jueves, 12 de julio de 2012

El amor por los hijos y por el dinero

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El amor por nuestros hijos y por el dinero depende de que los hayamos gestado o producido, con amor.

Por muchos motivos solemos querer a nuestros hijos.

Es oportuno remarcar que no siempre los queremos y, en el caso de tener varios, a veces queremos más a unos que a otros.

Sí es cierto que la sociedad espera de los padres que amen a sus hijos, especialmente lo espera de las madres.

Por esta obligación implícita, por considerar que sería desnaturalizado, monstruoso, indigno y de mala persona no amar a los hijos, es que muchos progenitores disimulan su desinterés y ocultan cuidadosamente el rechazo.

Lo que más nos une a nuestros hijos, especialmente a las madres, es el amor a sí mismas que ellas sienten con esa parte de su cuerpo que con el pasar de los años se independiza, convirtiéndose en un hombre o una mujer ingobernables, que hacen lo que mejor les parece, que tratan a sus padres bien, regular o mal.

Por lo tanto, el amor entre padres e hijos es cuestión de suerte, no es obligación que alguien ame al otro, pero está bien visto que dentro de las familias circule el amor, la tolerancia, la solidaridad.

Solo porque está bien visto, mucha gente aplica la hipocresía que haga falta para no ser mal vista.

Algo similar ocurre con el dinero. Si los hijos son el producto de un fenómeno reproductivo que nos puede parecer agradable o desagradable, el dinero es producto de un fenómeno productivo, que nos puede parecer agradable o desagradable.

Cuando amamos sinceramente a los hijos que hemos concebido, querríamos tener muchos y disfrutarlos toda la vida y cuando amamos sinceramente al dinero que hemos ganado con una tarea grata, lo cuidamos, queremos gastarlo bien y seguir produciéndolo.

¡El amor siempre es imprescindible!

(Este es el Artículo Nº 1.608)

9 comentarios:

Luis dijo...

¨El amor siempre es imprescindible¨. Prescindir del amor entre paderes e hijos, tiene su costo. No podemos decidir voluntariamente a quien amamos, entonces aquí se nos presenta un problema. Cuando tenemos un problema, a veces tratamos de solucionarlo. Otras veces no. Otras veces queremos pero no podemos. A veces no sabemos siquiera que tenemos un problema; sea porque no lo vemos o sea porque lo negamos.
La falta de amor entre padres e hijos no es un problema menor. Nunca sabemos que consecuencias nos va a traer.

Lucas dijo...

¿De qué manera se produce dinero sin amor? ¿El dinero mal habido es dinero producido sin amor? Depende. Si por amor entendemos un afecto intenso, podríamos decir que el dinero mal habido casi siempre se produce con amor. Luego las maneras de cuidarlo y reproducirlo dependen de múltiples factores; sobre todo, quizás, de los conflictos internos que genera ese dinero.

Anónimo dijo...

Deseé mucho a mi hijo. Luego las cosas anduvieron mal. No tuvimos suerte, ni él ni yo. Yo hice muchas cosas mal y él también. Entre los dos las cosas andan mal. Tan mal que a veces siento que no lo amo. Él dice que no me quiere.

Alfonsina dijo...

Pienso que el amor es algo dinámico. No es un sentimiento estable, aunque a veces es bastante estable. Tanto el amor a los hijos como el amor que ponemos en producir nuestro dinero, tiene altas y bajas.

Sandra39 dijo...

La presión social ejercida sobre las mujeres para que sean buenas madres y buenas trabajadoras, es muy alta. Si no cumplimos es casi inevitable que nos sintamos mal. En caso de que sintamos una enorme presión y no podamos cumplir, estaremos más propensas a autoengañarnos o a echarle al culpa a otros.

Morgana dijo...

Creo que algunas mujeres no se aman a si mismas. Por ese motivo les será imposible amar a sus hijos.

Anónimo dijo...

No me gusta mi trabajo. Hace años que lo soporto, no sé bien por qué. Con lo que ud. dice, se me da por pensar que por eso malgasto mi dinero. No llego a fin de mes, pido préstamos, me endeudo. Es como que le tengo bronca a la miseria que me dan por el trabajo de porquería que tengo.

Gabriela dijo...

Algunas de las personas que reciben pensión por discapacidad mental, malgastan su dinero. No me estoy refiriendo a personas poco lúcidas, no. Hablo de personas, que son en muchos casos, muy capaces. Ese dinero que reciben es vivido como una limosna que además confirma su enfermedad.
Muchas veces no cobran casi nada porque la pensión está comprometida en préstamos que los atan de pies y manos. En muchos casos esos préstamos no están dirigidos a compras necesarias. Incluso en algunos casos, cobran el dinero y se lo regalan a alguien que conocieron ocasionalmente en la calle. Si bien las personas de las que hablo son consideradas locas,no me animaría a afirmar que ese tipo de actos son locos. Creo que estos ejemplos en particular (malgastar, regalar porque si), son más neuróticos que psicóticos.

Martín dijo...

Dentro de mi familia, mal que bien circula el amor, la tolerancia y la solidaridad.
Salvo en Navidad.