martes, 30 de agosto de 2011

La omnipotencia de quien duerme con el enemigo

Muchas personas respetables se creen capaces de desempeñar roles que tienen intereses contrapuestos en un gesto de omnipotencia frecuentemente ignorado.

En varios artículos he compartido con ustedes algunos comentarios sobre dos creencias (supuestos, premisas, prejuicios) bien interesantes que utilizamos los humanos sin prestarle atención, como si fueran verdades incuestionables.

Me refiero al libre albedrío (hacemos lo que queremos) y al dualismo cartesiano (somos la suma de un cuerpo más un espíritu).

Creer en el libre albedrío (1) y en el dualismo cartesiano (2) nos induce a practicar un estilo de omnipotencia muy frecuente y que aún no se ha detectado como proveedor de pérdidas, errores, injusticias.

Ambos supuestos nos permiten tener la convicción de que podemos actuar en ámbitos diferentes aunque estos tengan intereses opuestos.

En términos más concretos, creemos que somos capaces de ser «juez y parte», que tanto podríamos realzar y fundamentar los atenuantes del acusado (como haría un abogado defensor) e inmediatamente realzar y fundamentar los agravantes del acusado, como haría un fiscal o la víctima del delito que se le imputa.

En términos más concretos, creemos que somos capaces de luchar eficazmente defendiendo los intereses de los trabajadores y simultáneamente integrar el directorio de la empresa contra la cual se demandan mejoras laborales.

Algo que a todos nos toca más de cerca, está dentro de nuestra propia casa.

Efectivamente estos factores (creencia en el libre albedrío, creencia en el dualismo cartesiano y sentimiento de omnipotencia de que podemos «ser jueces y acusados»), nos inducen a creer que en las relaciones afectivas podemos sentir y expresar hostilidad cuando de asuntos económicos se trata.

En suma: no podemos amar a nuestro competidor, o es un colaborador o no lo amamos; o «estamos en el mismo bote» o estamos tratando de hundirnos mutuamente. La omnipotencia genera hipocresía y corrupción.

(1) Blog dedicado al Libre albedrío y Determinismo

(2) El dogma del dualismo cartesiano


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8 comentarios:

Ma. Eugenia dijo...

Competidores son los que se tratan de hundir sanamente.

Hugo dijo...

Bueno, parece que ya empezamos con la pavada.

José dijo...

Por qué no? Así como te digo una cosa, te digo la otra.

Morgana dijo...

En las relaciones afectivas podemos sentir hostilidad cuando de asuntos económicos se trata, o cuando se trata de cualquier asunto. Pero lo afectivo tiñe nuestras decisiones y nuestros juicios.

Evaristo dijo...

Creer en le libre albedrío y en el dualismo cartesiano te lleva a pensar que el alma siempre gobernará al cuerpo.

Natalia dijo...

En mi país (Uruguay) se dio el colmo de que un grupo de trabajadores pensaron que podían formar parte del sindicato, al tiempo que apoyaban al gobierno.

Laura dijo...

Si realzo mis agravantes, puede que otros realcen mis atenuantes, y eso es lo que yo quiero.

Filisbino dijo...

Ser buenos padres es complejo, también por estos asuntos que ud señala. Los fuertes lazos afectivos a menudo nos impiden actuar correctamente.