jueves, 18 de octubre de 2012

Nos ensañamos para imaginarnos inmortales



    
Los humanos somos capaces de ensañarnos con los competidores vencidos porque queremos vernos (imaginarnos) invencibles, omnipotentes, pero sobre todo  inmortales.

Creo que no hay muchas dudas sobre cuán débiles somos como individuos, sin embargo habría que recordar que somos muy fuertes como especie.

Los demás individuos de las demás especies, caminan media hora después de ser paridos, se reproducen con pocos años de edad, saben qué hacer en cada contingencia de su vida porque el instinto contiene todas las respuestas.

Estas cualidades de los demás ejemplares de las especies mamíferas escasean en los humanos, pero sin embargo cada vez somos más, nuestra especie cuenta con más de siete mil millones de ejemplares. Somos una especie próspera.

Si esto estuviera bien razonado, entonces tendríamos que aceptar que el individualismo es una mala solución mientras que las acciones que tengan en cuenta a nuestra especie tienen más posibilidades de éxito.

Expreso esta idea porque insistentemente hago comentarios sobre cómo somos los humanos y no precisamente para resaltar cualidades valiosas sino todo lo contrario.

En este caso me detengo para señalar nuestra tendencia a «patear a quien está caído» o, como metafóricamente se dice, «hacer leña del árbol caído».

Cuando dos ejemplares de otras especies luchan, quien reconoce haber perdido se aleja o se pone patas arriba ofreciendo las partes blandas de su cuerpo para que el ganador lo devore.

El perdedor que asume su derrota, no es perseguido ni devorado con ensañamiento. Entre los demás animales es normal tener clemencia con los vencidos, pero entre los humanos tenemos que ovacionar ese gesto con gran algarabía porque no somos así, no somos nobles, no tenemos hidalguía, actuamos como cobardes.

Probablemente somos así porque sabemos que moriremos y queremos disimularlo con gestos de abuso de poder que nos disfracen de omnipotentes e inmortales.

(Este es el Artículo Nº 1.703)

10 comentarios:

Gabriela dijo...

Todo aquello a lo que asignamos valor: la honorabilidad, sinceridad, fortaleza, solidaridad, generosidad, todo eso tiene valor porque escasea. Por lo tanto coincido con Mieres en que los humanos no tenemos todos esos valores, sino que aspiramos a tenerlos. Por momentos lo logramos y a veces no, o muchas veces no.
El abuso de poder, por lo tanto, puede tener que ver, como se plantea en el artículo, con nuestro deseo de vida eterna, de salud, juventud, belleza. Estos deseos parecen ser exclusivamente humanos.

Lucas dijo...

Gabriela habla del deseo de inmortalidad como exclusivamente humano, pero yo lo pongo en duda. El resto de los animales también cuidan su vida. Tienen su cuerpo diseñado, a través de la evolución, para escapar de los depredadores.

Ingrid dijo...

Hacer leña del árbol caído es una conducta que, por lo que he observado, se da más entre los niños que entre los adultos. La socialización nos lleva a reprimirnos, a sublimar, a entender que ensañarse con el más débil puede no convenirnos porque seremos víctimas de la reprobación social.

Alejandra dijo...

A nosotros los humanos nos cuesta mucho asumir la derrota. Muchísimo. Tanto que, por ej, cuando un proyecto de pareja o de familia nos fracasa, decimos que no fue un fracaso sino una etapa de nuestra vida que nos enseñó a crecer, aprender, que además nos permitió vivir lindos momentos, tener hijos, disfrutar, etc. Ambas cosas son ciertas: que disfrutamos y crecimos, pero también que fracasamos, porque el proyecto que teníamos no culminó como desábamos: ¨...y fueron felices para siempre¨.

Roque dijo...

Pienso que el resto de los animales también saben que morirán.

Margarita dijo...

Los animales que se dan por vencidos luego de una pelea, valoran su vida más de lo que la valoramos los seres humanos.

Elena dijo...

Artigas dijo: ¨clemencia para los vencidos, curad a los heridos¨.
Hasta con rima lo dijo!!!
El héroe nacional de los uruguayos era así.
¿A quién no le gustaría ser un héroe?

Norton dijo...

Somos fuertes como especie pero podríamos autodestruirnos en un minuto si así lo quisiérmos.

Facundo Negri dijo...

Muchas especies se han extinguido. Hasta ahora nosotros hemos podido con los depredadores, les hemos ganado. Pero quién sabe, de pronto el día menos pensado se desarrolla un virus microscópico que termina con todos nosotros.

Marina dijo...

Cuanto más miedo tengamos de perecer, más nos ensañaremos con el enemigo. Quizás nos convenga buscar estrategias para disminuir el temor, en lugar de atacar con represión la violencia. Para eso lo primero es detectar con claridad qué nos produce temor; a todos como especie y a cada uno como individuo.