Nuestro cuerpo, cuando goza de buena salud, está permanentemente haciendo transacciones económicas.
Recibe alimentos (aire, líquidos, sólidos) y los transforma en energía para solventar los gastos que hace el dueño del cuerpo para conseguir esos mismos alimentos.
Nuestro cuerpo no para de trabajar. No sería justo decir que es como una máquina porque en realidad inventamos las máquinas copiando el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Los desarreglos orgánicos se parecen mucho a los desarreglos económicos. Cuando gastamos más de lo que ganamos, nos empobrecemos. Cuando comemos menos de lo necesario, nos debilitamos.
Esta comparación entre la economía doméstica y la alimentación está presente en nuestros inconcientes pero nuestra cultura no acostumbra asociarlos y por lo tanto los consideramos temas independientes, desvinculados entre sí.
Les comento un argumento para fundamentar mi intención de comparar la economía doméstica con el funcionamiento de nuestro cuerpo.
En nuestra cultura está de moda —desde hace más de 100 años—, la delgadez (esto es, ingerir lo imprescindible) y también está de moda no ahorrar, esto es, ganar lo imprescindible.
Para mantenernos en forma, está de moda hacer mucha actividad física, es decir, gastar y gastar energía voluntariamente. Simultáneamente también está de moda comprar todo lo posible, consumir, gastar y gastar dinero voluntariamente.
La moda es tener cuerpos y billeteras lo más «flacas» posible. La gran pregunta es: ¿Nos conviene seguir esta moda o esta moda sólo le sirve a quienes utilizan su poder de generar tendencias culturales con fines de aumentar sus patrimonios?
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13 comentarios:
Me parece que "estamos engordando flacos".
Hay que correr y correr. Cada vez corro más rápido y los que andan conmigo también.
Ahora lo veo: gastar calorías y gastar dinero. Consumismo corporal y económico.
Los que se están llevando todo el dinero son los médicos y las religiones nuevas.
Corriendo me siento mucho mejor. Duermo bien, El cuerpo me funciona perfectamente, Estoy de buen humor. NO hay nada mejor, Créanme.
Consumir por vicio no es negocio y hacer de la vida una cena eterna tampoco.
Cuando estoy constipada, las transacciones económicas de mi cuerpo se complican.
El cuerpo de mi novio es LA máquina, a partir de él se inventó todo lo demás.
La caída de la bolsa se parece al vómito de Zeus sobre el mundo.
Y los desarreglos menstruales se parecen mucho al embarazo.
Como mucho y gasto poco, así puedo comer mucho, de manera que gasto poco porque ya no me queda mucho por gastar después de que compré para comer mucho y gastar en lo demás poco.
Cuando gastamos más de lo que ganamos pedimos crédito y de tanto en tanto, como todos hacemos lo mismo, el castillo de naipes se cae.
Si comés más de lo necesario engordás y empobrecés tu vida sexual.
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