En un artículo ya publicado, (1) dije:
« Hombres y
mujeres pensamos el dinero de forma diferente».
Para
justificar esta aseveración quiero retomar algo que les adelanté en ese mismo
artículo (1) en cuanto a que:
« Parto de
la suposición de que el cuerpo es el máximo determinante de cómo somos porque
funciona como la antena que recibe las señales de la naturaleza, la que, en
definitiva, determina todos y cada uno de nuestros acontecimientos,
sensaciones, vivencias.»
Tomando
como dato fundamental que la única misión que tenemos los seres vivos es
conservarnos individualmente y como especie (2), entonces los órganos genitales
son especialmente valorados. Tanto en hombres como en mujeres.
Sin
embargo, el pene parece más expuesto que la vagina por el simple hecho de que
sobresale y el temor de que sea cortado puede constituirse (y de hecho así
sucede) en miedo a la castración.
El dinero
es un instrumento que se asocia con el pene apelando a su poder productor
(reproductor) de bienes, industrias, comercio, transformaciones, negocios,
cambios.
Por lo
tanto, si aceptamos que el dinero puede simbolizar (representar) lo que
produce, entonces también puede simbolizar y representar a lo que reproduce.
Estas
consideraciones, que difícilmente están alojadas en la conciencia colectiva y
que apenas suele estar en los conocimientos de quienes estudiamos el
psicoanálisis, nos permiten proponer como hipótesis que los varones podrían ser
más conservadores del dinero que las mujeres, porque ellos sienten que el
dinero tiene un valor fálico que debe ser protegido pues ese órgano es imprescindible
en la única misión: reproducirnos.
Por su
parte las mujeres, que no tienen ese temor, se permiten gastar el dinero con
mayor libertad, desprendimiento, indiferencia.
Otras menciones del concepto «dinero y pene»:
(Este es el
Artículo Nº 1.553)
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8 comentarios:
Es muy lógica la aseveración que ud hace. Cuando la leía, pensé en las numerosas excepciones que hacen a la regla: los varones gastadores. Se me ocurre que quizás esto se explique porque tanto hombres como mujeres, tenemos aspectos femeninos y masculinos. Podría ser que en el varón gastador, estén manifestándose aspectos femeninos, normales en cualquier varón.
Pienso lo mismo que Estela. Yo soy mujer y gasto poquísimo. Me las arreglo para vivir con lo mínimo. De pronto en mí, a través de esa conducta, se están manifestando aspectos masculinos de mi ser.
No olvidemos que según el psicoanálisis, los varones (no sé si también las niñas) imaginan que su mamá tiene pene.
Pero podría ser que el varón, por poseer el falo, sienta que tiene el poder de gastar y reproducir lo que ha gastado. Incluso ganar mucho más de lo que ha acabado de gastar.
Esto podría pasarles a los ludópatas.
Con frecuencia las mujeres y los hombres que gastan poco, porque ganan poco, son sin embargo, muy dadivosos. Esta es otra forma de gastar. Incluso se podría decir que gastan más que quienes tienen dinero en abundancia, porque en relación a sus ingresos, están perdiendo más.
Algunos de los discípulos de Jesús, se dice en la Biblia, que eran pescadores pobres. Jesús les dijo: ¨venid a mí que los haré pescadores de hombres¨. Eso puede interpretarse como un ¨venid a mí que los haré ricos¨. Los milagros de Jesús también podrían interpretarse como formas simbólicas de generar riqueza: la multiplicación de los peces y de los panes, la transformación del agua en vino, devolverle la vista a los ciegos, hacer andar a los minusválidos, e incluso resucitar a los muertos. Si suponemos que Jesús le propuso a los hombres, enseñarles a generar riqueza, es lógico que esa riqueza quiera ser atesorada. Es una riqueza valiosa, una riqueza que puede desafiar a la muerte.
Ningún hombre querría perder su pene, que simbólicamente también, produce riqueza, es decir, la capacidad de fecundar a la mujer para generar vida.
Para que el varón pueda fecundar a una mujer, necesita que su pene esté erecto. Si no logra la erección, es como si viviera un momentánea castración. Esa posibilidad lo haría sentir más pobre. Quizás por eso sea tan común la frase ¨viejo amarrete¨.
En general las mujeres gastan mucho más dinero en ropa que los hombres. Los psicoanalistas dicen que todo el cuerpo de la mujer es un falo. Por eso ella necesita vestirlo, lucirlo, embellecerlo. Para reafirmar sus posibilidades de reproducirse, de ganar dinero.
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