Los varones genéticamente más codiciados suelen ser económicamente menos exitosos. Por esto las mujeres cambian de marido.
Según mis cálculos psicoanalíticos, una
mayoría de mujeres tienen hijos con alguien que luego cambiarán por otro hombre
o por ninguno.
Mi razonamiento tiene en cuenta algunos
criterios expuestos en otros artículos (1).
El más importante de estos criterios es el que
refiere a que las mujeres, cuando están ovulando y desean gestar, «saben» quién
sería el mejor padre para sus hijos desde el punto de vista genético. Por esto
ellas son tan selectivas y aceptan a muy pocos candidatos.
Esos buenos proveedores genéticos se
caracterizan porque muchas mujeres gustan de ellos. Por esto algunos varones
tienen gran popularidad entre las mujeres y otros no.
Como el matrimonio es una institución que hace
gran hincapié en los asuntos económicos y patrimoniales, se nos presenta la
siguiente situación:
Los varones muy atractivos para las mujeres,
difícilmente sean buenos estudiantes y tendrán un futuro económicamente
problemático. Aunque no tendrán buenos empleos en la adultez, su vida sexual
continuará siendo exitosa.
Las mujeres que logren hacerse fecundar por
alguno de estos buenos ejemplares, lograrán la máxima aspiración de tener hijos
sanos, pero tendrán que abandonarlo cuando den por terminado su emprendimiento
reproductivo, pues ese maravilloso padrillo es muy ineficiente en
los aspectos que pasan a ser importantes: conseguir el dinero suficiente para
mantenerse ella y su prole.
Es
en este momento cuando comienzan los conflictos preparatorios de una inminente
separación del padre biológico de los hijos, pues no solo contribuirá con poco
dinero sino que las reiteradas convocatorias de otras mujeres lo tendrán muy
distraído, huidizo, emocionalmente inestable.
Aquellos
menos exitosos con las mujeres, que solo pudieron buscar el éxito económico,
comienzan a ser buenos candidatos para las divorciadas con hijos.
El enamoramiento genético
(Este es el
Artículo Nº 1.690)
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11 comentarios:
No son pocas las ocasiones en las que el hombre reúne las dos condiciones: es genéticamente apto para brindarle hijos sanos y a su vez tiene la capacidad de generar los ingresos económicos necesarios como para vivir sin carencias.
Las divorciadas con hijos, por lo general necesitan a gritos colaboración económica. Cuando se juntan dos divorciados con hijos aparece la típica familia ensamblada, tan común hoy en día. Este tipo de familia tiene una gran dificultad en el ensamble, justamente. La situación económica holgada no alcanza para superar la multiplicidad de conflictos que se originan.
A mi ex lo conocí en la facultad. El tipo se sabía atractivo y asediado por las mujeres. Conquistarlo, para mí fue un orgullo, pero la felicidad no duró mucho. Como decía mi abuela, era un picaflor. Nunca sabía si iba a llegar a la hora de la cena o si se acordaría de pasar por los niños a la salida del colegio. A esto se le sumaba que nunca sabía en qué gastaba el dinero, y a veces pasábamos necesidades de las que parecía no percatarse. Llegó un momento que no aguanté más. Después me paso lo que a Doña Flor, me enamoré de un tipo ordenado, amoroso con mis hijos, pero que con el tiempo se fue convirtiendo en insoportable. Como quien dice, un somnífero. Por eso ahora estoy sola y salgo con quien quiero, cuando quiero.
Para los hombres y las mujeres que deseamos ser libres en nuestros vínculos amorosos, lo mejor es no vivir en pareja. Si de verdad esos vínculos son buenos y, sobre todo, si tenés una vida, no te sentís sola.
La mayoría de las mujeres, que son las que tienen recursos económicos y sociales bajos, tienen sus hijos dentro de su círculo de pertenencia. Cuando se separan no buscan a otro hombre con mayores recursos, se quedan solas entre mujeres y tienen parejas ocasionales o informales.
Debo decirle que su artículo me ha resultado muy esperanzador. Veré si tengo suerte con alguna divorciada que busque una existencia más amable.
Los mejores hombres no se casan ni comparten sus recursos económicos. Forman parte de la iglesia.
Los hombres poco exitosos con las mujeres me resultan atractivos. Sobre todo si son medio tímidos, intelectuales, artistas. El problema es que no tienen un mango.
Yo no puedo creer que a mi marido lo convoquen tanto. Pero parece que sí, que le ven algo... Él anda todo el tiempo distraído y yo hago la mía, qué le voy a hacer!
Como la institución matrimonial hace hincapié en los asuntos patrimoniales, estos siempre son generadores de conflictos.
Cuando el hombre es infiel, lejos de ser un problema, facilita las cosas. Las mujeres nos sentimos habilitadas a hacer nuestra vida, cuando ellos saben que nosotras sabemos en qué andan.
Estoy de acuerdo con usted, Mieres. Los que nos concentramos en el trabajo porque no tenemos otro remedio, somos los que ganamos la revancha.
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