La Administración Pública está expuesta a los «errores intencionales con fines de lucro»: por eso es ineficiente.
En otro artículo (1) resumí su contenido
diciendo:
«La coherencia es una cárcel intelectual, defendida por
quienes, con tal de no cometer errores optan por no hacer nada».
El miedo a cometer errores tiene como
componente principal las críticas que otros nos hagan.
Esas críticas pueden provenir de quienes son
perjudicados por nuestro desempeño, de quienes se arrogan el derecho de
juzgarnos y de nosotros mismos.
No puedo dejar de mencionar los «pseudo-errores con fines de lucro»,
esto es, aquellas trampas, hurtos o defalcos, que cometemos contando con que,
de ser descubiertos, alegaremos que se trata de una simple equivocación.
En general los humanos nos llevamos mal con la
velocidad. El trabajo apurado es un seguro proveedor de fallos.
Con estos
elementos puedo comentar algo sobre qué ocurre con la lentitud y el costo de
las burocracias.
La «Administración ineficiente a causa del papeleo, la
rigidez y las formalidades superfluas», define a la «burocracia»,
etimológicamente: «gobierno de los burócratas», es decir, el conjunto de los
servidores públicos.
La
Administración Pública está expuesta a los «errores intencionales con fines de
lucro»: por eso es ineficiente.
(Este es el
Artículo Nº 1.680)
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8 comentarios:
Enlentecer los trámites tiene como finalidad evitar errores. Los errores y las faltas igual se producirán, pero al menos se baja el riesgo de que sucedan.
No tiene sentido darle más peso a la democracia. Somos tramposos y ladrones, admitámoslo. Siempre le buscamos la vuelta.
De acuerdo con Marcos. Además cuanto más difícil sea hacer la trampa, más estimulados estaremos para intentarlo.
Creo que no, Mariela. Las dificultades disuaden. En general lo que buscamos es el camino más fácil.
En las empresas privadas también se corre el riesgo de fraude. La diferencia está en que si el responsable es descubierto, perderá su trabajo sin demasiadas vueltas.
Me parece que Marcos se apresura demasiado. No sé si somos tan mentirosos y estafadores. Me parece una generalización demasiado burda.
Por ahora no hemos encontrado un sistema mejor que la democracia.
Todos mentimos, pero no con la misma frecuencia ni en cuestiones de la misma gravedad.
Es cierto que los errores son inevitables. Quien se deja paralizar por el temor al error, se vuelve menos productivo. Al final de cuentas, la burocracia es un mal necesario.
Tenemos más incoherencias que coherencias, me parece. No está mal, porque es falso creer que somos seres racionales. Somos seres emocionales. Tenemos uso de razón, que es distinto. El uso de razón es valioso, pero no sirve para todo.
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