, ambivalencias, idealismos, romanticismos, ocultamientos, promesas huecas e imposibles.

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12 comentarios:

Ingrid dijo...

Me enganché con lo de Antonio Machado. No todos los escritores que han sido muy leídos, son comerciales. Antonio Machado era un escritor, no un comerciante; es decir, el centro de su vida eran las letras. Sus libros no estaban escritos con la finalidad de vender. Supongo que ese sería uno de los fines pero, dado el contenido de sus libros, seguramente no era el fin principal. Una persona puede escribir ocho horas al día para producir libros que se conviertan en un negocio. Eso es ser un comerciante que escribe. Es más común de lo que pensamos. Escritores que luego se hicieron famosos, escribieron bajo seudónimo, libros que eran pagos por pliegos, con la finalidad de sacar un sueldo. El nombre que se me viene a la cabeza en este momento es Paul Auster -buen escritor, aunque bastante desparejo- sobrebivía sacando como chorizo (todos los libros tenían la misma estructura y similares contenidos, sólo cambiaban nombres y escenarios) libros para una colección de serie negra.

Alicia dijo...

Si todo lo que tiene valor, además tuviese precio, podríamos sospechar que las palabras precio y valor son sinónimos. Basta que miremos hacia dentro y observemos nuestra vida, para que encontremos unas cuantas cosas que tienen valor y no tienen precio. Cosas que en caso de perderse cambiarían nuestra vida para siempre, aunque fuésemos compensados con la suma de dinero más grande que podamos imaginar. Si todo tuviera un precio, el dolor podría borrarse con cifras millonarias, con dinero que permitiera acceder a la satisfacción de miles de deseos. Pero lo que se tuvo y no puede volver, sigue doliendo. Y lo que nunca se tuvo, la falta que nos hace humanos (limitados), tampoco se puede cerrar de ningún modo.

Norton dijo...

Las conclusiones que ud saca a partir de la frase de A. Machado, exceden su contenido.

Laura dijo...

Si quiero vender mi casa, le puedo poner un precio. Que en ella haya visto crecer a mis hijos, que esté llena de recuerdos, no impide que mi casa tenga un valor comercial. Puedo decir: "esta casa tiene mucho valor para mí, pero su precio es de 60 mil dólares".

Nico dijo...

Machado... no, el que fue Amado se llamaba Jorge.

Gonzalo dijo...

Lo que puede no tener precio, no es un bien o un servicio. Creo que cuando habla de valor, se refiere al valor que puede tener un ser amado, por ej.

Morgana dijo...

Ud se enojó y se puso suspicaz. Se sintió atacado?

Evaristo dijo...

No se puede decir que los escritores sean esto o aquello, pero sí me arriesgaría a decir que (en un afán de esquematizar y para decir algo que pueda contener alguna parte de verdad) los escritores escriben movidos por la necesidad de expresar y organizar internamente sus conflictos. Es una necesidad común a todos, sólo que ellos pueden vehiculizarla a través de la escritura; destreza que poseen.

Paty dijo...

Un escritor comercial no tiene por que ser avaro. Puede ganar mucho y gastar, regalar, dilapidar, etc.

Lucas dijo...

El necio es tonto y obstinado. Es de tontos creer que todo tiene un precio. Es de obstinados negarse a reconocer los infortunios de la vida. Esos que no se pueden arreglar con nada. Ni con dinero.

Chapita dijo...

Si me paro al lado de las molestias, ellas me miran de cotelete. Yo les veo un solo ojo y las soslayo.

Efraín dijo...

Seguro que para la enorme mayoría de las personas mi vida tiene un precio. En fija que no es un precio desorbitante. Un precio modestito nomás. Lo que le sube el precio a uno es la existencia de los otros que juzgan y comentan, pero si esa caterva de hipócritas quedara fuera del juego, les aseguro que mis amigos me cambiarían por unos cuantos miles de dólares. Incluso muchos de mis familiares, salvo mamá y papá (que Dios lo tenga en la Gloria) y alguno de mis hijos.