viernes, 16 de mayo de 2008

«No tengo tiempo de tener ganas»

Es tan alta la censura al deseo propio que tenemos que mentir muy a menudo para no sentirnos mal.

Alguien nos invita a participar en cualquier evento poco atractivo y en lugar de responder cómodamente «No me gusta ir ahí; prefiero quedarme mirando un partido de cricket por televisión» le decimos «¡Ay, que lástima, no tengo tiempo. Ya me comprometí con Fulanito para hacer tal otra cosa...!»

Los argumentos evasivos que más he escuchado son: «No tengo tiempo»; «No tengo dinero»; «Me duele mucho acá».

Para un razonamiento adiestrado en psicoanálisis es posible deducir que el concepto “deseo” es equiparable al tiempo, al dinero y a la salud, porque veíamos en el párrafo anterior que el personaje sustituía el autocensurado «No tengo deseos» por la falta de tiempo, de dinero o de salud.

Esto demuestra que no nos autorizamos a tener un deseo que no sea el oficial, el «políticamente correcto», el esperado por los demás. El temor a ofender, a que nos dejen de querer, al abandono, nos restringe nuestra capacidad de satisfacer nuestros deseos y nos pone en el compromiso de satisfacer el deseo ajeno.

Este mínimo razonamiento podría resumirse en que respetamos menos nuestro deseo que el deseo ajeno y que esta selección adversa la realizamos por cobardía.

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12 comentarios:

JAVIER dijo...

Es muy diferente responder:"Disculpa no me apetece ir o hacer tal o cual cosa" que decir "NO TENGO GANAS". Por sobre todo esta el respeto a los demas que a su vez es tenerse respeto y no es "cobardia". Hay que saber cuando decir "NO" y como decirlo.El que tiene una personalidad definida y se siente seguro de si mismo hara lo que desea o ira donde se le antoje. Solo la persona insegura ira donde la voluntad de los demas decida...Saludos ( http://navegandoentreletras.blogspot.com )

Anónimo dijo...

Entre las personas que más frecuento, lo que predominan son los problemas de salud. Tenemos mucho respeto por el malestar como causa determinante de decisiones de cualquier calibre. El cuerpo es el rey. El decide si voy o no voy, si quiero o no quiero. A veces puedo convencerlo con algún medicamente que lo distraiga.

Anónimo dijo...

Se ve que el psicoanálisis salió de Estados Unidos porque allá siempre dijeron que "el tiempo es oro" y ud dice que tiempo y dinero son deseo, o sea...

Anónimo dijo...

Estoy un poco de acuerdo con Javier en que suena mal educado quien dice directamente "No tengo ganas". Estamos acostumbrados a la mentira piadosa y la sinceridad cruda es violenta, grosera.

Una cosa que a mí me pasa es que no estoy segura de que algún día no tenga que aceptar esa misma invitación y si yo dijera la verdad total la otra persona puede pensar que jamás me gustaría hacer eso.

Además de buena educación también es una forma de ser precavida.

Anónimo dijo...

Parece que acá el tema es otro. Se está tratando de dar argumentos a favor de que no somos o no nos dejan ser respetuosos de nuestro deseo más auténtico.

Es sólo una prueba más. Me parece entender que no se está sugiriendo adoptar algo que quede por fuera de los usos y costumbres. Más bien parece que la idea es descubrir indicios de cómo estamos inconcientemente encarcelados.

Quizá, como todo es mejorable, el artículo podría haber sido redactado de mejor manera.

Anónimo dijo...

Hace unos días se festejó el dia de la madre y tuve que hacerle un regalo a la señora que me crió pero con quien no tengo ninguna buena relacion, pero los hijos reales de ella sentí que me miraban como acusandome de ser un desagradecido si no le regalaba algo.

Mi verdadero gusto hubiera sido no regalarle nada ni siquiera llamarla para saludarla, pero igual tuve que aflojar y comprar un regalo como un alcahuete.

Anónimo dijo...

Creo que es muy verdadero que una cantidad de cosas no se pueden hacer porque uno tiene poco dinero. No es ningún argumento por cobardía sino pobreza, escasez, dificultades económicas, es una triste realidad.

Anónimo dijo...

Uno de mis deseos más fervientes es que al morir vaya al paraíso y que ahí sólo exista la verdad, la sinceridad y que no exista nada, nada de mentira.

Quiero poder decirle a muchas personas que las amo y a muchas otras que no las amo. Me haría sentir muy feliz poder hacerlo, pero sé que no puedo y no puedo porque me da miedo que los demás sepan sobre mis sentimientos.

Anónimo dijo...

¡Nadie se imagina cuantos años estuve preocupado por el largo de mi nariz! Cuando decía alguna mentira imprescindible me miraba mil veces en el espejo.

Anónimo dijo...

El noventa por ciento de las cosas que hago o dejo de hacer responden al estricto reglamento que tiene mi madre y mi hermana conmigo.

Ellos me vigilan severamente. No me pierden pisada. Están enterados de todo. Yo no sé cómo hacen. Cada vez que oculto algún dato por discreción, al poco tiempo se enteran. ¿Hablaré dormida?

Anónimo dijo...

Eso de relacionar el deseo con la salud me hace acordar a una documental que vi hace poco sobre las enfermedades psicosomáticas. Ahí decían que todas los son y me cuesta creer que uno desee tener algunas enfermedades que son horribles.

Carlos dijo...

Alfredo: el psicoanálisis "salió" de Austria.