viernes, 25 de abril de 2008

Dios no necesita dinero

(Este artículo es la prometida continuación del que publiqué ayer)

Ayer comentaba con ustedes que algunos psicólogos tienen el estilo Pigmalión en el sentido de que creen saber qué le conviene a su paciente y lo guían hasta ese objetivo. Los que no tienen ese estilo desconocen qué le conviene a su paciente y sólo lo orientan para que pueda rediseñar la parte de la personalidad que les guste menos.

Además de que cada estilo cuenta con su legión de adherentes, está presente acá un tema económico muy importante.

El psicólogo de tipo Pigmalión supuestamente termina amando a su creatura. Como el escultor de la mitología, al final del tratamiento habrá obtenido una persona muy de su agrado. Por supuesto que no se casará con todos los pacientes a quienes les de el alta pero les tendrá un afecto especial, como supongo que alguien tiene por un hijo, por un alumno y también por un cónyuge, por supuesto.

El problema económico que se plantea es que este psico-escultor no podrá cobrarle los honorarios a un personaje tan significativo desde el punto de vista afectivo. En todo caso le cobrará un honorario simbólico, muy por debajo del arancel más razonable.

Y se agrega otra perlita al collar: Quienes dicen que Dios hizo al ser humano a su imagen y semejanza están sugiriendo que Dios fue una especie de Pigmalión. Entonces el psicólogo que “hace a su paciente a su imagen y semejanza” se sentirá Dios y puedo asegurarles que si alguien recibe la gratificación de que lo hagan sentirse Dios, no tendrá ganas de cobrar honorarios por tan placentera tarea. Acá tenemos otra arista preocupante del estilo pigmaleónico porque quedará inhibido de cobrar por su trabajo.

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15 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuve yendo a una psicóloga veterana (aunque no sé si como psicóloga o veterana sólo como mujer) que tenía grandes problemas para dejarme hablar. Ante cada cosa que yo le decía, ella enseguida me salía con una recomendación, una rectificación, como si yo hubiera ido a preguntarle qué está bien y qué está mal y lo que quería era que me arreglara la intolerancia que sentía por el trabajo, que al final terminé cambiando por otro que me gusta más y santas pascuas.

Por como tenía el consultorio y por la ropa que usaba, me parece que ella no sabía tanto lo que era bueno hacer para que a uno le vaya bien. Sólo sabía pensarlo y decirlo, pero me parece que no sabía hacerlo.

Anónimo dijo...

Cuando recién salí de la facultad, creía que me llevaba el mundo por delante. Tenía apenas 24 años y las ínfulas equivalía a un estado etílico.

Por suerte el análisis me fue desinflando y me fui dando cuenta que cada paciente 'sabe' lo que quiere mejor que nadie, sólo que no sabe que lo sabe, y que la destreza que uno tiene que desarrollar es poder dejar que el paciente se exprese y que tenga oportunidad de oírse, vincularse consigo mismo, redescubrirse, siempre suponiendo que es la persona más perfecta que puede ser en cada momento aunque siempre puede sentirse un poco mejor, y a eso vamos sesión tras sesión.

Anónimo dijo...

Es muy fácil dejarse llevar por expectativas idealistas. Éstas son como una droga alucinógena que genera hábito.

Hay algunos buenos autores de libros de autoayuda que nos hacen cuentos llenos de fantasía, idealismo, perfección y voluntarismo que nos atrapan con lecturas muy entretenidas, llenas de ilusión y esperanza, y que nos hacen creer que eso que ahí se cuenta nos cambiará la vida y que nos conviertiremos en personas perpetuamente felices.

Les puedo asegurar que estos libros SON ÚTILES PASATIEMPOS. Nada más que eso: PASATIEMPOS!! No debemos dejar de leerlos, pero sólo como PASATIEMPO, nunca caer en la ingenuidad de que podremos meternos realmente dentro del mágico mundo que describen con verdadero talento artístico.

Anónimo dijo...

Por lo que vengo leyendo en estos blogs hace ya como 4 meses, pienso que el dinero es como un símbolo o un representante del deseo y que el deseo necesita un cuerpo para poder expresarse y convertirse en goce. Aquel que se siente despegado de la realidad y que se olvida que es un mamífero terrícola, quizá tenga largos períodos en los cuales no registra que tiene deseo y necesidades que deberá satisfacer y que si se la pasa divirtiéndose jugando a que es dios, cuando quiera acordar se le habrá vaciado la heladera y el estómago le enviará un mensaje conminatorio de que deje de jugar a que es inmaterial y puro espíritu porque hay un estómago vacíó que pide comida a los gritos.

