Todas las clases sociales sufren una represión de sus pasiones.
No es pesimismo ni escepticismo: los seres humanos tenemos dificultades para convivir en paz.
Nuestras pasiones (amor, odio, ambición, codicia, celos, envidia) nos llevan a reacciones que en su mayoría son antisociales, destructivas, peligrosas. De las seis mencionadas entre paréntesis, sólo el amor parece la menos preocupante aunque si se frustra puede encender a las otras cinco.
Simultáneamente no podemos vivir aislados. El instinto gregario nos obliga a vivir juntos.
Con estos elementos podemos proponer —sin pesimismo ni escepticismo—, que estamos condenados a tener conflictos que estamos condenados a resolver porque estamos condenados por el instinto gregario a vivir juntos.
¿Entonces, cómo nos organizamos para que esta rutina esté más o menos organizada?
Propongo pensarlo de esta manera:
— Un grupo de personas está encerrada en cárceles. Fueron elegidas porque transgredieron leyes penales (robo, homicidio, violación);
— Un grupo de personas está encerrada en la pobreza. No sabemos por qué fueron elegidas para padecer esas limitaciones económicas, pero lo cierto es que se trata de un grupo generalmente mayoritario que cuando despliega sus pasiones humanas lo hace con mínimos recursos;
— Un grupo de personas está encerrada en la riqueza. Tampoco sabemos por qué fueron elegidas para padecer esas limitaciones económicas, pero lo cierto es que se trata de un grupo generalmente minoritario que cuando intenta desplegar sus pasiones humanas se ve amenazada por una educación que le impuso una mayor disciplina, su compromiso con la sociedad es máximo porque al tener solvencia económica es el blanco de máximas indemnizaciones, su patrimonio es muy vulnerable a la inconducta, cualquier error puede enviarlo rápidamente a la ruina económica, lo cual para su psiquis equivale a una muerte en vida.
— La clase media está sometida a una mezcla de los mencionados factores represivos.
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12 comentarios:
Nos organizamos en clases que son casi tan rígidas como las castas hindúes. Y eso no ayuda; empeora las cosas.
Si seguimos evolucionando favorablemente, dentro de algunas decenas de miles de años, no existirá el dinero, ni las clases sociales, ni el corporativismo, ni los nacionalismos.
Nos facilitaremos lo que precisamos unos y otros como quien pasa el salero en la mesa.
Hagamos como en Devoto, que cada cual tiene su módulo propio.
El humor suaviza las pasiones peligrosas.
Tendremos que acostumbrarnos a vivir aislados y salir a la calle sólo cuando estemos de humor.
Cuando los terrícolas vivamos en armonía, aparecerá una invasión extraterrestre que tirará todo por la borda.
No hay un destino que esté eligiendo tú vas para aquí y tú para allá. Eso de 'por qué a mí?' no tiene sentido.
En la escuela tendrían que enseñar a los niños a detectar cómo se sienten. Si sabemos cómo nos sentimos, será un poco más fácil prever algunas situaciones desagradables y tener la posibilidad de reprimir y elaborar, las pasiones peligrosas.
Muchas veces estamos enojados y no nos damos cuenta; lo mismo cuando andamos distraídos, hípersensibles, deprimidos, exitados. Nos resulta fácil detectar cuando estamos contentos o cuando tenemos sed, hambre, calor o frío. Tenemos que entrenarnos para detectar otros estados. Primero en nosotros mismos, luego también, aprender a suponerlos en los demás.
No creo que la organización en clases sociales sirva para organizar los desbordes. Por el contrario los exacerba. Creo que las pasiones se resisten a la organización. Pueden reprimirse, pero no me parece que puedan organizarse.
Lo peor que podemos hacer con las pasiones es negarlas.
Guarda los católicos!
Jamás podremos sentirnos humanamente libres si nos dominan las pasiones.
Imagine a la ira mezclada con las seis pasiones que ud nombró. Una bomba molotov!
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