Nuestra cultura es idealista cuando auspicia el esfuerzo colectivo, tratando de hacer coincidir voluntades hacia un único objetivo.
Instinto gregario tenemos todos. Somos
animales que la mayor parte del tiempo la pasamos junto a, por lo menos, una
persona más.
Esta condición inevitable nos genera ventajas
y desventajas, es decir, por ser tan dependientes de los demás, ganamos cuando
la producción de tres personas es superior a la suma de las producciones que
tendrían individualmente (sinergia) y nos perjudicamos cuando no nos ponemos de
acuerdo en algún proyecto.
Sin llegar a la situación en la cual un
proyecto sólo puede llevarse a la práctica con la intervención de varias
personas, existe otra forma de manifestarse este instinto gregario y es cuando no
podemos evitar el comentar alguna idea con otros, quienes inevitablemente
opinarán, a veces, obstaculizándonos más que ayudándonos.
Por todo esto, en algunos casos es conveniente
trabajar en equipo y en otros es preferible trabajar en forma individual,
inclusive sin hacer consultas ni comentarios.
El poder multiplicador que se busca con la
acumulación de participantes en un trabajo colectivo, puede también ser
multiplicador de los obstáculos naturales que tenemos los humanos.
El ser humano parece estar dotado, por causa
del instinto de conservación, para magnificar los problemas y minimizar las
soluciones.
Este resulta ser el motivo por el que, cuando
dos o más personas se juntan, agranden los problemas y empequeñezcan las
soluciones, disminuyendo por esta causa su capacidad productiva (ejecutiva,
pragmática, emprendedora).
Estas reflexiones me conducen a postular la siguiente
conclusión:
Aunque muchos ideólogos pregonan la
conveniencia del trabajo en equipo, me inclino a pensar que los mejores
rendimientos se obtienen con trabajos individuales que puedan ser replicados, copiados,
repetidos por muchas personas, porque coordinar las voluntades (deseos,
intereses) en un único esfuerzo es un ideal difícilmente alcanzable.
(Este es el
Artículo Nº 1.570)
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12 comentarios:
Sí, puede que sea un ideal difícilmente alcanzable coordinar las voluntades un un único esfuerzo. De todos modos pienso que en cierto modo es posible. Hay muchísimas tareas que no puede hacer una persona de manera individual. Aunque otros piensen junto con esa persona, replicando, copiando, repitiendo. El asunto está en que los otros pueden intervenir de manera más fructífera, si opinan distinto, si critican, si aportan nuevas ideas, si desarrollan las ideas propuestas.
Es natural que nos resistamos a que un cuerpo extraño se introduzca en nuestro cuerpo. Eso sólo lo hace posible el amor, con todo el placer que genera.
Trabajar en grupo es algo parecido a hacer el amor. Los diferentes se juntan. Cada cual aporta lo suyo. Entre todos sacan un producto nuevo, que es diferente a cada uno de ellos.
Nace un niño.
Crece una idea.
Otros la cuidan.
Muchos se alegran.
A muchos les molesta.
Si nos creemos dueños de una verdad, esa verdad pasa a ser nuestra propiedad privada. En esa propiedad podemos recibir gente, hacer fiestas, realizar un velorio. Pero la casa continúa siendo nuestra casa. No habrán otros que la hagan suya. A ninguno se le ocurrirá usar el dinero que tenés guardado en ella. Incluso algunos intentarán robártelo.
Soy un animal que la mayor parte del tiempo la pasa solo.
Nooooooooo!!! Facu.
Llamáme. Sabés mi número.
... Deja. Te llamo yo.
Los grandes proyectos sólo pueden llevarse a la práctica con la intervención de varias personas.
Sé que los suyos son grandes proyectos.
Estoy de acuerdo con Mieres. Algunos proyectos los tenemos que trabajar de forma individual.
En nuestra vida intervienen muchísimas personas, pero nuestra vida nos pertenece, y la trabajamos de forma individual. No podemos embarullarnos confundiendo lo que pensamos con lo que piensa el otro, o lo que sentimos con lo que siente el otro. Tenemos que conectarnos en soledad con nosotros mismos.
No sé si las opiniones de otros actúan como obstáculos. A veces sí... a veces las opiniones de personas muy influyentes nos trancan el desarrollo. No tanto las opiniones, sino lo que hacen, su actitud, las decisiones que toman.
Todos tenemos que superar montones de obstáculos. Si a los que tenemos naturalmente, le agregamos otros y otros, puede que llegue un momento que de tan agotados, bajemos los brazos.
Los obstáculos también nos sirven para agudizar nuestro ingenio y desarrollar nuestra fuerza.
Cierto que la mayoría de las veces magnificamos los problemas. Es cuando perdemos la perspectiva de las cosas. Eso nos anula para tomar decisiones inteligentes.
"Muchas manos en un plato, hacen muchos garabatos".
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