Algunos imaginan que existe una fórmula para ser ricos como los norteamericanos, tan secreta como la fórmula de la Coca-Cola.
Los psicoanalistas simulan saber qué le pasa al consultante y se postulan ante él como quienes sabrán conducirlo. El psicoanalista dice tener un GPS, nos engaña diciéndonos que tiene el plano de dónde está el tesoro, entendiéndose por «tesoro» ese estado de ánimo menos perturbado que vamos a buscar a su consultorio.
Sin embargo el psicoanalista no sabe tanto del paciente como este sabe de sí mismo.
Con este engaño (porque toda creencia es un engaño), el paciente comienza a hablar, y a hablar, y no para de hablar, y cada vez se entera más y mejor de quién es él mismo.
Gracias a este procedimiento (hablar libremente ante un psicoanalista) el consultante empieza a darse cuenta que la vida es peor de lo que creía y que sin embargo pasa mejor conociendo la realidad que engañándose como antes.
Antes necesitaba engañarse para pasar mal y ahora necesita disminuir el autoengaño para aumentar la calidad de vida.
Muchas personas creen que los ricos saben cómo hacer dinero y que jamás compartirán su secreto. Suponen que ese arte de enriquecer y luego conservar la fortuna, es un conocimiento tan eficazmente guardado como la fórmula de la Coca-Cola. En más de un siglos, miles de personas quisieron descubrirla y no pudieron.
En suma: Quienes creen que existe una fórmula para tener riqueza, inconscientemente pueden razonar así:
— La fórmula de la Coca-Cola es imposible de descubrir;
— Esta bebida se asocia a la calidad de vida que se le atribuye a los norteamericanos;
— (Por lo tanto): los norteamericanos tienen una fórmula para vivir bien, imposible de conocer.
Déjeme sugerirle que no existe tal fórmula e informarle que los norteamericanos ya no viven tan bien.
(Este es el Artículo Nº 1.518)
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10 comentarios:
Pensar en que existe una fórmula secreta para enriquecerse, se parece bastante a la esperanza que ponemos en los libros de autoayuda.
En realidad el psicoanalista no nos engaña, somos nosotros los que nos engañamos a nosotros mismos.
Me alegra que usted diga que cada uno de nosotros sabe acerca de si mismo. Nunca me lo había dicho nadie, y lo estaba precisando.
Es difícil cuando estás bloqueado para hablar con el psicólogo. A mí me pasa que con los amigos de confianza hablo sin problemas, pero ante el psicólogo, por ahora, no puedo.
Es bueno que pienses lo que te pasa como algo circunstancial (anónimo). Te lo digo por experiencia, después pasa (y por algún tiempo puede volver). Eso es algo natural, tiene que ver con lo que nos cuesta acercarnos a la raíz de nuestros problemas.
Y si el problema es que no te sentís cómodo con el psicólogo, siempre tenés el derecho de cambiar.
No hay fórmulas, pero puede servir informarse de como han hecho otros. Aunque siempre hay que tener en cuenta algo que por evidente no deja de ser importante: todos somos distintos, por lo tanto las formas de hacer las cosas también.
Hay que pensar además, un buen resultado hoy, puede significar un mal resultado mañana. Depende de las circunstancias.
Destaco la idea de que engañarse a la corta o a la larga, te termina perjudicando.
Así como no hay una fórmula para enriquecer, tampoco hay una fórmula para conservar la salud o para ser feliz. Hay pautas generales, pero no garantizan nada.
No descubrieron la fórmula de la Coca Cola, pero le pegaron en el palo.
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