Nuestra forma de pensar nos predispone a distinguir entre los objetivos de la organización y los objetivos de quienes en ella trabajan, aunque desde cierto punto de vista podrían coincidir.
El objetivo de un emprendimiento con fines de lucro es la búsqueda de utilidades.
En cuanto al reparto que se haga de esa ganancia, el pago al mensajero puede tener el mismo estatus que los dividendos que reciben los accionistas.
Veámoslo con un ejemplo:
Un grupo de amigos se reúnen un fin de semana a comer, beber, jugar a las cartas y conversar.
Alguien comenta que un familiar está buscando distribuidores de los productos que fabrica.
La conversación se convierte en algo más divertido que el juego de naipes y entre bocaditos y bebidas estimulantes, comienza una lluvia de ideas.
A última hora del domingo tienen la idea muy adelantada:
— Los suegros de uno de ellos se comprometieron telefónicamente para hacer el aporte del dinero suficiente.
— Un amigo que no pudo concurrir por dificultades de último momento, ofreció un gran local adecuado para depositar mercadería.
— Otro de los reunidos llamó a sus empleados para preguntarles si tendrían inconveniente en hacer un trabajo similar al actual pero en una empresa nueva. Todos aceptaron menos uno que renunciaría en breve.
En suma: varias personas decidieron participar en el nuevo emprendimiento con la expectativa de mejorar sus ingresos haciendo un trabajo agradable, con gente de su confianza y —naturalmente— arriesgando a que la inversión pudiera fracasar.
El interés de unos pocos se hizo extensivo a varios.
Por lo tanto, el mensajero y los accionistas tendrían estatus similares aunque ingresos diferentes porque también serían diferentes sus responsabilidades (tareas, esfuerzo, riesgo).
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11 comentarios:
Cómo me gustaría que me pasara algo así con un grupo de amigos!!
Se trata de crear las condiciones.
Pensaré en positivo.
No es poca cosa tener estatus similares. Es bueno para la autoestima y aumenta el gusto de trabajar.
Siempre pensé que si a la empresa le va bien, a mí también. Me gusta ponerme la camiseta y dar lo mejor de mí. Soy así para todo.
A mí me gusta arriesgar pero poniendo las manos en la masa.
La bebida distiende y crea un buen clima para que surjan buenas ideas (claro que hay que tener límites)
El único juego de naipes que me gusta es el solitario. Es el único que sé.
En un grupo de 5 o 6 es factible que alguien tenga suegros con buena onda.
Nunca van a coincidir los intereses de los obreros con los de los burgueses. La lucha de clases y el corporativismo siguen vigentes.
Los prejuicios de Lautaro son los que frenan el desarrollo de un país. No se trata de enfrentarse, sino de jugar cada cual su papel y tener la dignidad suficiente como para defender cada parte sus derechos.
No tengo margen como para arriesgar en una inversión. Tengo que buscarme un buen partido, como decía la abuela.
En el comienzo del negocio esto se entiende así, lo que sucede es que después pasan los años, se va gente viene gente nueva y esa mística inicial se pierde entonces los que llegan sólo vienen por la plata.
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