viernes, 13 de julio de 2012

El error entre lo propio y lo ajeno


  
Podemos ser sancionados si confundimos los bienes propios con los bienes ajenos muy accesibles.

La palabra «usar» significa utilizar, emplear, dedicar, aplicar, aprovechar, destinar, explotar, disponer, mientras que «abusar» significa atropellar, violar, maltratar, profanar, forzar, obligar, violentar, pasar por encima.

Es claro que una y otra palabra refieren a «usar» bien o mal, respectivamente.

De los bienes privados, personales, propios, podemos hacer «uso y abuso», mientras que de los bienes públicos, colectivos, ajenos, solo podemos hacer uso, pero no abuso.

Alguien puede tener una fuente en su casa y utilizarla para decorar un espacio, para tomar agua imaginando que es un manantial, utilizarla en tareas de riego, de lavado y hasta de baño personal, pero una fuente pública sólo puede ser un adorno.

Si los niños la utilizan como piscina o para divertirse con sus barcos de juguete, es probable que surjan dificultades de convivencia debido a que estos usos (agregados al de adornar visual y acústicamente), no son compartibles, sin perjuicio de que cada ciudadano se imagine ¡equivocadamente! que por estar en un espacio accesible, significa que puede usarla como si estuviera instalada en el jardín de su casa.

«En mi ciudad soy feliz porque me siento como en mi casa», dicen orgullosos los ciudadanos.

No es fácil lograr que los vecinos entiendan la diferencia que existe entre un bien propio, con derecho a hacer uso y abuso de él, a un bien idéntico, pero destinado a un uso colectivo, lo cual inevitablemente recorta los derechos que cada uno tiene sobre él.

Algo parecido ocurre cuando trabajamos para una empresa. Los espacios, máquinas, herramientas, muebles y materiales, son de propiedad privada pero tenemos permitido el acceso y disponibilidad suficientes para desempeñar la tarea.

Por error, nos exponemos a ser sancionados si abusamos (nos apropiamos) de lo ajeno.

(Este es el Artículo Nº 1.609)

10 comentarios:

Enrique dijo...

Si no recuerdo mal, en uno de sus últimos artículos ud decía que a algunas normas valía la pena no respetarlas. Existe una diferencia sensible entre la norma escrita y la norma respetada. Tendemos a flexibilizar muchas normas. Es difícil saber hasta qué punto y en qué casos, eso está bien o está mal.

Morgana dijo...

¿Hasta dónde podemos hacer uso y abuso de los bienes propios, personales? Nada más propio que nuestro cuerpo y sin embargo no podemos hacer uso y abuso de él. Los usos y costumbres culturales nos lo impiden.

Javier dijo...

En el barrio, cuando éramos pibes y algún vecino se molestaba porque jugábamos a la pelota en la vereda, solíamos repetir: ¨la vereda es pública¨. Sí la vereda es pública, pero está pensada para transitar, no para jugar al fútbol. Siendo estrictos, nosotros estábamos en falta, pero agradezco enormemente la tolerancia de la que fuimos objeto. Uno de los recuerdos de infancia más gratos que poseo, son esas peloteadas en la calle.

Marcia dijo...

Si las mujeres nos sintiéramos dueñas de nuestro cuerpo para hacer uso de él, como mejor nos parezca, el aborto sería legal.

Gabriela dijo...

En el invierno pasado, en Uruguay, varias personas murieron de frío durmiendo en la calle. Esto suscitó alarma pública. Iba a decir polémica y alarma, pero puse sólo alarma, porque la verdad es que demasiada polémica no se suscitó. El hecho es que empezaron a levantar a la gente de la calle, por las noches, de manera compulsiva. Sé que muchas de las personas que duermen en la calle no quieren dormir en refugios. Aunque se les de un plato de comida caliente, colchón y frazadas. Algunos dicen que es porque allí les roban o porque no les gusta el ambiente. Por otro lado, también sé que la gente que trabaja en los refugios, pone lo mejor de si, para brindar un ambiente tranquilo y agradable. Es una situación compleja, que da para pensar. Así como a muchos de nosostros nos horrorizaría dormir en la calle, a muchos otros les resulta horrible dormir en refugios.
La vereda o las plazas son ámbitos públicos que no están pensados para que alguien viva allí. Por otro lado nuestra constitución dice que es un derecho humano fundamental el derecho a la vivienda. Pero no todos pueden alquilar un cuarto de pensión, y de poder hacerlo prefieren utilizar sus escasos recursos económicos en otra cosa.
Menudo problema!

Olegario dijo...

Es natural que hagamos mal uso de los bienes ajenos. Lo que debería llamarnos la atención es que en poco tiempo, para lo que son los tiempos de la evolución humana, hayamos logrado civilizarnos y organizarnos de modo tal, que el respeto a los bienes ajenos es más frecuente que la falta de respeto.

Ernesto dijo...

Abusamos de los bienes que nos proporciona la empresa donde trabajamos y la empresa abusa de nuestra fuerza de trabajo.

Lucas dijo...

Lo peor es abusar de las personas apodrándonos de ellas. Creo que nadie se salva de ser al menos algo posesivo con las personas que quiere. Se puede llegar a límites que sólo son propios de nuestra especie, cuando de ser posesivos se trata. Esto pasa entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre hermanos, entre amigos.

Margarita dijo...

Dicen que las mujeres somos más posesivas que los hombres. Puede ser. Pero cuando los hombres son posesivos con las mujeres, llegan, con mucho más frecuencia, a herir físicamente y matar. Esto pasa porque son más fuertes, por su superioridad física. Las mujeres somos más de destrozar por el lado psicológico.

Luis dijo...

En mi ciudad me siento como en casa porque afortunadamente, no tengo demasiados problemas de convivencia.