martes, 9 de diciembre de 2008

«Niño, alcánzame la pinza»

El invento de máquinas capaces de multiplicar la producción de bienes modificó el campo laboral en Europa a partir de 1750.

Lo que antes se hacía en los hogares fue dejando lugar a las concentraciones obreras en los establecimientos industriales.

La idea de explotación surgió rápidamente porque este fenómeno, comúnmente llamado Revolución Industrial, produjo grandes acumulaciones de riquezas en pocas familias.

El ambiente se caldeó y los sindicatos fueron (y siguen siendo) organizaciones que lucharon contra esas familias para mejorar el reparto de tantas ganancias.

Por supuesto que surgieron pensadores nostalgiosos que comenzaron a recordar y proponer el retorno a la perdida producción familiar, imaginada como plena de amor y felicidad.

En verdad no es tan así. La producción familiar también tiene sus conflictos, molestias, injusticias y sobre todo, ineficacias porque los padres de familia no siempre son los mejores gerentes del emprendimiento.

De todos modos y por lo que puedo ver, esta idea algo romántica está prevaleciendo y lo que hoy llamamos Mypes (de hasta 10 trabajadores) y Pymes (de hasta 20 trabajadores) son algo muy parecido al trabajo en familia.

Más aún, está en pleno desarrollo el Teletrabajo que permite que mucha gente produzca y negocie desde su casa y para todo el mundo utilizando la tecnología informática.

Quizá estemos recuperando algo agradable que tenía el siglo 18.

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguien dijo la historia vuelve a repetirse. Ojalá se repita lo bueno de la historia.

Anónimo dijo...

En mi familia, anualmente, preparamos todo para hacer algo juntos, pero después la idea se enfría.

Anónimo dijo...

El tele trabajo va a ser la gran solución para las madres.

Anónimo dijo...

La vida social es parte de la vida y estar siempre encerrada con la propia familia debe ser algo espantoso.

Anónimo dijo...

No quisiera desalentarlo pero me parece que la cantidad de dinero es como la cantidad de estatura o de peso o de inteligencia. Somos diferentes y chau.

otro chauuuuu

Anónimo dijo...

Marx se hizo una fiesta con los líos de la REvolución Industrial. ¡Mire que dio que hablar y que corrieron ríos de sangre con este tema! Stalin no dejó títere con cabeza y ya llevamos 50 años de la Revolución Cubana. Hay de todo!

Anónimo dijo...

Tuve una empresa familiar y NUNCA MAS!!!!!

Anónimo dijo...

Me pasa lo mismo que a Diógenes: Es un tema reiterativo en las reunión familiares después del segundo vaso de vino. Lo tengo calculado.

Anónimo dijo...

Es como todo. Algunas empresas familiares funcionan a las mil maravillas y otras terminan destruyendo a la propia familia.

Anónimo dijo...

Igualito que esa nena hago yo con el pan duro- para hacer budín de pan- aclaro. A mi marido le encanta y a mí me gusta que haga siempre el mismo comentario:"pero el mejor budín está acá" y me pellizca la cola.

Anónimo dijo...

Es cierto, el campo en Europa se llenó de humo negro.

Anónimo dijo...

Lo que surgió rápidamente no fue la idea de la explotación, fue la explotación, hombre!

Anónimo dijo...

Las mujeres de la familia gerenciamos mejor los emprendimientos que los hombres. Ellos arman castillos en el aire y después se ahogan en un vaso de agua. Nosotras somos las que estamos todos los días al pie del cañón.

Anónimo dijo...

La peor injusticia de la producción familiar es que las tareas más aburridas y tontas las dejan para que las hagamos los más jóvenes. Y claro, nadie se entera porque todo queda en familia. Después viene el viejo con el discurso de que a los 14 años lo más importante de mi vida es el estudio.

Anónimo dijo...

Las máquinas capaces de multiplicar la producción, nos sacaron la tarea central de la especie (que como ud. ha dicho de manera inteligente, es la reproducción) Los avances tecnológicos han hecho que los cuerpos no se necesiten, basta con donar unos óvulos y un poco de esperma; después a la proveta!

Anónimo dijo...

Yo creía que el teletrabajo era la gente que trabaja en la tele.