martes, 10 de junio de 2008

El juicio divino me parece divino

«Las comparaciones son odiosas», sin embargo vivimos comparando y para peor, algunas personas exageran.

Cuando vivimos en una sociedad religiosa, en la que el único objetivo de las personas es serle grato a Dios y la estrategia principal consiste en tener todo arreglado para cuando llegue el triste momento de la partida, las comparaciones son muy elásticas y pueden acomodarse fácilmente al gusto de cada uno.

La idea de Dios, por más que hay personas que tratan de encontrarle precisión, exactitud y se enfrascan en largas discusiones sobre qué debe interpretarse de tal o cual pasaje del libro sagrado, finalmente permite que cualquiera pueda tener la última palabra en lo referente a cuánto amor merece de Él.

Sin embargo el dinero es tan objetivo y cruel que arrasa con todas las alegrías que uno puede obtener imaginando lo mejor para sí. Cuando el mercado no nos paga mucho por nuestro esfuerzo, no hay manera de ocultar la triste realidad.

El dinero es una unidad de medida que no perdona y por tal motivo, aleja a gran cantidad de personas que no resisten su severidad calificadora. La acción de huir del dinero por supuesto que se manifiesta en forma de pobreza económica.

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18 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo una extraña fascinación (mezcla de placer y asco) cuando observo un programa de la tv que se llama TVR (televisión registrada) y muestran juntos cómo personas muy conocidas y respectadas de nuestro país dijeron dos cosas totalmente opuestas.

Anónimo dijo...

Lo habrán dicho miles antes que yo pero esto me recuerda que Dios fue hecho por el hombre a su imagen y semejanza y no alrevés como dicen los religiosos.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo Bernardina: Cristina Aguilera es una diosa y no fue hecha por el hombre (en todo caso el hombre la disfruta a rabiarrrr). Guauuuuu!!!

Anónimo dijo...

Lo estoy viendo sentado en la otra PC del cyber: Marcos está con el iPod escuchando a C.Aguilera y "tocándose" como hace siempre.

Anónimo dijo...

La medicina me da cada vez más miedo porque los aparatos cada vez me miden más y mejor y yo no quiero ser tan medido porque me da como sensación de encierro. Es como si vivieran en un piso en el que las paredes se fueran cerrando cada vez más. No sé como se llama esta fobia pero el dinero también me da miedo porque mi novia gana más que yo y a nadie le puedo hacer entender que no es que yo valga menos. Ni yo me lo creo.

Anónimo dijo...

Claustrofobia Cirilo.

Anónimo dijo...

Dios es todo lo bueno que quiero porque él siempre escucha mis justificaciones y rezándole lo que él quiere que le rece, se que me perdona y sigue amándome. A final es en el único que puedo confiar y por eso lo amo con toda mi alma.

Anónimo dijo...

¿Nunca tuvieste un amigo invisible Sergio? Mirá que también sirve. Te paso la receta sin ensuciarla con el vil dinero. jajaja

Anónimo dijo...

Todo termina siendo como siempre lo pensé: En el paraíso la vida es un placer porque no hay dinero ni odio y esta vida es un calvario porque falta amor y porque está el dinero para congelar cualquier valoración.

Anónimo dijo...

Primero actuaron las diferentes religiones. Luego fueron sustituidas gradualmente por los economistas que tomaron decisiones político-técnicas. Los pobres eran protegidos con amor por los religiosos pero después fueron tenidos en cuenta por políticas de redistribución social. No me doy cuenta si estamos mejor o peor.

Anónimo dijo...

Cuando quería llegar a ser adulto mis padres me pedían paciencia y me alentaban la esperanza de que algún día podría tomar mis propias decisiones (mandar). Ahora que soy adulto, veo que no gano lo que quiero y mis padres me siguen diciendo que debo perseverar, que lleva mucho tiempo consolidar una posición económica importante. ¡¡Siempre hay que esperar!! ¿No me estarán tomando el pelo?

Anónimo dijo...

Margaret Tatcher fue una Primer Ministra británica que pasó a la historia por lo odiosa. Se pusieron de acuerdo con Ronald Reagan de Estados Unidos y destrozaron una cantidad de beneficios que tenían sus respectivas sociedades. Ellos afirmaban que todos los males padecidos eran causados por la falta de objetividad y el exceso de voluntarismo que habían tenidos los gobernantes anteriores.

Anónimo dijo...

La claridad de un presupuesto. La belleza de la geometría. La sencillez de la matemática. Todo eso es muy atractivo porque se aparta de la realidad confusa, oscura y engañosa

Anónimo dijo...

Aunque las comparaciones son odiosas no estaría nada mal que todos los años, después de la vuelta ciclista, se publicara una guía con la cotización de cada uno en su mercado de influencia afectiva. Entonces una, mientras toma un café y fuma un cigarro, elige al caballero para el cual ha cotizado más alto. Así se evitarían un montón de mal entendidos.

Anónimo dijo...

¡Así no se soluciona el problema! ¿Alguna vez estuvo parada frente a las listas cuando se hace el reparto de horas en secundaria?

Anónimo dijo...

Cuando fui esclavo, allá a principios del S. XIX, me calificaron con gran severidad, yo valía unos pocos pesos. Luego, ya de viejo, mi patrón me canjeó por una oveja. Mi alma aún vaga por las inmediaciones de la Plaza Matriz.

Anónimo dijo...

Si las comparaciones son odiosas ¿para qué hacerlas en $?

Anónimo dijo...

Si no huyo de la severidad calificadora del dinero y me dejo calificar por él ¿cómo calificaría?¿por la suma de todos los bienes materiales que poseo? Me da muy poco, pero no huyo ¿Ahora le parece que esté pronta como para incrementar mis ingresos?