Todos deseamos gratificar de alguna manera a quienes amamos sin esperar a que ellos nos lo pidan. De modo similar, existen formas de vincularnos con nuestros clientes que también los inducen a pagarnos sin que intentemos cobrarles.
Es propio de un libro de autoayuda la frase que diga: «No debes preocuparte por buscar dinero. Él vendrá a tí.».
A un libro de autoayuda se lo reconoce porque mientras se lo lee nos invade la sensación de que ya logramos la solución a los problemas, pero una vez concluido todo queda igual que antes hasta el momento de leer otro libro de autoayuda.
Quienes los redactan aplican una fórmula que se basa en reavivar los residuos infantiles que tenemos según los cuales cualquier cosa es posible si trabajamos lo suficiente (voluntarismo). Logran convencernos de que los fracasos siempre son provocados por no usar las recetas del autor y que la muerte es el error más grave simplemente porque es el último.
Lo fascinante de este estilo literario (autoayuda) está en la habilidad del escritor para seducir con escenarios fantásticos presentados con realismo. La redacción simula los efectos de un video juego (Play-Station, Wii, Nintendo) porque el lector-jugador siente la ficción como real.
Sin embargo, algo de estas fantasías puede ser real.
En un artículo anterior (1) les decía que los proveedores tratan de elegir y retener a los mejores clientes a la vez que tratan de expulsar a los peores.
A los humanos nos gusta agasajar, regalar, premiar, aplaudir, halagar. Tenemos un fuerte sentido de gratitud hacia aquello que más nos sirve y no queremos perder.
El dinero, el salario, los honoraros, los premios económicos, nos llegan sin tener que ir a buscarlos cuando quien nos paga (cliente, empleador, paciente) se desvive por conservarnos como proveedor, empleado, asesor.
(1) El aprecio de los proveedores
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8 comentarios:
Muy bueno el artículo, doc!
Yo lo aplaudo porque ud se merece todos los halagos!
(casi todos)
La frase del libro de autoayuda se parece a la de la Biblia, esa, la de los lirios del campo.
A mí siempre me dicen que soy muy zalamero... y me hacen sentir como un salame.
A los gobernantes les falta un poco ese sentido de gratitud.
Quién no ha leído "Tus zonas erróneas" y se ha quedado sintiendo que en realidad nació por error.
Hay que ser amable
y bien dispuesto
para que los clientes casuales,
sean clientes frecuentes.
Vale la pena invertir en merchandising.
Del merchandising, Oscar, lo único que servía para algo eran las agendas, y ahora ni eso. Pero sí, los regalitos siempre gustan.
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