Un método frecuentemente utilizado para seleccionar empleados es la recomendación de quien pueda responsabilizarse (garantizar) la mayor productividad.
Los encuestados en su mayoría responden que consiguieron el trabajo que tienen gracias a la colaboración de alguna persona influyente que los conoce.
Como un puesto de trabajo es una condición deseada para quienes ganan dinero como empleados, conseguirlo forma parte de la buena suerte.
El hecho tiene alguna semejanza con quienes trabajan por cuenta propia en una empresa de la que son dueños y que necesita clientes.
Dicho de otro modo, quienes trabajan como empleados tienen necesidades similares a quienes trabajan como empresarios, en tanto un empleador y un cliente son compradores, toman servicios o mercancías y las canjean por dinero (las pagan), necesario para el trabajador o para el empresario, respectivamente.
Más simplemente, un trabajador y un empresario se parecen aunque el trabajador es empleado de otro y el empresario es empleado de sí mismo.
La relación del empleador con su empleado (trabajador, asalariado, jornalero) es muy particular porque la vulnerabilidad que se le atribuye al obrero hace que las leyes sean especialmente protectoras de su condición.
Los empleadores (patrones, empresarios) están más limitados por las leyes que los compradores de bienes y servicios de proveedores ajenos a su empresa.
Los empleadores están obligados legalmente a cuidar los intereses de sus empleados y a no causarles ningún perjuicio. Por el contrario, los compradores no están obligados a cuidar los intereses de sus proveedores.
Esta situación induce a que los empleadores apliquen todas las estrategias legales para maximizar la productividad de sus empleados.
Muchos de ellos encuentran que el concurso no es la mejor forma de obtener resultados óptimos de sus empleados, sino que prefieren emplear a personas recomendadas por quienes puedan responsabilizarse (familiares, políticos, sacerdotes) del mejor desempeño del recomendado.
(Este es el Artículo Nº 1.515)
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9 comentarios:
Yo no puedo garantizar nada de nadie, así que no recomiendo.
Somos muchos los que no tenemos la suerte de conocer personas influyentes.
Cuando sos dueño de una empresa podés tomar decisiones y hacer uso de tu voluntad, de manera que te favorezca. Como empleado también se puede, pero depende de qué tipo de empresa y qué lugar ocupes dentro de la misma. Se pueden hacer las cosas muy bien y ser casi invisible para quienes toman las decisiones que podrían favorecerte.
Ser empleado de uno mismo exige mucha disciplina.
Más de la que yo tengo.
Los intereses de los empleados y de los empleadores, no me parecen conciliables.
Los compradores no están obligados a cuidar los intereses de sus proveedores, pero sí están obligados a consumir.
El concurso más las pruebas psicológicas, son un buen método de selección.
Muchas veces el que recomienda, toma más en cuenta los intereses del recomendado que los del empleador.
Jamás pondría las manos en el fuego por alguien, ni por un hijo ni por mí. Hay que estar loco para salir de garantía de algo.
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