martes, 11 de diciembre de 2007

Neurotransmisores - Gragea Nº 27

La publicidad registra una escalada de falsedades de tal magnitud que ya comenzó a desarrollarse el hábito en los consumidores de probar aquello que sea menos publicitado para luego juzgar por sí mismos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé el problema mío son los spam. Quisiera matar a todos los spamers.

Anónimo dijo...

Cuando la gente compra algo por la propaganda, está pagando dentro del precio de lo que compra, no solamente la propaganda que le llegó a ella sino también toda la propaganda que le llegó a las miles de personas que no lo compran.

Anónimo dijo...

Pero no es que la publicidad siempre mintió? No es que se trata de propalar una cantidad de exageraciones? Ud dice que estamos entrando en una etapa en la que las personas finalmente nos dimos cuenta de cómo funciona?

Si es así, no me doy cuenta. Para mí que los estilos de publicidad se van adaptando a las diferentes épocas pero sin perder esa cualidad de engañar, seducir, exagerar, sugestionar, estimular, provocar imitación.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo! Mi razonamiento lo he expuesto ante muchas personas y aún no encontré a quien lo rebatiera con argumentos.
La empresa que tiene mucho dinero para hacer propaganda durante largas temporadas, está demostrando que lo que ofrece es adquirido por el público y eso me indica que está haciendo las cosas bien, que el precio que cobra es justo, que las mayoría de los consumidores lo adquiere por segunda vez ratificando su primera apreciación.
Por el contrario, quienes no tienen presencia en la publicidad es propio de los recién llegados, de los que se exponen muy poco al riesgo y que tanto les da generar satisfacción como no.