sábado, 7 de mayo de 2011

Querer es poder, si me dejan

«Querer es poder» sería cierto si la cultura no se encargara de frenar nuestro deseo hasta dejarnos casi impotentes (sin poder).

En varias ocasiones he dicho que la sentencia popular y voluntarista «querer es poder» es incorrecta.

Es justo decir que la coherencia ideológica, intelectual y emocional es una utopía. Nadie es coherente todo el tiempo.

También es justo recordar que una característica constante del ser humano es que nos equivocamos.

Por lo tanto, no solamente el proverbio es parcialmente incorrecto sino que yo soy parcialmente coherente.

Este artículo hará mención a un aspecto positivo del suficientemente criticado refrán.

Podemos evaluar la fortaleza lógica de la sentencia apelando a su versión negativa.

Si decimos que «no querer es no poder» el voluntarismo tiene un aspecto más creíble. Por ejemplo: si no quiero ser ingeniero, es altamente probable que se cumpla mi voluntad.

También es posible evaluar esa fortaleza lógica del enunciado yendo a su significado más estricto.

Si cuando decimos «querer ...» estamos diciendo lo mismo que «desear es poder», esto también es cierto en tanto el deseo nos dota de una enorme energía que puede multiplicar varias veces nuestra capacidad de producción, de conquista, de superación, de riesgo, de coraje, de resistencia a la fatiga, en suma el deseo nos multiplica el «poder» como dice el refrán.

De todos modos es preciso que aterricemos estas reflexiones.

El instinto de conservación que nos provee del miedo protector, continuamente nos llama la atención sobre los peligros que pongan en riesgo nuestra integridad física y la vida misma.

Pero fundamentalmente es la cultura la que frena de mil maneras nuestro deseo, porque la educación no es otra cosa que un disciplinamiento para que automáticamente frenemos nuestros impulsos deseantes y este rasgo de la cultura no está contemplado por el refrán.

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11 comentarios:

Marita dijo...

"Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida.
Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo".

El problema es qué les puede pasar si los dejan.

Miguel dijo...

Mucho antes de que nos pongan frenos en los dientes, la cultura nos hinca los dientes con sus frenos. Venimos todos impulsados a hacer cumplir nuestra voluntad y mamá abre el monedero vacío y con cara de yo no fui, nos dice: no tengo plata. El deseo nos abraza y ya estamos decididos a romper la vidriera para llevarnos la pelota, cuando recordamos lo que pasa en las películas después de que suena la alarma. La vemos a ella toda bonita, más que la pelota de fútbol todavía, y tomamos impulso para partirle la boca de un beso, pero a media carrera nos sale un sopapo que nos vuela todos los besos, hasta los que estaban escondidos en el alma, por si acaso. Queremos ganar más dinero, empezar el lunes la dieta, queremos y sentimos que podemos, hasta que llega el lunes otra vez, y nos vemos como somos en realidad. Vemos en el espejo a ese empleadito mustio que deja el paraguas en el perchero con sumo cuidado, para que no vaya a mojar la gabardina del jefe.

Marisa dijo...

Una vez un alumno me dijo: "Yo no quería robarle profe, le juro que yo no quería robarle. Pero pude. Se da cuenta? . Pude... Pude, pudeeee!!".

Manuela dijo...

El Señor obra milagros en mí, y si lo hace en mí, por qué no habría de hacerlo en tí, que eres su hijo al igual que yo? No alcanza con querer y desear con toda el alma, debemos ponernos en las manos de Dios, entregarnos a su misericordia con la misma inocencia que un niño. Debemos abrir el corazón y permitir que Dios nos coja y haga de nosotros instrumentos de su amor, instrumentos de su amor para la sanidad espiritual de todos sus hijos.
Que así sea!

J. Hierro dijo...

Los refranes no tienen el temple suficiente como para contemplar todos los casos.

Gregorovius dijo...

Todas las canciones que en alguna parte dicen "estoy loco/a de amor", son el producto del intento, de exorcizar esa fuerza demoníaca, que nos aleja del primigenio instinto de conservación.

Orlando Fisicudo dijo...

Ella dijo: "si Juan, yo freno el deseo, pero la fuerza de aceleración me arroja en tus brazos".

el gobernador dijo...

El deseo me alienta, multiplica mis fuerzas. El deseo me vuelve gigante.
La cultura alienta mi deseo de progresar. Incita mi fervor juvenil. Favorece mi fe en el mañana.
Pero un día la cultura descubrió cual era mi verdadero deseo. Se hizo visible mi afán de llegar lejos. Se hizo patente mi falta de escrúpulos. Se supo que cuando hablaba de progreso me refería a mí progreso únicamente.
Entonces la cultura se convirtió a mi deseo. Y fui votado, entronizado, aplaudido, aclamado. Enormes masas ignorantes me cargaron en sus hombros. Fui alcalde, gobernador y ministro. Fui elegido el hombre del año. Y aún sigo sin comprenderlo... pero sé que no fui yo. Fue esta cultura la que me subió al podio.

Andrea dijo...

Le prometí a mi madre que no sería madre hasta que me casara, me recibiera, consiguiera un buen pasar y me convirtiera en promitente compradora por el Banco Hipotecario. Mamá es muy de tener los pies en la tierra, y me dijo "eso es altamente improbable". Le respondí que tenía razón y a partir de ahí hice lo que pude.

Joaquín dijo...

Mi padre quiso que hiciera el liceo militar para que recibiera una educación disciplinadora. Por suerte el liceo es mixto y ahí me econtré con mi prima Dora. Ese es el motivo por el cual mi educación no fue tan disciplinadora: adoro a Dora!

.- dijo...

QUERÈS SER SABIO GRACIAS A LOS OTROS...responde vos, Fernando, QUE PICARO...