La sugestión es curativa. El cerebro puede reaccionar de maneras espectaculares ante una creencia.
Cuando estamos más vulnerables que de costumbre (enfermos, tristes, desorientados, confundidos), el cerebro está dispuesto a perder racionalidad dado el estado de excepción.
En lugar de ser riguroso, estructurado, escrupuloso, puede convertirse en místico, crédulo y supersticioso.
El circuito de curadores por medio de la sugestión (curanderos, chamanes, brujos, magos) suele no cobrar honorarios y cuando los cobra, no son preestablecidos por él sino determinados por la voluntad y la capacidad económica del paciente.
Hace semanas recordaba con ustedes (1) la famosa frase dicha por el artista español Pablo Picasso (1881 - 1973): "A los doce años sabía dibujar como Rafael, pero necesité toda una vida para aprender a pintar como un niño."
Uno de los contenidos de esta idea refiere a la portentosa capacidad del cerebro infantil para creer, sugestionarse y confiar (tener fe).
La recuperación de la salud perdida pasa a ser un objetivo prioritario. Nuestro instinto de conservación así lo impone.
Cuando la racionalidad nos lo permite, accedemos a la autocuración asistida que nos ofrecen los curadores místicos, religiosos, mágicos.
Y en este contexto el dinero cambia de categoría porque para curarnos recurrimos a la infantilización (mecanismo psicológico llamado regresión).
Una de las características de ese niño al que quiso acceder Picasso, es la ausencia del dinero. Los vínculos entre el enfermo y los sanadores más efectivos deja de ser por lo que el consultante tiene (dinero) y pasa a ser por lo que el consultante es (un semejante que necesita ayuda porque está enfermo).
(1) Pablo Picasso pregunta:
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13 comentarios:
entonces estando enfermo nos aliviamos (de la responsabilidad)
En un par de ocasiones en las que estuve realmente triste y desesperada, la angustia me llevó a tener fe por unas horas. Hace poco me sucedió que me dormí creyendo en Dios y desperté completamente atea.
Opino que estamos en condiciones de curarnos cuando acudimos a pedir ayuda. Luego podrá resultar que nos curemos o no, pero esa disposición a creer que podemos buscar un alivio, es el puntapié incial para lograr cambios. En realidad, creo que no es tanto el médico o terapeuta quien obra en nosotros, sino que por el contrario, somos nosotros los que nos ponemos en disponibilidad para lograr cambios.
Entonces lo que quizo decir Picasso fue que al final de su vida pudo volver a creer?
El hecho de sentirse poca cosa, de sentirse una incomodidad o una basura, puede llevar al ser humano a tener delirios de grandeza, megalomanías, que compenzan ese sentimiento de inferioridad tan penoso.
No entendí tu conclusión final.
Antes concurría a atenderme con un psiquiatra que me hizo el siguiente planteo: "antes que nada ud debe saber qué es lo que tiene" y me largó un diagnóstico muy preciso.
Ese psiquiatra no establecía un buen nivel de comunicación conmigo, así que decidí cambiar de psiquiatra. Esta vez el discurso del profesional fue diametralmente opuesto; me dijo: "nadie la conoce mejor de lo que se conoce ud misma, el diagnóstico no es infalible y además nos encorseta, podemos trabajar mejor desde lo vivencial, dejando al diagnóstico en un lugar secundario"
sé muy bien lo que tengo, pero tengo poca idea de lo que soy
¿Cómo que cuando la racionalidad lo permite recurrimos a los curadores místicos?
El instinto de conservación puede llevarte a abandonar la realidad compartida y sumergirte en una realidad subjetiva.
Y claro! a Picasso dejó de importarle el dinero cuando ya lo tenía en abundancia.
La única manera que conseguia atenciones de mis padres era cuando enfermaba.
Lamentablemente ahora puedo enfermarme tranquila, a nadie le importa.
Me parece que los profesionales que en lugar de cobrar su dinero cobran sus HONORARIOS están pensando algo de esto de trabajar por el honor.
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