Los controles de calidad se aplican a los proveedores (comerciantes, fabricantes, servicios) pero estos necesitan seleccionar a los mejores clientes-usuarios-pacientes para que su emprendimiento sea exitoso.
He comentado con ustedes (1) que en nuestra especie son las mujeres las que seleccionan a quien será el padre de sus hijos.
Les decía que a puro instinto ellas «se enamoran» de los varones que genéticamente podrán gestar ejemplares que mejoren la especie.
Este es un mandato de la naturaleza que ignoramos como lo ignoran el resto de las hembras de otros mamíferos.
En un nivel más consciente, ellas elogian que sea lindo, bueno, trabajador, cariñoso, protector, ni demasiado serio ni guarango, ni demasiado celoso ni indiferente y otras cualidades con las cuales ellas sentirán que su cuerpo se excita sexualmente, sienten el deseo de copular sin barreras anticonceptiva.
Cuando una mujer está conforme con el varón que eligió como padre de sus hijos, intentará retenerlo de la mejor manera que ella sea capaz.
Esa «mejor manera» dependerá de su inteligencia, habilidad y talento. Algunas son geniales y sutiles mientras que otras son torpes y brutas.
Si a todo esto le agregamos el infaltable factor «suerte», tendremos la explicación de por qué algunas parejas son más estables que otras.
De modo similar podemos decir que es el proveedor (comerciante, productor, industrial, profesional) quien elige al cliente.
Así como la mujer elige al varón cuya dotación genética le geste hijos sanos y bellos, el empresario trata de atraer a los clientes que enriquecerán su emprendimiento porque son capaces de reconocer y pagar generosamente lo que ellos son capaces de dar-fabricar-producir-resolver.
Por el contrario, mujeres y proveedores tratarán de alejar a quienes se caractericen por ser inútiles, inconvenientes, molestos, egoístas, desconsiderados, torpes, mediocres.
En general, es ventajoso ser reconocidos como buenos clientes, pacientes, cónyuges.
(1) Ellas tienen motivos para llorar ... y celar
«A éste lo quiero para mí»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»
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7 comentarios:
Soy un buen cliente, pero nadie me reconoce porque elijo la mercadería con casco o con capucha.
Clientes como vos, Richard, son los que le dan vida a las Compañías de Seguros.
Para todos hay un lugar en este mundo...
Mi mujer es ciclotímica. A veces es sutil para regañarme, y hasta mimosa. Pero otras veces es tan bruta que no tengo dudas de que el factor suerte es el que la mantiene aún con vida.
No seas bestia Monza! Que yo no me entere de que se te fue la mano. Tu mujer necesita ayuda. Qué hacés que no la llevás al psiquiatra?
Epa, epa.
Acá a mí nadie me lleva a ningún lado. Y el Monza sabe muy bien que el día que me toque un pelo, hago la separación de bienes. Así que tranqui. Vos Mara, muzarella.
Yo trato de retener a todos los hombres, salvo al padre de mis hijos. Cada una tiene su modalidad, vio?
Cuando un psicoterapeuta empieza a trabajar con un cliente, es porque primero lo ha elegido, es decir, cree que siente la empatía suficiente como para iniciar el vínculo terapéutico. Este mismo derecho lo tiene el cliente, quien no debería nunca comenzar un tratamiento con un profesional con el que no se sienta a gusto.
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