jueves, 6 de diciembre de 2007

Neurotransmisores - Gragea Nº 23

Un gurú en ventas me confesó que él se lee los obituarios y busca el teléfono del recién fallecido. Tres meses después llama «como por casualidad» y pregunta: ¿Es ahí que se vende un inmueble (o lo que esté interesado en comprar a buen precio)?

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca había escuchado una cosa así y me deja bastante perpleja.

En mi familia han ocurrido varios fallecimientos y nunca nadie llamó (que yo sepa)a pregunar 'como por casualidad' si vendíamos algo.

De todos modos sí tuvimos que vender una cantidad de cosas y hasta hubiera sido muy bien venido alguien interesado en comprar cosas que al final terminamos regalando o malvendiendo.

Anónimo dijo...

La prensa escrita parece estar en vías de extinción -como quizás también suceda con la telefonía básica-, pero lo que quería decir es que la lectura de un diario de papel aporta datos sobre las prioridades del lector.

Hay quienes primero leen lo más apeticible y dejan para el final lo que menos les interesa. Para mí que en el fondo -muy en el fondo- estas personas le temen a la muerte súbita. Si la parca los sorprende leyendo el diario, habrán de morirse aprovechando el máximo hasta último momento.

Como estrategia no está nada mal.

Anónimo dijo...

Cuando yo me fui a casar empecé a recibir publicidad sobre cosas que compran los que se casan: fotografía, filmaciones, ajuar, muebles, electrodomésticos.

Demoré mucho tiempo en darme cuenta que esos vendedores (no sé que quiere decir gurú en ventas)sacaron nuestros datos de la publicación oficial de nuestro futuro matrimonio.

Esta es otra forma de tratar de vender, aunque confieso que a esos que me mandaron la propaganda fue a los únicos que no hubiera contratado. Me molesta que me anden detrás para ofrecerme esto o aquello.

Como mi marido es de izquierda, nos fuimos de luna de miel a Cuba y casi me vuelvo loca con la cantidad de gente que se nos pegaba para vendernos cualquier cosa. Él reconoció que eran unos fastidiosos pero claro pobre, como es de izquierda tuvo que conservar la calma.

Anónimo dijo...

Brenda: Gurú es una especie de líder espiritual. En el ambiente de los asesores, se les llamá así -por extensión- a los que tienen tanto carisma como para formar una corriente de pensamiento con sus ideas.

En este caso 'gurú en ventas' sería alguien que resulta muy persuasivo como docente de esa disciplina.

Capaz que no volvés a leer tu comentario, pero te dejo una palmada en tu cola justo aquí (a tu esposo no le contamos porque yo soy de Aznar ¿Vale?).

Anónimo dijo...

¡¡Me hiciste acordar, psico!!
Cuando era chico, vivíamos en un humilde aglomerado de viviendas chiquitas, oscuras y con olor a humedad, que pertenecían a un señor que tenía auto!!

Todos los meses pasaba a cobrar los alquileres y ese día era trágico para la mayoría de la población. Algunos desaparecían, otros lo hacían golpear la puerta durante mucho rato, otros le entregaban el dinero y no le agarraban el papelito de recibo.

Mi mamá casi se muere cuando hice uso de un lenguaje que -después supe- estaba restringido al uso familiar. Antes de que él golpeara a mi puerta, la abrí y grité: "¡Mamá, llegó El Buitre!"

Anónimo dijo...

Capaz que es un recuerdo equivocado pero la película Zorba el Griego me impresionó muchísimo cuando la vi por primera vez y me parece que había una escena en la que cuando algunos vecinos se enteraron de que una persona estaba por morir, empezaron a merodear por su vivienda con el evidente propósito de saquear su morada.

Otra cosa que recuerdo es que alguien me dijo que el Ser Humano contiene en su forma de ser las particularidades de todos los animales y en ésto que yo recuerdo me hace pensar en un carroñero, que por supuesto es muy necesario en el ecosistema donde vive por naturaleza, pero que entre las personas queda muy feo.

Anónimo dijo...

Este post me hace acordar a otra cosa que quizá no tenga mucho que ver, pero que se refiere a la costumbre popular y universal de regatear. Cuando participé en un grupo de sesenta personas dando la vuelta al mundo durante más de ocho meses, conocí actitudes que después nunca más pude volver a observar. Algunos de los integrantes del grupo tenía unas actitudes regateadoras que los hacían entrar en una especie de trance alocado, perdiendo casi el juicio durante 'las negociaciones' pero también por un largo rato posterior.
Estas escenas que me recordaban a las peleas de gallos que vimos en México, eran horribles y supongo que si llego a nacer unas cuantas veces más, nunca podré caer en esos combates verbales y pantomímicos.

Anónimo dijo...

Si, las maneras de comprar barato algo suelen no ser muy santas que digamos. Cuando uno compra lo mismo a menos precio, alguien sale perdiendo. Hay un poquito de robo en comprar barato.
Como las ventas se facilitan cuando el precio es tentador (a mí me pasa como comprador), un vendedor (sea o no gurú :-))tiene que aguzar todo el ingenio para comprar mucho con poco dinero.
El ejemplo del post se basa en el ingenio del personaje pero existen otras modalidades mucho más crueles y violentas como son pagar con mucho diferimiento para que ese dinero pueda ser rentable estando en nuestro bolsillo cuando en realidad conrrespondería que estuviera en el bolsillo del que nos vendió y le cuesta tanto cobrarnos. Con esta metodología, tan usada por los grandes compradores, el vendedor suele quedan en una situación muy desventajosa... pero sucede por más cruel que parezca.

Anónimo dijo...

Estoy seguro de que sp estamos rigurosamente vigilados y que gente muy inteligente nos acecha desde Internet o desde Google Earth. Por más cerraduras que uno ponga y cortinados o que sólo salga de noche con vidrios polarizados en el coche, sp estamos vigilados y nos pasan cosas explicables sólo si tenemos en cuenta a estos espías.

Anónimo dijo...

Con mucha picardía que debería ser definida como malicia, cuando tenía junto a mis amigos-cómplices-secuaces interminables horas de descanso de otras tantas de aburrimiento, pergeniamos ayudar al más bonachón que estaba al borde de la desesperación porque una motocicleta que se vendía estaba por encima de sus ahorros y el dueño ya se había negado a rebajarle el precio.
Nuestra maldad adolescente nos dio para que uno a uno fuéramos llamándolo para ofrecerle cada vez menos dinero, intentando así generarle una estado de pánico que lo obligara a reconsiderar la oferta (real)de nuestro compinche.
Por desgracia, así fue. Digo por desgracia porque después me envicié en utilizar la malignidad como pericia preferente y eso me costó muchos dolores de cabeza.