miércoles, 5 de diciembre de 2007

Neurotransmisores - Gragea Nº 22

Cuando en el presente nos dedicamos a pensar en el pasado, hacemos algo que no tiene futuro.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo despegarme del pasado para pensar mi futuro.
Es demasiado complicado todo lo que he pasado y tengo horror a que me vuelva a suceder.
Me parece también que tengo cosas muy lindas que he vivido y que recordarlas me hace mucho bien. No creo que pueda abandonar ni el cigarrillo ni los recuerdos. Es más, cuando mejor recuerdo es fumando.

Anónimo dijo...

Los jíbaros te reducía el cráneo y este post también, porque si yo tengo que pensar sólo en el presente porque incluir el pasado no tiene futuro, entonces se me reduce el pensamiento.

Anónimo dijo...

Bueno, el psicoanálisis es muy de agarrar para atrás en el tiempo... No sé si este psicoanalista no se está contradiciendo...

Anónimo dijo...

No hace mucho que empecé a probar de creerme que todos los días son el primero y el último de mi vida.

No es fácil pensar así, pero capaz que obtengo algún resultado.

Tengo poca paciencia y capaz que en cualquier momento me vuelvo nostálgico y futurólogo. Por ahora me estoy aguantando.

Anónimo dijo...

Una cosa es digerir lo que uno comió (en el pasado) y otra cosa es rumiarlo.

La sentencia del post vale para cuando uno se dedica a la nostalgia o al rencor. Ahí el recuerdo es un mamarracho, es como un ancla.

Otra cosa que se me ocurre es que para algunas personas es difícil darse cuenta en qué época están viviendo ahora. He conocido personas que hablan como jovencitos y niños que hablan como si fueran adultos.

Este parece otro tema pero no lo es. Estar ubicado en el tiempo, es tan importante (y difícil) como estar ubicado en el papel que tenemos (padre, amigo, patrón). A veces es difícil estar ubicado en el lugar (uno no sabe si está en el trabajo o en el club).

¡Es bastante fácil desubicarse!

Anónimo dijo...

¡¡Eh, che, psicólogo!! ¡¡No seas malo!! La realidad no es tan loca que las cosas que pasaron ayer jamás vayan a volver a pasar. Si uno aprendió que la delincuencia no paga, mejor que lo tome como una enseñanza que le hizo el pasado al presente. Si no lo toma en cuenta, puede volver a meter la pata y tropezar dos veces con la misma piedra. Y así con todos los errores que uno comete por descuidado, mal aconsejado, ignorante, atropellado, avaro, inmaduro.

Por lo menos como enseñanza, el pasado hay que tenerlo en cuenta para poder tener un futuro.

Anónimo dijo...

Soy muy débil y todo me cuestan un montonaso. Para que me rindan más las pocas fuerzas que tengo (soy asmático, diabético y tuve polio cuando era chico), sólo pienso en el presente. Cada vez que me vienen ideas del pasado, se que me van a distraer y que tendré que interrumpir lo que tengo que resolver ya para tomar un descanso. He logrado tener una familia numerosa -5 hijos que por suerte salieron normales como la madre- pero tengo que extremar mi habilidad para no distraerme en pensamientos inútiles. La fortuna que tengo ha sido un logro obtenido con sangre, sudor y lágrimas. A veces veo como se quejan otras personas que no han tenido tantos obstáculos y me causan un poco de gracia, pero no demasiado porque tampoco puedo perder energía vanagloriándome.

Anónimo dijo...

Para mi es necesario pensar en el pasado porque me angustia mucho mucho el futuro.

Quiero casarme y no tengo novio; quiero tener hijos (por lo menos 2) y no sé si soy fértil (mi hermana está en tratamiento desde hace dos años y no puede quedar embarazada).

Mi padre murió hace muchos años de un síncope cardíaco y no sé si yo heredé esa predisposición y también me moriré a los 42 años como él.

Es tanto lo que no sé del futuro y tantas cosas en el pasado que me anuncian cosas graves, que no puedo vivir el presente.

Anónimo dijo...

No tengo más remedio que pensar en el pasado porque es lo único que tengo y que tendré.
No soporto como mi cabeza, noche tras noche, me lleva a recorrer el álbum de los novios que tuve y que por ache o be, hoy estan ennoviados con alguna conocida y hasta uno de ello ya casado y con un niño. A este lo terminé porque él me amaba y yo me creí que era poco para mí. Se lo presenté a quien hoy es su mujer y madre de su hijo. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Dónde voy a terminar regalando así lo que alguna vez fue enteramente mío?

Con todo lo que hice en el pasado creo que maté a mi futuro.

Anónimo dijo...

En algún lugar leí que la memoria sirve tanto para recordar como para olvidar.

Cuando uno oye decir que 'todo tiempo pasado fue mejor' es probable que así sea, pero no en la realidad sino en el recuerdo, una vez que la memoria quitó toda la hojarasca de las cosas feas que tuvieron aquellos recuerdos dorados.

Las cosas las vivimos llenas de dificultades, temores, enojos, cansancio y ésto es como si fuera algo lleno de barro, de polvo, de estiercol. Después que pasó un buen tiempo, la memora limpia ese acontecimiento de toda la suciedad y se nos aparece como preciosa, pulcra, prolija, plenamente disfrutable.

Todo tiempo pasado fue mejor porque la desmemoria hizo su trabajo de limpieza.

Anónimo dijo...

Si bien me queda claro que el posteador juega con los conceptos pasado-presente-futuro de manera divertida, igualmente me recuerdo cómo muchas personas están convencidas de que es posible saber qué sucederá y se largan con entusiasmo delirante a tirar vaticinios.

Pero lo que me pone fulo es la raza que luego de ocurridos los acontecimientos,jura y rejura que él (o ella) sabía que iba a suceder (lo que finalmente sucedió) en el grado de obviedad.

Recién llevo 3 años de análisis y espero que dentro de poco también logre superar esta reacción tan infantil ante algo tan poco significante.

Anónimo dijo...

casi siempre estoy rumiando el pasado, salvo cuando el momento en el que estoy es intenso, para bien o para mal.
eso no me molesta en sí mismo, pero me vuelve una persona muy distraída y poco eficiente cuando lo que estoy haciendo no me interesa demasiado.
pero me gusta darme cuenta que cuando hablo con otra persona_ con la palabra, con la escritura o con el cuerpo_ estoy allí en tiempo presente.
mi atención se focaliza y el otro pasa, por el milagro, a ser el centro de todo