lunes, 16 de julio de 2012

El nacimiento de un hermano



El nacimiento de un hermano es emocionalmente similar a la ruina económica.

Pensemos en alguien que pierde la mitad de sus bienes. 

El  golpe emocional es tan duro que subjetivamente piensa que lo ha perdido todo. Nunca le había pasado. Está desolado, angustiado. Desesperado.

Quienes lo rodean sin embargo, no solo no se dan cuenta de su infortunio, sino que además se muestran muy felices y no falta quien venga a felicitarlo, con gritos de alegría exagerada: «¡Te felicito! ¡Ahora sí que estarás bien!».

El desconcierto no podría ser mayor: si en momentos de tanta desgracia los demás se alegran, entonces también se ha quedado solo porque esos que lo felicitan, son dichosos con su dolor: son sus enemigos.

Pero a pesar de haber comprendido que son sus enemigos no puede abandonarlos, huir, porque por su pobreza ¡no tiene adónde ir!

Sin embargo continúan ayudándolo, le dan de comer, lo abrigan, no lo expulsan, ... y nadie lo consuela sino que su brusco empobrecimiento parece alegrarlos, su desgracia les provoca felicidad. ¡¡Qué hacer!!

No tiene ninguna idea, solo hace torpes intentos de exigir que le devuelvan la riqueza que le robaron, pero los demás parecen enojarse, se ponen de mal humor con los reclamos.

Ha perdido sus bienes pero además ha podido constatar que los demás se alegran de su desgracia y que el robo más salvaje no es un delito: los que parecían aliados, apoyan al ladrón y, por si esto fuera poco, le exigen que ame a quien lo privó de casi todo.

Algo así son las sensaciones que siente un niño cuando nace un hermano. Los adultos que lo padecieron, han tenido la suerte de olvidarlo y por eso no comprenden el padecimiento de sus hijos cuando «le regalan un hermanito para que tenga con quien jugar».

(Este es el Artículo Nº 1.612)

9 comentarios:

Margarita dijo...

Escuché su lectura y me gustaron mucho las distintas entonaciones de la voz. De verdad, viví el drama!! Me lo leyó de modo tal que no podía dudarlo: cuando nació mi hermano no sé cómo no lo maté.

Javier dijo...

A veces los niños pequeños se sienten solos y le piden a sus padres un objeto acompañante. Puede ser un perrito o un hermano.

Selva dijo...

Quizás el niño no sienta que los demás son dichosos con su dolor, sino que no comprenden lo que él está sintiendo, y lo que es peor: se siente un monstruo, porque percibe que sólo él siente dolor y bronca. Cree que debería estar alegre como mamá y papá. Se siente malo, triste, enojado, monstruoso.

Gabriela dijo...

Cuando iba a nacer mi hermano, tenía un verdadero problema. Me preguntaban: ¨¿qué querés que sea, nena o varón?¨. Y yo pensaba... si es nena puede ser más linda que yo, y si es varón puede que se suba más alto a los árboles...

Marcos dijo...

Menos mal que los nueve meses de embarazo le dan un tiempito al niño, para adaptarse a la idea de un hermano.

Carlos dijo...

Lo que no sé es cómo hacemos después de tener un hermano, para seguir entendiendo o empezar a entender, que robar está mal.

Elena dijo...

Si un hijo único tiene su primer hermano a los cinco años... Agarrate Catalina!!!

Antonio dijo...

Cuando hay una diferencia de más de 7 años (por decir algo) entre dos hermanos, al momento del nacimiento las cosas son más fáciles. Igual se complican luego, cuando van desarrollándose los vínculos y cada uno ve cuál es el estilo relacional que tienen los padres con cada uno.

Silvana dijo...

Pasar por la situación de tener que elaborar -como se pueda- la realidad de tener un hermano, es algo que te obliga a madurar.