jueves, 3 de abril de 2008

La esperanza es lo último que se pierde

Hay muchas religiones y filosofías que prometen la vida después de la muerte. Afirman que nada se termina con el fallecimiento sino que, por el contrario, puede ser que éste sea solo el principio de algo mejor.

Estas ideas consumen para su funcionamiento grandes dosis de esperanza. Al mismo tiempo que esos ideólogos afirman la vida en el más allá, defienden las bondades de la esperanza como si ésta fuera un sentimiento saludable, positivo, digno.

Como cualquier moneda, cada aseveración incluye su contraria. El hecho de que existan suicidas integrados a religiones fundamentalistas vienen provocando desde hace décadas muchos fenómenos terribles que para muchas personas deberían ser evitados. Sólo mencionando los ataques realizados a Estados Unidos en 11 de setiembre de 2001, alcanza para comprender de qué estoy hablando.

Por otro lado la esperanza como sentimiento tiene su aspecto negativo porque quien la posee vive fuera de su época (contando con un futuro aún inexistente), Quién tiene esperanza puede abandonar lo que realmente tiene para apoderarse de algo que quizá nunca tendrá. También es cierto que los más esperanzados son aquellos que padecen de un temor. Ambos sentimientos se complementan y ahí cabe preguntarse: ¿No sería bueno combatir el temor en lugar de ocultarlo con la esperanza?

Reconozco que estoy proponiendo algo difícil, sobre todo en una cultura que patrocina el miedo y la esperanza de la mayor cantidad de personas, pero usted que me está leyendo, ¿no viviría mejor si pudiera superar los miedos y dependiera menos de la esperanza?

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

Confieso que nunca le había visto ningún tipo de "contraindicación" a la esperanza.

Cuando mi madre se enfermó de cáncer, todos vivíamos esperanzados y en esas tristes circunstancias pensé que si no fuera por la esperanza todo habría sido mucho más penoso.

Hoy pienso que la verdad puede provocar un dolor innecesario, que una mentira como la esperanza puede producir alivios muy necesarios y que finalmente es muy poco lo que está a nuestro alcance solucionar.

Somos pasajeros y si el "viaje" (la vida) es placentera, mejor. Mucho mejor.

Anónimo dijo...

¿Qué le pasa al licenciado que hoy está sólo para cuestiones con fuego? ¿Estará caliente? ¿...o tendrá frío?

A ver chicas, rodeemos al licenciado que necesita nuestro calor. ja-ja

Anónimo dijo...

En un libro que fueron heredando distintas generaciones, no podía dejar de mirar una y otra vez el dibujo de un perro con un gran hueso atravesado en su boca, que se estaba mirando en el reflejo de un río. La leyenda decía que ese animal estaba a punto de soltar ese hueso porque el "perro" que veía en el agua del río tenía un hueso más grande.

Esa imagen seguramente me ayudó a ser muy conservador y a pensarlo mucho antes de abandonar algo para tomar otra cosa, por más hermosa que se presente y por más fea que aparente ser la que tengo con seguridad.

Anónimo dijo...

Mi sueño es perderle el miedo a la muerte. Desde hace más de 15 años que miro muchísimas películas por mes y en ella me importa la temeridad del personaje. Él no le teme a la muerte y yo desearía no temerle tampoco.

Me imagino como alguien que hace todo lo que le parece que tiene que hacer sin reparar en ningún tipo de costos. Cada vez que deseo hacer algo importante, en seguida me ataca el miedo a la muerte. Claro, que no a la muerte misma, sino a sus versiones bajas calorías: hacer el ridículo, fracasar, entrar en un camino sin retorno, etc., etc.

John Wayne sí que la tenía clara. ¿Y Sean Conery como James Bond? ¿Y Tom Cruise en Misión imposible? Hasta las parodias de Jackie Chan me hacen pensar que podría bajar mi temor a las muertes y hasta hacer reir, que siempre es tan bueno.

Anónimo dijo...

Yo conseguí -de puro afortunado que soy- una religión mejor que las más famosas.

Mi padre me legó una filosofía que promete la vida antes de la muerte.

Aunque parezca un aporte escaso no lo es porque tenemos que la competencia (la religiones delirantes) tiene mucho arraigo y para evangelizar con una promesa realista es dificultoso porque todavía la gente sigue creyendo en los Reyes Magos, el Ratón Pérez, Papá Noel, Dios y otros mitos igualmente adictivos.

Anónimo dijo...

En la mitología griega la esperanza era uno de los males de la humanidad y cuando Pandora no pudo con la curiosidad casualmente fue la única enfermedad que no salio y se quedo en la caja. Ahí sí que "no hay mal que x bien no venga" porque gracias a que el ser humano pudo conservar esa enfermedad que no se escapó de la caja puede soportar mejor a todos los otros males que si quedaron fuera de su control.

Anónimo dijo...

Dicen con razón que todo tiempo pasado fue mejor. Quizá sería mucho más directo decir que todo tiempo presente es una porquería. Cualquier cosa que no sea "ahora", siempre va a ser mejor. No conozco otra realidad que no sea ésta así que si alguien lo vive de otro modo, mejor para él.

Anónimo dijo...

Me acuerdo que de adolescente me repitía a mi misma "tengo miedo" . Esas dos palabras me surgían solas a cada momento y nunca pude descifrar a qué le tenía miedo. Podía y puedo conjeturar respuestas, pero mis miedos son unos desconocidos ante mi misma. Necesito conocerlos para poderlos enfrentar.

Anónimo dijo...

Yo superé el miedo a cenar con el Cacho pero no pierdo la esperanza de que algún día el supere el miedo a no sé qué y me invite un rato a su apartamento.

Anónimo dijo...

Al temor lo tengo tan com-batido con mi psicoanalista que a esta altura las cosas no están demasiado claras. Eso aumenta mis temores...y mis esperanzas!

Anónimo dijo...

Cada vez que se menciona el ataque a las torres gemelas me da bronca por los incontables ataques norteamericanos que han provocado tantas y tantas muertes quedando en el olvido.

Anónimo dijo...

Pero cuando no hay nada, nadita de esperanza, llegó el momento de pelárselas.

Anónimo dijo...

Clarita, mejor alejate que al tanque que escupe agua lo manejo yo.

Anónimo dijo...

A mi siempre me dijeron que los más esperanzados son los que van hacia algún lugar, los que se acuestan a dormir, los que dicen "hasta mañana", los que se frotan las manos y suspiran diciendo "cuando cobre".

Anónimo dijo...

Para mi el peor de los miedos es el miedo al fracaso. Cuando me veo enfrentada a una situación nueva que requiere de un buen desempeño de mi parte, me ataca un terror que me paraliza, me deprime, me pone de mal humor. En esos momentos si tuviese esperanza podría enfrentarme al desafío que tanto me atemoriza. No tengo nada de esperanza en esos momentos. Mi fantasía es que el fracaso no va a ser un fracaso así nomás, va a ser un fracaso vergonzante. ¡Quiero superar eso, de lo contrario nunca voy a conseguir empleo mejor pago!

Anónimo dijo...

Anahí, lo que tu debes hacer es montar tu propia empresa!

Anónimo dijo...

¡Hay no!