martes, 18 de septiembre de 2012

El chivo expiatorio





El rol de «chivo expiatorio» dentro de un grupo funciona inconscientemente: uno busca ser «inmolado» y otros lo «sacrifican».

Según nuestro D.R.A.E. (1), la expresión «chivo expiatorio» significa: «1. m. Macho cabrío que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas.»

Esta idea es demasiado absurda como para que pueda entenderse sin una explicación:

Seres humanos inteligentes, sabios, prestigiosos, mataban un chivo para que un temible dios saciara su sed de venganza contra los pecados de los humanos.

Repito: los humanos mejor dotados intelectualmente creían, no solamente en la existencia de por lo menos un dios, sino que además suponían que ese dios podría castigarlos si alguien no pagaba por las culpas. En esta lógica estaban seguros de que matando un animal doméstico todos los humanos amenazados por la furia rencorosa de la deidad quedarían eximidos del temible castigo.

Una vez recuperados de la extrañeza, podríamos suponer que esto ocurría con humanos pertenecientes a culturas muy antiguas, primitivas, incultas.

No es tan así: actualmente existen personas que inconscientemente se ofrecen como «chivo expiatorio», se ofrecen para ser inmolados, sacrificados, para que, en plena fantasía inconsciente, sientan placer imaginándose salvadores del grupo que los «ofrenda».

Esta situación se estudia en «psicología de grupos» y, como no podía ser de otra manera, resulta algo muy interesante de conocer.

Lo más difícil de entender en este tipo de fenómenos es, como siempre ocurre, cómo funciona nuestro inconsciente.

Efectivamente, ni el «mártir» ni los «sacerdotes» que lo sacrifican, más concretamente, ni el empleado que siempre parece culpable de todo ni quienes descargan sobre él toda la responsabilidad de lo que sale mal, se dan cuenta que están cumpliendo un rito primitivo de inmolar un chivo para calmar la furia de alguna deidad: el gerente, el cliente que reclama, el inspector que sanciona.


(Este es el Artículo Nº 1.673)

15 comentarios:

Olegario dijo...

Si creo ser alguien despreciable. Si no me quiero, ni me perdono, pensaré que debo ser castigado. El dolor del castigo será equivalente al dolor que he causado. Saldaré cuentas. Podré empezar de nuevo.

Mauricio dijo...

En las películas de vaqueros siempre aparecía en escena un cartel que decía ¨se busca¨.
El chivo expiatorio escribiría ese texto en World, lo imprimiría en blanco y negro y le alcanzaría los clavos uno a uno, a quien quiera colgar el cartel con su foto del árbol.

Mariana dijo...

El chivo expiatorio tiene chivita, corbata azul y pantalones arrugados. Usa lentes y nunca tiene la camisa blanca. Gracias a esa pinta de desgraciado, todos le creen poca cosa, saben que pueden ignorarlo y olvidar todas sus palabras.

Javier dijo...

Si le rompés algo a alguien, corresponde que se lo repares. En caso de que no lo hagas, te ganarás su rencor. Como eso no conviene y no todo se puede reparar, alguien tiene que ocuparse de la venganza. El que sufrió quiere que quien lo hizo sufrir, sufra.

Marcia dijo...

Mejor que matar a un chivo es rezar 20 Padre Nuestro y 10 Ave María. Eso sí, no se te de por rezar 20 Ave María y 10 Padre Nuestro. Las jerarquías se respetan.

Lucas dijo...

Lo que pasa que en la época que se mataban los chivos éramos menos racionales.

Morgana dijo...

Ahora seguimos matando chivos como antes, sólo que disimulamos más.

Gabriela dijo...

Suponemos que si los delincuentes no pagan su culpa en la cárcel, estaremos más inseguros.

Elena dijo...

Una forma de ofrecerse para ser inmolado, es mostrarse tolerante y débil. Muchas veces el tolerante en realidad es fuerte, pero hay quienes lo toman por débil. De todos modos saben que no deben temer, porque aunque el débil, en realidad sea fuerte, por su fortaleza misma no los atacará.

Enrique dijo...

No los atacará... pero quizás sí los acatará.

Alejandra dijo...

El lugar del chivo expiatorio en el ámbito laboral no conviene. No conviene siempre y cuando lo que uno quiera sea que le vaya bien en el trabajo, ganar un buen salario, ser respetado por los compañeros. Ahora, si la necesidad primordial es pagar culpas, entonces quien se ubica en el lugar de chivo expiatorio hace lo más inteligente que puede hacer.

Mariela dijo...

Ponerse en ese lugar no le conviene a nadie en ningún ambiente. No sólo en el laboral. Pero también es cierto que te ponen en ese lugar. Te lo adjudican sin darse cuenta y lo aceptás sin darte cuenta. Lo inteligente que se puede hacer es tomar consciencia.

Luis dijo...

Muchas veces no es sencillo detectar quién está en el lugar del chivo expiatorio. En un grupo ese lugar puede ser bastante dinámico y repartirse entre varios.

Filisbino dijo...

Pagar una culpa, si no te genera goce, al menos te devuelve la tranquilidad.

Anónimo dijo...

Muy buena la explicación, pero habria estado genial alguna sugerencia o link hacia como salir de ese rol, el cual es mi caso en la oficina.