miércoles, 17 de octubre de 2012

Poder y dinero como «suministros narcisísticos»



   
Las sociedades capitalistas cuentan con dispositivos (mercados) que reparten el poder en forma de dinero, el que llega a cada ciudadano en función de su capacidad para generarlo y acumularlo.

Podemos pensar que todo ser humano necesita dos tipos de insumos: tangibles e intangibles.

Que sean o no pasibles de ser tocados (tangibles) no los hacen ni más ni menos importantes que los que no pueden ser tocados (intangibles).

Entre los insumos que pueden palparse están los que podemos intuir: los alimentos, la vestimenta, la vivienda; entre los insumos que no pueden tocarse están otros menos obvios.

A estos últimos podríamos llamarlos genéricamente «suministros narcisísticos», es decir, aquellos que una vez obtenidos, nos proveen orgullo, complacencia emocional, sensación de realización social.

Para aclarar más este punto, los «suministros narcisísticos» suelen ser notorios cuando provocan reacciones desmesuradas de gratificación y que denominamos pedantería, jactancia, engreimiento, inmodestia, vanidad, afectación, suficiencia, presunción.

En otras palabras, una dosis excesiva de «suministros narcisísticos» inflama la personalidad, la sobredimensiona, la expande.

Aunque tenga que explicarlo por su dimensión exagerada, podemos deducir de esta explicación que sentirnos queridos, respetados, importantes, consultados, hacen a la calidad de vida de manera casi (dije: «casi») tan significativa como tener suficientes recursos tangibles (alimentos, vestimenta, alojamiento).

Uno de los «suministros narcisísticos» es la cuota de poder que el colectivo nos haya asignado.

Este reconocimiento a nuestra capacidad como administradores, como personas honestas, confiables, capaces de ser «buenos padres de familia» (varones y mujeres aptos para cuidar los bienes propios y colectivos), es altamente valioso para nuestra autoestima, ingrediente este de particular importancia en el logro de una buena calidad de vida.

Las sociedades capitalistas cuentan con dispositivos (mercados) que reparten el poder en forma de dinero, el que llega a cada ciudadano en función de su capacidad para generarlo y acumularlo.

(Este es el Artículo Nº 1.702)

11 comentarios:

Sandra39 dijo...

Aunque sea un detalle quizá menor y no vaya al meollo del asunto que usted está planteando, me parece importante puntualizar que el dinero no sólo llega a cada ciudadano en función de su capacidad de generarlo y acumularlo, sino que también puede llegar por herencia o por un golpe de suerte (lotería por ej). También puede provenir de hurtos y saqueos. Pueblos enteros fueron saqueados; tengámoslo en cuenta.

Enrique dijo...

El dinero nos da poder, pero como dice Fernando, no es tanto como lo imaginamos. Es probable que el poder que más desearíamos cada uno de nosotros sea el control sobre nuestra salud y sobre nuestra muerte. En eso el dinero ayuda pero no determina nada.

Mª Eugenia dijo...

Como no se nada de economía, me gustaría que en algún artículo posterior aclarara cómo es que los mercados reparten el dinero.

Ernesto dijo...

Para mi gusto, en la sociedad que vivimos, los suministros narcisísticos dependen demasiado de los insumos tangibles.

Gabriela dijo...

Cuando la personalidad se sobredimensiona, o quedamos como unos tontos, o le hacemos creer a los demás que de verdad somos tan grandiosos como parece. Claro que también ocurre que quienes creen en la grandiosidad de un ser humano, desean creerlo, necesitan creerlo.

Hugo dijo...

Acá el tema es el poder. Creemos que el dinero nos da un poder mucho más importante del que puede darnos en realidad. Olvidamos que hasta los narcos más poderosos, tienen enormes limitaciones a su poder. Aunque usen el homicidio como método persuasivo, tienen que andar a salto de mata, tomar mil precauciones, hacer lo que pueden hacer y no todo lo que desearían. Su poder no es ilimitado ni nada que se le parezca.

Elena dijo...

Los insumos intangibles que no dependen directamente del dinero, son los más valiosos para sobrevivir y acceder a una buena calidad de vida.

Filisbino dijo...

Básicamente estoy de acuerdo con Elena, aunque pienso que eso llamado ¨calidad de vida¨ no significa lo mismo para todos. Algunos para sentir que viven bien necesitan estrés y poner en juego su vida.

Lucas dijo...

Tengo entendido que en las sociedades socialistas, a menudo el poder va acompañado de dinero, o al menos a mayor disponibilidad en el acceso a la información.

Lola dijo...

Me considero a mi misma un bien tangible e intangible, por suerte.

Ingrid dijo...

Una dosis excesiva de suministros narcisísticos provenientes del dinero nos puede causar pánico. Al estar habilitados a hacer más cosas, podemos temer que esas cosas no sean demasiado santas.