viernes, 17 de diciembre de 2010

La fobia al dinero es una vacuna

Estamos cursando una época del año (diciembre de 2010) en el que tradicionalmente aumentan las compras.

En casi todos los países, los asalariados reciben un aguinaldo, que —si ya no fue gastado anticipadamente—, estará destinado en gran parte a comprar objetos de variada índole, adornos, máquinas, alimentos especiales, regalos.

La pasión por adquirir es la misma que la pasión por tener dinero, por enriquecerse, por ahorrar.

Efectivamente, en tanto el dinero es una mercancía (sólo que puede canjearse por cualquier otra), el gusto por comprar y por ganar dinero, son similares, aunque parecerían opuestos porque toda compra implica un desembolso de dinero.

Se puede afirmar que a una mayoría le resulta más difícil hablar de dinero (ingresos, patrimonio, administración, expectativas, ambición, escrúpulos para ganarlo) que de su propia sexualidad.

Esta dificultad para poder hablar de dinero lo convierte en un tema misterioso, tabú, incontrolable.

Las necesidades y deseos en general, suelen tener un límite tangible.

El placer por pasear, divertirse, comer, beber y tener sexo están controlados por nuestro cuerpo que emite señales de saciedad muy ejecutivas, inhibitorias, coactivas.

Ante cualquier exceso, sentimos un desgano que nos obliga a interrumpir la acción.

Sin embargo, con la pasión adquisitiva (de dinero o de objetos), esto nunca ocurre.

El descontrol en los gastos nos provoca problemas de larga duración (escasez, endeudamiento, pérdidas), mientras que la ambición desmedida, parece no tener fin y quien la padece sufre una esclavitud que paradójicamente, otros no comprenden en tanto suele ser motivo de envidia.

En suma: esta falta de control orgánico sobre nuestras necesidades o deseos de adquirir dinero, podemos resolverla con una drástica actitud opuesta, es decir, con una fobia (al dinero) que provocará una pobreza patológica.

La ambición y consumismo descontrolados, generan ansiedad, pánico, miedo. La fobia al dinero, canjea tranquilidad por pobreza.

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12 comentarios:

Luján dijo...

Gracias a Dios y a la Virgen, he optado por llevar una vida frugal. De no hacerlo así, habría caído en el peor de los descontroles. Me parece que dentro de todo he pagado un precio bajo por una mejor calidad de vida.

Yuri dijo...

Yo pongo el dinero a plazo fijo, para mí es la mejor solución.

Selva dijo...

En Uruguay abrieron en estos días los préstamos para jubilados y pensionistas. Un montón de gente fue a sacar número temprano y luego esperó varias horas para ser atendida. Algunos de ellos dicen que trabajaron toda la vida y que ahora no les queda otra que bicicletear la plata, recurriendo a los préstamos.
Evidentemente se trata de personas que en su vida laboral tuvieron ingresos bajos. Una vez jubiliados, reciben un ingreso paupérrimo. Resulta evidente que para no sufrir lo mismo deberíamos procurar buenos ingresos durante nuestra vida laboral.
En mi caso personal, lograr mejores ingresos implicaría un riesgo importante, porque creo haber comprobado, tras unos cuantos fracasos, que mi capacidad de trabajo, por motivos que nada tienen que ver con la holgazanería, es limitada. De todos modos no dejo de apostar al cambio, sobre todo porque me siento acuciada, ya que me atemoriza una vejez con sus complicaciones naturales, a las que se sumarían las económicas.

Laura dijo...

Este año me revelé; no regalo nada. Salvo a mis hijos, que todavía creen en Papá Noel y los Reyes. Y claro, mis sobrinos también. Pero a los adultos nada... aunque mi madre siempre me hace regalos tan lindos. Si no tengo alguna atención con ella se va a ofender. Y mi hermano! No le puedo regalar cualquier pavada porque te la desprecia; es una macana, el gana más que yo y eso no lo toma en cuenta.
Al final no regalar es más complicado que meterse en algun gasto!

Evaristo dijo...

Hay personas que si no viven en el exceso, no se sienten vivas. Es como el psicótico que necesita cortarse para sentir su cuerpo.

Eloísa dijo...

Padezco de fobia al dinero porque lo gasto enseguida y después paso necesidad. Entonces compré chanchitas de cerámica. Preciosas, de todos los colores, con lunares, con rayitas; son divinas. Supuse que me daría pena romperlas. En ellas guardo los billetes de mil pesos. Tengo como veinte chanchitas. Un día se me ocurrió que podía multiplicar mis ingresos si compraba chanchitos y esperaba a que las chanchitas tuvieran cría. Así lo hice. Hoy tengo más de cien porcinitos, a cual más simpático. A todos les doy billetes de mil pesos, no me gusta hacer diferencias, sino se arma chiquero.
Hace poco mi hermana me hizo notar (la muy víbora), que si seguía guardando la plata iba a terminar desnutrida y con corte de luz. Ella porque no entiende la pasión coleccionista, el amoroso cuidado que reciben mis chanchos me hace feliz, recibo mucho más de lo que doy, entienden? . Pero claro, ella cómo va a entender. Es como tirarle margaritas a los chanchos.

Morgana dijo...

Soy insaciable. Necesito gastar, comprar, aunque no precise lo que compro. Mi psicóloga me dijo que eso se debe a la falta de afecto que sufrí en mi niñez, cuando por haber nacido séptima hija mujer, mis hermanas y hasta mis propios padres, guardaban las escobas en mi cuarto, con la esperanza de que me fuera algún día.

la gordis dijo...

Por no sé que problema que tengo, la sensación de saciedad cuando como, nunca me llega.
Estoy harta. Ya no quiero vivir más así... Opa! capaz que mi hartazgo hacia la vida está siendo compensado con ese machacón atiborramiento con la comida..

Roque dijo...

No siempre fue así. En otras épocas de la historia, ni el dinero, ni el sexo eran temas tabú. En qué va, no sé. Capaz que la brutalidad del sistema capitalista, nos impone pudor por lo que somos capaces de hacer para ganar dinero. Y en cuanto al sexo, la propiedad privada de los bienes puede haber impregnado nuestro comportamiento sexual.

Martín dijo...

Para mí el misterio pasa por otro lado. Mi vieja gana rebién pero tiene terror de que yo gaste demasiado. Dice que mientras no gane mi propio dinero, me va a dar lo que considere apropiado. Lo apropiado para ella, no me alcanza ni para el desodorante.
Algún día me las va a pagar.

CHECHU dijo...

ESCRUPULOS SON PRETEXTOS DE LOS DEBILES

Marta dijo...

Hay más pasión por gastar que por ahorrar.