martes, 9 de agosto de 2011

El zurcido corporal

Los mecanismos de defensa psicológicos, la autocuración (sistema inmunológico) y la cicatrización son recursos naturales que nos devuelven parcialmente la calidad de vida perdida.

La técnica del zurcido invisible se utiliza para reparar artículos tejidos dañados por un desgarro, corte, quemadura o por la polilla.

Consiste en eliminar la visibilidad del desperfecto.

La mayoría de las veces se toman hilos de otras partes del tejido sano para igualar el color y la textura de las hebras, como si se tratase de un auto trasplante.

Al finalizar el trabajo, la tela recupera el aspecto exterior que tienen las partes no dañadas (imagen 2) aunque el reverso (imagen 1) muestra las cicatrices de la reparación.

Este parece un buen ejemplo de lo que ocurre con nuestros mecanismos de defensa.

«Me desgarró el corazón» significa que se produjo una desilusión; «me quema la cabeza» significa que algo es muy preocupante; «aún no pudo cerrar la herida ...» significa que un duelo continúa provocando dolor.

El cuerpo genera un «zurcido invisible» cuando intenta aliviar el dolor de una desilusión, disminuir el estrés de una preocupación, compensar la amargura de un duelo, curar una enfermedad.

Para aceptar esta solución es preciso suspender el perfeccionismo (1). Tenemos que aceptar que nada volverá a ser como antes de la fractura y que sólo podremos lograr la mejor calidad de vida posible.

Esto vale para cualquier reparación, recuperación, restablecimiento: cuando enfermamos sólo podemos aspirar a estar mejor pero la ilusión de recuperar el estado anterior contiene las condiciones para que ocurra otra des-ilusión que provoque otro desgarro, ahora sobre el mismo «zurcido invisible».

En suma: la naturaleza dota a todos los seres vivos de recursos de auto-curación (mecanismos de defensa, cicatrización, curación) que devuelve la calidad de vida aunque no tan perfectamente como pretendemos.

(1) El control de calidad y la obsesión perfeccionista

La pereza de los perfeccionistas

El subdesarrollo feliz

●●●


13 comentarios:

Ma. Eugenia dijo...

Qué pasará con los mecanismos de defensa si trabajan demasiado? El estrés significa el colapso de los mecanismos de defensa?

Estela dijo...

El buey que solo se lame, ha logrado despegar de su lomo las estrellas de una noche de pasión.
No le conviene que nadie se entere de lo toro que todavía sigue siendo.

Lucas dijo...

Cuando enfermamos sólo aspiramos a estar mejor. Cuando estamos mejor aspiramos cualquier cosa.

Martín dijo...

Si lo sabré! Nada volvió a ser como antes de la fractura. Había que alcanzarle todo, revolverle el té, cepillarle el pelo. Todo por una fractura de dedo índice!

Nacho dijo...

A la que se le fracturó el dedo índice fue a tu madre no? Si lo pensás bien estaba clavado. La tipa es muy de señalar.

Chapita dijo...

La naturaleza dota de autocuración... y los curas deberían tener auto para salir a hacer los exorcismos.

Cacho dijo...

Siempre que te devuelven algo, es en forma parcial. Te devuelven lo que era y otra cosa más que no sabés qué es. Por ej, cuando te devuelven a tu hijo de la escuela, te lo devuelven con ideas y rencores nuevos. Cuando te devuelven un libro, no te devuelven el mismo libro, te devuelven un libro manoseado, y con suerte leído. Y lo mismo cuando te devuelven a tu mujer.

Lola dijo...

Si Lugano vuelve dañado por un desgarro, JURO que no me fijaré en el desperfecto.

Gabriela dijo...

Tenemos que asumirlo: podemos mejorar nuestra calidad de vida... pero su tendencia es el declive.

Roque dijo...

Todo tiene un tiempo en esta vida. En la juventud, estamos zanforizados, nos ilusionamos, desilusionamos, y la tela sigue fuerte y abrigadita. Pero después viene la edad en que la piel se pone muy delgada. Cualquier golpecito y se hace una herida. Los viejos tenemos que movernos como si estuviéramos vestidos de papel.

Mabel dijo...

Es difícil recuperar el aspecto exterior espontáneo y confiado, cuando sufriste un desengaño. A partir de ahí es cuando algunas mujeres empezamos a decir que todos los hombres son iguales. Es para huir del concepto 'hombre', por no animarse a disfrutar las pequeñas y maravillosas diferencias que distinguen a uno y a otro.

Anónimo dijo...

Desde los 18 mi padre me decía que yo estaba hecho para los negocios. Y lo intenté pero me jodieron.
A partir de ahí decidí emplearme.

Rocío dijo...

La polilla que deja agujeros en la ropa, no se mete con el alma, porque se sabe muy pequeña para emprender semejante trabajo.