Buscamos la felicidad en fuentes externas (consumismo) porque la fuente natural (reproducirnos) está transitoriamente desestimulada por la autorregulación que realiza la naturaleza de nuestra población mundial.
Esperar que la felicidad venga de afuera no solo es una consecuencia de la economía de mercado, mercantilismo, marketing y consumismo sino también una consecuencia del exceso de población.
Efectivamente, estamos provistos de la capacidad de crear nuestra propia felicidad procreando.
El orgasmos que goza un varón cuando siembra en la mujer que lo eligió para ser padre de sus hijos, es una ganancia a cuenta de mayor cantidad.
Ella a veces también cobra ese adelanto (tiene orgasmos), pero no le son imprescindibles porque fisiológicamente los espasmos orgásmicos son necesarios para que el líquido seminal sea expulsado de los testículos y no son necesarios en la hembra receptora (1) porque su cuerpo está diseñado para recibir los espermatozoides y silenciosamente (sin que ella lo registre), el líquido avance por las trompas de Falopio en busca de algún óvulo maduro para fecundar.
La súper población mundial genera en los humanos un incontrolable desinterés por la procreación porque la naturaleza se autorregula de esta manera.
Cuesta entender esto a quienes están convencidos de que todo el acontecer humano es producto del libre albedrío, pero es fácil entenderlo para quieres asumimos que la naturaleza es la única que hace y deshace, utilizándonos o no.
Como nuestra principal fuente de alegría (felicidad) proviene de la procreación o de alguna de sus metáforas (creación artística, construcción de objetos, edificación, etc.), la desmotivación de nuevos nacimientos (por súper población), colateralmente también abate (disminuye, restringe) otras formas humanas de procrear (las metafóricas, por sublimación) y por eso utilizamos fuentes externas de felicidad consumiendo.
En suma: el consumismo es una consecuencia indirecta de que ecológicamente nuestra especie está llegando al máximo de ejemplares.
(1) Los orgasmos inútiles
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11 comentarios:
¡Qué feliz soy mientras estoy CREANDO! Lástima que nadie reconoce mi obra...
Y bueno, supongo que la felicidad nunca es completa.
El consumismo es un fenómeno general que aparece en los países superpoblados y en los despoblados como el nuestro (Uruguay).
Lo que me aleja de la procreación es lo magro de mi sueldo.
Estoy harto de crear bajo presión. La editorial no me deja otra opción que firmar contratos inhumanos. Ya lo decidí; me convertiré en cheff y disfrutaré de la creación sin presiones.
Mi madre me contó que estaba tan contenta cuando se embarazaba de mí, que escuchó como los espermatozoides avanzaban tocando la trompeta, por las Trompas de Falopio.
En China el desinterés por la procreación es tan grande que ya no se forman parejas heterosexuales.
Me pasa lo mismo que a Manuel. Nadie reconoce mi obra. Lo que sucede es que siempre hago cosas distintas. Quién se va a imaginar que soy tan versátil! Por lo pronto creo que dejaré de firmar con heterónimos.
Ahora me doy cuenta que se me dio por reformar el baño, desde que empecé a tener dificultades para llegar al orgasmo...
El mejor lugar para pasar la Luna de Miel es el desierto.
Estamos llegando al máximo de ejemplares por falta de territorio?
No, Ma. Eugenia, estamos llegando al máximo de ejemplares por exceso de estupidez.
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