Anónimo dijo...

A pesar de que vienen comentando en contra, mi verdadero deseo es encontrar un buen terapeuta varón y pigmaleónico. Quiero que un hombre importante, inteligente, culto, perspicaz, que me comprenda, me modele como él quiere que yo sea. Quiero ser la creatura de alguien importante y que luego me ame apasionadamente, como a sí mismo, sin restricciones. No me importa ser un objeto si es para que me amen con pasión y desenfreno. Pago cualquier cosa por sentir eso de un hombre inteligente y valioso.

Anónimo dijo...

La escena de la imagen me llena de emoción y de un profundo sentimiento de amor inmaculado. Que un ser divino, celestial, puro amor, me abrace y me haga sentir aunque sea por un momento, seguro, amado sin ninguna duda sin ninguna condición. Siendo como soy. Eso es amor para mí y sólo un ser superior puede darlo. Las personas como yo siempre estamos haciendo cálculos sobre si vincularnos con alguien nos conviene o no nos conviene. Tiene que existir una personas como la de la imagen, que irradie amor, comprensión, compasión, solidaridad, pero sobre todo eso: mucho amor incondicional.

Anónimo dijo...

Nunca entendí por qué la mayoría de los psicólogos ponen tanta distancia con sus pacientes. Por qué no nos pueden abrazar, dar un beso, sentarnos en el mismo sofá y mirarnos a los ojos. Por qué no podemos tener la sesión tomados de la mano. Que les impide que una se recueste sobre sus piernas y le hable desde ahí. Es malo hacer eso? Me parece que ellos tienen algunos traumas y son personas tímidas y reprimidas. Nada de todo lo que yo deseo puede ser malo y estoy segura de que el tratamiento iría mucho más rápido y no tendría por qué haber confusiones sobre los roles de cada uno.

Esa frialdad y formalidad que ellos imponen para mí que es porque se sienten inseguros y por esa inseguridad es que me parecen que no tienen gran aceptación y carecen de una vida económicamente próspera. Quieren pero no quieren o no pueden ser humanos, afectuosos. Trabajar desde las emociones y no desde lo que dijeron algunos autores que para ellos son sagrados.

Anónimo dijo...

Probablemente a los psicólogos nos inhiba cobrar, el concepto de ayuda. Se dice que una mano no se le niega a nadie, que cómo no te voy a ayudar, que contás con toda mi ayuda. Entonces decir que un psicólogo ayuda a otra persona, aunque tan sólo sea brindándole un espacio de escucha, y que le cobra, nos resulta difícil de asimilar. Porque además el psicólogo tradicional, parece que no hace nada, se sienta y escucha, dice alguna cosita ¡cómo sólo por eso va a cobrar! ¡encima que se llena de chismes!

Anónimo dijo...

Hay una leyenda urbana que habla de un psicólogo lacaniano que cobraba a voluntad y que incluso dejaba abierta la posibilidad de que no le pagaras. La leyenda dice que el tipo se llenó de plata y de pacientes.

Anónimo dijo...

A medida que pasa el tiempo el psicólogo va perdiendo la capacidad de querer a sus pacientes. Al principio es muy vulnerable, pero después se va galvanizando, como los médicos. Si querés que te atienda un psicólogo que realmente se ocupe de ti, buscá uno que tenga menos de 35 años. Es sólo una opinión, demás está decir.

Anónimo dijo...

Lo que dice Theodoro es una infamia. Con el paso del tiempo los profesionales ganan en experiencia y en la enorme mayoría de los casos hacen mejor su trabajo. Y su trabajo no es vincularse afectivamente a sus pacientes.

Anónimo dijo...

Un psicólogo no es como un cirujano, no puede trabajar bien si no se vincula afectivamente con sus pacientes. Esos afectos son material esencial en su trabajo (lo que técnicamente se denomina transferencia), material que el psicólogo bien preparado sabe utilizar y sobre todo manejar.

Anónimo dijo...

1) hijo, 2)alumno, 3) cónyuge.
1) caballo, 2) facón, 3) china.
Pasa el tiempo pero los orientales somos tradicionales.

Anónimo dijo...

Jesusito, qué abrazo el del dibujo azul. Es azul como el mar azul. Hay que ser azul para creer en un abrazo así.

Anónimo dijo...

Un escultor puede esculpir una figura humana muy real, pero un psicólogo no puede hacer a una persona, ni siquiera a un franckestein o a un franckfruter y menos a un pancho ¡ con el trabajo que me dio quedar embarazada de Francisco!