Es probable que las personas que ganan dinero con facilidad
no asocien inconscientemente la satisfacción económica con los deseos
prohibidos incestuosos.
La preocupación por las dificultades de
quienes no pueden obtener lo que precisan para satisfacer sus necesidades y
deseos, también puede plantearse como la «preocupación» por quienes inconscientemente rechazan la satisfacción.
El
inconsciente guarda, oculta, esconde deseos, fantasías, intenciones, que no
deben mostrarse en la conciencia. El fenómeno está provocado por algunos
recursos interesantes.
Cuando un
paciente recibe de su analista alguna interpretación, alguna hipótesis de cuál
podría ser un contenido del su inconsciente, es normal que el analizante
(paciente) tome la idea con incredulidad. Esta reacción es un buen indicador
sobre el posible acierto de la interpretación.
Efectivamente,
la incredulidad, la apariencia disparatada de una idea, es un buen disfraz para
que esa idea sea sistemáticamente descalificada, ignorada, negada por la
conciencia de quien necesita mantenerla oculta por algún motivo que, muchas
veces, perdió vigencia aunque siga provocando angustia.
Para el 99%
de las personas, sus fantasías incestuosas son increíbles, inaceptables,
imposibles. Jurarían que nunca pasó por sus cabezas el deseo de tener hijos con
su mamá, sin embargo el 100% tuvimos ese deseo.
El asunto
no sería grave si no se tratara del deseo más importante en la vida de una
persona, porque nuestra única misión (1) (también reprimida, ignorada,
descalificada) es reproducirnos con nuestro primer y único amor: mamá.
La ominosa
(fatídica, siniestra) prohibición del incesto nos deja la predisposición
inconsciente a suponer que todo gran deseo es tan prohibido como ése.
En esta
hipótesis es posible suponer que las personas que ganan dinero con facilidad y
que casi no encuentran obstáculos para satisfacer sus necesidades y deseos, son
quienes han tenido la fortuna de no asociar inconscientemente el placer de
satisfacerse con el placer incestuoso.
Otras menciones del concepto «incesto»:
(Este es el
Artículo Nº 1.550)
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8 comentarios:
Sí, es probable que toda satisfacción se asocicie en nuestro inconsciente, a la satisfacción de los deseos incestuosos.
Aunque para la niña, igual que para el varón, el primer amor es su mamá, quiero destacar la importancia del padre. Probablemente la niña y el niño, tengan los deseos de procrear con su papá, más reprimidos aún. El papá siempre fue más prohibido que la mamá, estuvo más lejos. Para la niña, desear sacarle el compañero a mamá debe generar mucha culpa. Para el varón, querer tener hijos con papá también debe generar mucha culpa, porque socialmente la homosexualidad sigue siendo condenada.
Cuando el padre hace girar su vida entorno de su esposa y relega a un segundo plano a sus hijos, quizás los deseos incestuosos de los niños sean aún más fuertes.
No entiendo a esas personas que no asocian la satisfacción a la satisfacción incestuosa. En lo más profundo de su inconsciente ¿a qué asocian la satisfacción?
Se me ocurre, Mª Eugenia, que podría pasar que esas personas hayan sentido satisfechos sus deseos incestuosos con sus padres. No porque hayan tenido sexo con ellos, o tengan la fantasía de que lo han tenido (eso según Freud causa serios trastornos). Lo que pudo haber pasado es que de manera metafórica hayan podido tener hijos con sus padres. Por ej. si a un niño papá o la mamá, le regala la pelota y los zapatos de fútbol, en el momento que más lo desea, podría ser una forma de sentir que ha tenido hijos con papá. Si a la niña su mamá o su papá le regala la muñeca que más desea tener, en el momento apropiado, puede sentir que ha tenido hijos con mamá o con papá.
Siguiendo con el pensamiento de Alicia, se me ocurre que si los padres se pasan todo el tiempo haciéndoles regalos a sus hijos, el objeto metafórico deja de tener importancia, pasa a ser un regalo más que se hace por costumbre el día de Navidad o el día de su cumpleaños, o cada vez que al chiquilín se le ocurre.
Si tomamos como cierta la asociación que plantea Freud entre hijos-caca-dinero. También podríamos suponer que la caca (regalo) y el dinero (regalo, pene), podrían simbolizar y satisfacer, en cierto modo, el deseo de tener hijos con mamá y papá.
Entonces quien logra hacer dinero con gran facilidad, pudo ser alguien que sintió satisfecho, a nivel simbólico, el deseo de tener hijos con sus padres.
Antes era bastante frecuente que los padres hicieran enemas a sus hijos pequeños, para ayudarlos a mover el vientre. Cuando tenemos relaciones sexuales movemos (literalmente) el vientre, sobre todo en la posición clásica de ¨misionero¨. Cuando nos hacen un enema o nos ponen la ramita de perejil en el ano, es metafóricamente, como si nos introdujeran el pene.
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