Algunos hombres y mujeres adultos pueden llegar a la madurez
pero otros no pueden llegar a esa madurez.
Aunque cualquiera diría que lo más conocido es
lo que más cerca tenemos, la realidad se encarga de desmentirlo.
Es probable que podamos hablar con más certeza
y abundancia de algún liquen originario de Alaska que de cómo piensa uno mismo,
de quien no se puede estar más cerca.
Esbozaré una definición de algo muy cotidiano,
con el siguiente tema:
¿Cómo es un ser humano que alcanza un
razonable desarrollo físico (teniendo en cuenta que «físico» incluye lo
psicológico a la vez que excluye los conceptos cartesianos de espíritu y alma)?
Ese adulto tiene ganas de trabajar y de tener
a su cargo a otras personas en los roles de cónyuge, hijos, empleados,
ciudadanos que transitoria o permanentemente no puedan autosustentarse.
Ese adulto NO tiene ganas de ser dependiente
de lo que otros decidan, aunque acá hay un asunto interesante.
El adulto razonablemente desarrollado es
alguien que disfruta delegando tareas y responsabilidades aunque sin dejar de
hacerse responsable de los eventuales errores de quienes trabajan para él.
El modelo de adulto maduro es similar al
patriarca, al caudillo, al líder, en cuando a que, para sentirse bien, necesita
asumir compromisos, desafíos, involucrarse.
Puede compararse el tamaño de los zapatos con
la importancia del lugar social que necesita ocupar.
Suponemos que el ser humano utiliza los
zapatos de mayor tamaño cuando ya es adulto y si usara calzado de cuando era
niño, el dolor le impediría caminar.
El adulto (hombre o mujer) maduro no soporta
tener tareas, responsabilidades, compromisos más pequeños de los que reclama su
desarrollo físico.
Si buscamos, encontraremos adultos que parecen
adultos pero prefieren usar «calzado» infantil. No pueden ser trabajadores, responsables y maduros,
porque estas características «les quedan grandes».
(Este es el
Artículo Nº 1.543)
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15 comentarios:
Es importante poner el acento, como usted lo hace, en que no PUEDEN llegar a la madurez. No es que no quieran.
Aunque hay algunos que realmente no quieren.
Pero lo niños también asumen responsabilidades, se comprometen, cumplen con tareas adecuadas a su edad (si tienen suerte), y se involucran en desafíos.
Creo que Mieres describe al adulto maduro. Eso NO significa que esté diciendo que el niño, no pueda asumir responsabilidades concordantes a su edad.
Es cierto que preferimos ser heruditos en cualquier tema que nos atraiga, pero sobre nosotros mismos, muchas veces no queremos saber.
Una pista para conocernos puede ser pensar por qué elegimos determinadas temáticas para desarrollar nuestro saber. Eso nos puede estar diciendo mucho de nosotros mismos.
A veces el adulto no tiene ganas de trabajar porque está enfermo. Es probable que ese adulto en muchos aspectos continúe siendo un niño, pero creo que no siempre es ese el caso.
Estoy en un todo de acuerdo que un adulto no quiere ser dependiente de lo que los otros decidan.
Creo que yo disfruto delegando tareas y responsabilidades (haciéndome cargo, como ud. dice, de los errores que puedan cometer quienes colaboran conmigo). Me gusta formar parte de un equipo, aunque el rol de líder no lo he experimentado y no sé si me gustaría. No tengo bien pensado el tema de la subordinación, es decir, si me gustaría tener subordinados. Me gusta colaborar en la recuperación de personas que necesitan ayuda, pero no los considero mis subordinados.
Me parece que el problema con el rol de líder es que coarta, en parte, la posibilidad de pensar y de pensarse, de los otros.
No estoy de acuerdo con Mirna. Pienso que la existencia de un líder obliga a pensar, tanto al líder como a quienes lo siguen, porque siempre habrán opositores.
Sí, pero la necesidad de agruparse para enfrentar al enemigo, hace que las ideas se cristalicen, que uno se aferre a sus convicciones y no abra la cabeza.
Se puede ocupar el rol de líder por inseguridad, para que quienes te sigan te reafirmen en tu forma de pensar, en las posturas que vas tomando.
es difícil definir cuáles son los lugares sociales más importantes, si es que los hay.
Creo que el adulto que se comporta como niño, inevitablemente sufre.
Natalia dice que algunos no pueden madurar y otros simplemente no quieren, ¿y si estos tampoco pueden aunque parece que no quieren?
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