El varón está mejor dotado para ser conquistador, luchador, defensor y proveedor de proteínas para su familia. Así intentará educar a sus hijos varones para que lo imiten.
Según parece se logra una mejor calidad de vida con audacia que con indecisión.
Un refrán dice «Quien no arriesga, no gana» y parece acertado en cuanto a que la actividad es más productiva que la quietud y que el miedo es paralizante, por lo tanto quien esté gobernado por el temor, seguramente hará pocas tentativas de conquistar, ganar, llegar, conseguir, acumular, proteger y otras acciones que parecen directamente vinculadas a la obtención y conservación de un patrimonio.
Claro que no importa cómo el temeroso evalúe su conducta porque nueve de cada diez, buscarán la forma de justificar su falta de iniciativa, despreciando —por ejemplo— la vida cómoda o denostando contra los conquistadores o condenando religiosamente a quienes «nunca pasarán por la puerta del cielo» (1).
En algunos artículos anteriores (2) describí cómo podría ser una familia psicoanalíticamente mejor constituida, para que la salud mental de cada uno y del grupo acceda a los mejores niveles.
Por naturaleza, el temperamento femenino es más conservador que el masculino aunque convengamos que el proceso de gestación y parto constituye una exposición bastante riesgosa, que sólo queda superada porque el instinto maternal las obliga a embarcarse en ese emprendimiento más de una vez.
En ese modelo propuesto de familia bien constituida, el padre debería ser alguien que se arriesga personalmente para obtener lo máximo y lo mejor para que el nivel de vida de su familia sea excelente.
A su vez, el trato que tendrá con sus hijos varones procurará inducirlos a la imitación, impulsándolos a que no sean miedosos, que superen la timidez, que soporten las pérdidas, que sean combativos física y discursivamente.
(1) Alusión a lo dicho por Cristo: «Pasará más fácil un camello por el orificio de una aguja, que un rico por la puerta del cielo». (Evangelio San Mateo capítulo 19, versículos 23 y 24).
(2) La familia psicoanalítica
Freud y Drácula
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10 comentarios:
Mi varón que traiga proteínas vegetales. Si no, no entra a casa.
Sería bueno también, que se indujera a la niña a que no sea miedosa, que supere la timidez, que soporte las pérdidas y que sea combativa física y discursivamente. Es decir, todo lo que ud apuntó como deseable para el varón, me parece que también lo es para la mujer.
Esta foto también es bellísima, doc!
Parece que sus seguidoras lo aprecian mucho, Mieres.
La mujer lo que tiene que hacer es NO DILAPIDAR todo lo que el hombre con audacia y esfuerzo, logra conseguir.
Para mí que a San Mateo le presentaron a los patovicas que custodian las puertas del cielo.
En la familia psicoanalíticamente mejor constituída (tal cual ud la describe en el artículo al que hace alusión) triunfa el amor sobre el aburrimiento.
Mi tía es conservadora; siempre vota a la derecha... sin embargo ya va por el quinto matrimonio...
Se puede intentar explicar todo, pero no vale la pena justificar las conductas que nos perjudican.
Los obesos tampoco pueden pasar por la puerta del cielo, salvo que su sobrepeso se deba a problemas metabólicos u hormonales.
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