Un refrán dice: «Lo que ataca, si no mata, fortalece».
Por muchos motivos es legítimo pensar que la naturaleza es la que determina la ocurrencia de cada acontecimiento.
Todo funciona bien aunque la mente humana lo interprete como un caos. Tenemos dificultades para comprender la inmensidad del universo, la historia de millones de años y la lógica de lo que sucede.
Es posible suponer que la autorregulación propia de la naturaleza, se valga de ciertos accidentes para probar la viabilidad de los seres vivos.
En nuestra especie padecemos cataclismos, epidemias, guerras y crisis económicas.
Cada tanto algo termina con la vida de muchas personas.
Todo haría indicar que la mayoría de las víctimas vivían en condiciones precarias, por ser genéticamente más débiles, por estar enfermos u otras causas de vulnerabilidad.
Cuando las circunstancias atacan a grandes grupos humanos, mata a los más débiles pero fortalece a los más fuertes.
En el plano económico, las empresas funcionan como personas y también están expuestas a perecer o fortalecerse cuando se ven sometidas a una crisis.
Las empresas más débiles se caracterizan por deteriorar su vínculo con la sociedad, con los proveedores (dejan de pagar o no hacen acuerdos de pago), con los bancos, con la calidad del servicio a sus clientes y con sus empleados.
De una forma muy parecida a como reaccionan los individuos frente a los infortunios, las empresas pueden entrar en un círculo vicioso o pueden implementar estrategias de supervivencia que les permita llegar con vida al comienzo de tiempos más propicios.
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13 comentarios:
La más anciana de mi familia se la conoce por haber vivido medicada y haciendo algún tratamiento terapéutico (tiene 86 años).
Cada tanto la naturaleza pone la casa en orden y realiza algún exterminio.
Los incendios de bosques tienen objetivo similar.
A mi casa y familia le está haciendo falta un fenómeno natural.
"Lo que ataca si no mata fortalece", pero hay una excepción: el matrimonio. Cuando te ataca el deseo de matrimoniar, puede que no te mate, pero ternmináss hecho una piltrafa.
No creo que la Naturaleza haga que todo funcione bien. Somos nosotros los humanos, los que buscamos las consecuencias positivas de los desastres naturales.
La lógica de lo que sucede no existiría si no estuviésemos los seres humanos para inventarla.
A mi tío lo fulminó un rayo en el campo. Era estanciero, rico, sano e inteligente. Tenía 10 hijos.
Quizás era vulnerable por la envidia que causaba.
Yo pensaba que las empresas más débiles eran las más jóvenes; dicen que las mayoría de los emprendimientos no llegan al año de vida. Sin embargo he escuchado que también son muchas las viejas empresas que se funden. Pienso que en esos casos deben tener más influencia causas internas a la empresa que la coyuntura, ya que tantos años de existencia demostraron que la institución fue capaz de sortear situaciones externas favorables y desfavorables.
En los momentos más difíciles, justamente mi estrategia es esa: sólo intentar sobrevivir, con la esperanza de que llegarán tiempos mejores.
Todo es caos, hasta que la mente humana es capaz de imponer algún tipo de orden.
Cuando comenzamos a usar nuestro sentido de la vista, por ej, no conocemos lo que vemos, la figura no se destaca sobre el fondo, vemos el caos. Luego nuestro cerebro ordena los objetos, aprende que poseen un nombre, que tienen una utilidad, que pueden moverse de lugar, y mil etcéteras más.
Descifrar todos los códigos que expresa el rostro humano, a través de los gestos de la boca, los ojos, las cejas, es un aprendizaje que el niño hace a una velocidad asombrosa.
Para nuestra empresa ya no volverán aquellos tiempos de oro. Cada vez se vuelve más difícil contrabandear las billeteras de cuero de cocodrilo.
Cuando una empresa deja de dar ganancias, sus dueños están en el legítimo derecho de cerrarla. Los empleados que quedan sin trabajo, deberán buscar otro o generarse uno propio. Sin embargo estamos acostumbrados a que los obreros se crean con derecho a mantener su fuente de trabajo a como de lugar, ocupando la fábrica y obligandonos a llamar a la fuerza pública para terminar con el conflicto.
Con respecto al comentario anterior, una buena solución a ese tipo de problemas tan frecuentes, es (cuando esto es posible) vender la planta física y las máquinas o implementos de trabajo a los obreros, quienes tendrán la posibilidad de formar una cooperativa y hacer el intento de sanear la empresa y volverla viable.
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