miércoles, 29 de agosto de 2012

El valor económico de la vida




 
Rechazamos cotizar el valor de la vida en dinero, pero en ciertos casos se llega a determinar una cifra concreta.

En este blog se acumulan artículos  de publicaciones diarias en los que comento con los lectores ideas sobre por qué algunas personas tienen dificultades con el dinero, no saben ganarlo, y/o no saben administrarlo, y/o lo repudian, y/o se avergüenzan de hablar de él.

Estas condiciones impiden, a quien las padece, un desarrollo armónico hacia la adultez, la autosuficiencia y, especialmente, hacia la capacidad de colaborar con otras personas que, por alguna circunstancia, están impedidas: niños, enfermos, ancianos.

En esta oportunidad les comentaré algo que nos ocurre con el precio de nuestra vida.

No conozco aún a la persona que pueda decir seriamente: «mi vida vale un millón de dólares» (o la cifra que fuera).

Por lo tanto diríamos que es normal que no podamos establecer una relación entre nuestra existencia y alguna cantidad de dinero. Más genéricamente: no podemos relacionar el valor de la vida con el valor del dinero.

Sería razonable que un ser humano piense: «si no puedo vincular la vida con el dinero y, dado que la vida es importante, entonces el dinero no es importante».

Este razonamiento radical sería suficiente para que esas personas desprecien el dinero.

A pesar de esta repudiable comparación (dinero-vida), debemos saber que existe una relación y que se usa cada vez que hace falta.

Si alguien pierde la vida en un accidente, es posible que los familiares reclamen algún tipo de indemnización a quien fuera el responsable de ese desafortunado acontecimiento.

Por ejemplo, si fallece un varón, la viuda con hijos puede exigir que se le pague la riqueza que el fallecido habría producido hasta el día de su muerte estadísticamente probable.

Este sería el valor de su vida.

(Este es el Artículo Nº 1.654)

11 comentarios:

Mª Eugenia dijo...

Lo que me deja perpleja después de leer el artículo es preguntarme lo siguiente: ¿por qué no me interesa en lo más mínimo calcular cuánto debería pagar una compañía aseguradora por mi vida?.

Óscar dijo...

A mí, a diferencia de Eugenia, me causa curiosidad saber cuál sería el precio de mi vida para el sistema. Por qué me da curiosidad, no sé. No tengo seguro de vida.

la gordis dijo...

Muchas veces siento que no puedo explicar en palabras lo que me sucede. De pronto por esto ponerle un precio concreto a la vida propia o la de cualquier otro ser vivo, de verdad resulta chocante. Sin embargo 1kg de pulpa de vaca, tiene un precio concreto. Aunque yo esté bastante gordita, creo que sería injusto que se me definiera como vaca. Así que me niego a calcular el precio de mi kg de carne.

Gloria dijo...

La vida es tan misteriosa y el dinero es tan prosaico, que mezclar una cosa con la otra me parece que da híbrido.

M dijo...

¿Ud dice que deberíamos conocer el valor monetario de nuestra vida para colaborar con las personas impedidas?

Martín dijo...

Sí, creo que el Licenciado sugiere eso en el 3er. párrafo. Yo lo entiendo como que si ganás más y por lo tanto tu vida vale más, vas a ser más útil (desde el punto de vista económico) a las personas que estén a tu cargo y a aquellos ciudadanos que se beneficien a partir de los impuestos que pagás. O sea que sería de buena persona intentar que la vida de uno valga lo más posible.

Graciana dijo...

Siguiendo con lo que dice Martín, me pregunto por qué los que ganan más no solucionan los problemas materiales del planeta de una vez por todas.

Anónimo dijo...

Mirá, me da vértigo hablar del planeta, así que me voy a centrar en mi pareja que en este momento es lo más cercano que tengo. Mi concubino gana bien y yo gano más o menos la mitad de lo que gana él. En casa no hacemos fondo común, sino que c/u maneja sus propios gastos, salvo los gastos fijos que los repartimos 50 y 50. Dadas así las cosas, a él le queda más dinero para sus gastos personales que a mí. Creo que mi cro. me ama, pero eso no impide que se mantenga esa diferencia de disponibilidad monetaria. No tenemos mayores problemas, aunque el método que usamos para administrar el dinero, no termina de cerrarme.

Lautaro dijo...

Para ponerle un valor en $ a la vida propia, tendríamos que ponernos de acuerdo en cuanto a cuáles serían los items que tomaríamos en cuenta. El método que usan las compañías de seguros, ¿tiene que ser el mismo que use yo?

Rosa dijo...

Tengo características que me convierten en una buena colaboradora. Soy responsable y honesta. Así como les digo esto, también tengo que decirles que gano bastante poco. De todos modos quienes están a mi alrededor se benefician económicamente a causa de esas características antes mencionadas. Cuando prometo algo por lo general cumplo. Si me necesitan pueden contar conmigo. En verdad a quien no llego a beneficiar es al colectivo. Poco es lo que sale de mi sueldo para construir carreteras y hacer funcionar hospitales. Aunque eso sí, siempre colaboro con la Comisión Fomento de la escuela de mis hijos. A mis niños por suerte no les faltan las cosas más importantes, pero a algunos de sus compañeritos sí.
¿Tendría que sentirme mal?

Alejandra dijo...

La viuda del accidente que cobra el seguro (si amaba al esposo) se sentirá aliviada en lo económico pero tan viuda como cualquier otra viuda que no tenga nada para cobrar. Lo que quiero decir es que obviamente se sentirá triste, aunque pudieran convertirla en una mujer muy rica. Dada esta realidad, creo que queda en evidencia que la vida no tiene precio.