miércoles, 17 de marzo de 2010

Caca extra para publicidad

Podría decirse que «la publicidad es el arte de generar necesidades».

Todos sabemos qué es publicidad y sabemos que para que nos llegue, alguien paga los insumos y horas de trabajo que cuesta.

Insumos son las fotografías, pinturas, tiempo en emisiones de radios y canales de televisión, mientras que las horas de trabajo son las que utiliza el creativo de la agencia de publicidad, los artistas, los productores.

Resumiendo el escenario para poder apreciarlo más fácilmente: el fabricante de galletitas invierte dinero en publicidad para que yo tenga necesidad de sus galletitas y las compre.

Naturalmente que el precio que pagaré por ellas incluye la inversión en publicidad.

Por lo tanto, simplificando la descripción, yo pago para que me generen una necesidad.

Hace unos días publiqué un artículo titulado Defecar a cambio de comida en el que les comentaba el hecho de que el esquema mental con el que encaramos todas nuestras relaciones de intercambio adultas, surge en la primera infancia cuando aprendemos que nuestra madre nos alimenta a cambio de que defequemos como ella quiere.

Ampliaba esta síntesis diciendo que inconscientemente trabajar (hacer lo que nos piden) es una forma de defecar y cobrar por nuestro trabajo es una forma de recibir el alimento de nuestra madre.

Veamos ahora cómo esta idea se asocia con lo que dije de la publicidad.

Los consumidores (ciudadanos en general, personas que vivimos en una sociedad de consumo), pagamos lo que nos cobran (defecamos como nos pide mamá) las galletitas, pero incluyendo en el precio una parte (el costo de la publicidad) para que nos generen el hambre (necesidad de comer esas galletitas).

En otras palabras: sin publicidad, trabajamos (defecamos) y cobramos (nos alimentan), pero cuando se agrega el costo de la publicidad, hacemos lo mismo pero sobrecargando el proceso natural.

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10 comentarios:

Yolanda dijo...

Sin la publicidad, reconozco que hay un montón de productos que nunca se me ocurriría consumir.

Damián dijo...

La publicidad muy pocas veces beneficia al consumidor, y simpre es útil al fabricante o generador de servicios.

Marcia dijo...

No me parece que la publicidad sea un arte; así como tampoco me parece que la psicología lo sea.

Samanta dijo...

No leí el artículo defecar a cambio de comida, ni pienso leerlo. Me parece una cosa asquerosa.

Álvaro dijo...

La mejor publicidad es el boca a boca. Ahí nadie se ve perjudicado, y lo que se recomienda es realmente bueno.

Matilde dijo...

A mi prima le dejaron los pañales hasta los 4 años porque la madre estaba enferma y no podía atenderla bien. Le daba de comer lo que podía, quizás muchas veces no era en tiempo y forma. Me pregunto qué modelo de intercambio aprenden los niños que están en situaciones similares a la de mi prima.

Alicia dijo...

Necesitamos el alimento para vivir; necesitamos trabajar para obtener el alimento, pero hay un caso en el que este esquema se ve modificado. Los hijos que han recibido una enorme fortuna de sus padres y no tienen interés en trabajar, pueden recibir el "alimento" sin "defecar".
Esa posición es muy codiciada porque permite realizar el deseo inconsciente de volver al útero; momento de la vida en el se recibía todo y no había que dar nada a cambio.

Dalmiro dijo...

Las ciudades plagadas de publicidad sólo pueden tener algún tipo de belleza en la noche, cuando se encienden las luces.

Rubén dijo...

Peor Dalmiro, son las ciudades que sólo tienen algo de belleza por la noche, cuando no se ve la basura.

Ale dijo...

No veo ninguna necesidad de estar sobrcargando a la naturaleza en este caso.