viernes, 13 de mayo de 2011

Venderse sin ser comprado

Todos tenemos características (talento, habilidad, destreza, belleza, arte) que otros pueden apreciar y desear tanto como para comprarlos en una negociación digna.

«La suerte de la fea la bonita la desea» dice un refrán muy conocido entre los hispanos.

De hecho se está afirmando que la fealdad es una cualidad envidiable.

La existencia del proverbio está justificada porque afirma un hecho paradojal, al que no se accede por la vía del sentido común.

Poseer las características estéticas que están a la moda, puede convertir la existencia en un infierno porque el asedio de muchas personas con diferentes criterios culturales de lo que es discreción, convierte a la «hermosa y agraciada» en una verdadera desgraciada, porque la mujer que no posee la belleza que está de moda, seguramente tiene una vida más tranquila, con menos conflictos, se siente más respetada por todos.

Cuando un prejuicio funciona como verdad ocurren este tipo de cosas.

En este caso, el prejuicio es que ser bello es mejor que ser poco atractivo. El prejuicio es también que en términos de consideración y popularidad, es mejor que nos sobren admiradores a que nos falten. Otro prejuicio ascendió al grado de refrán y se formula de varias maneras: «lo que abunda, no daña», «más vale que sobre y no que falte», «no por mucho pan es mal año.»

¿Cómo elegir la forma de ganarnos la vida?

— Describir con paciencia, profundidad, extensión, cuáles son nuestros talentos más apreciados por quienes nos conocen (familiares, maestros, amigos);

— Considerar esa lista de aptitudes, como nuestros recursos naturales comercializables;

— Finalmente, buscar con paciencia, profundidad y extensión, dónde compran mejor esas características que la naturaleza nos asignó.

En suma: Todos tenemos algo bello que otros valoran sin asediarnos, acosarnos, depredarnos, sino que pueden respetar, considerar y valorar tanto como para pagar por ello.

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10 comentarios:

Roberto dijo...

"Esto lo vas a pagar!", decía mi hermano mayor cuando quería intimidarme. Otras veces me gritaba "vas a cobrar!"
Todo esto era bastante confuso, pero igual quedaba claro que nuestro vínculo se basaba en la mútua transacción.

Lola dijo...

Un poco de acoso, no viene nada mal.

Sarita dijo...

Hay que buscar con paciencia, profundidad y extensión, como quien busca un orgasmo de esos que se resisten.

Javier dijo...

Hoy se dedicó a consolar a las feas. Usted es mi ídolo! Siempre tiene tiempo para todas!

Alejandra dijo...

Que ser bello es mejor que ser poco atractivo, no es ningún prejuicio, doc. Nunca vi que los bellos quisieran afearse. La cirujía antiestética no existe.

Anónimo dijo...

"Si me le vendí me paga
que yo a nadie le fío".

Manuel dijo...

Es cierto. Que nos compren en una negociación digna, no depende sólo del sindicato.

Carlos dijo...

Dicen que el mejor dibujante del mundo, suspiró aliviado cuando se inventó la fotografía.

Amanda dijo...

Llendo a un caso extremo, tenemos a las personas que consiguen trabajo en el circo a causa de padecer alguna malformación. Este es un ejemplo de transacción donde lo que se vende es la característica más evidente y no la más valiosa o productiva.

Daniel dijo...

Con respecto al comentario de Amanda, agregaría que vamos a llegar a conclusiones distintas si nos guiamos por la lista de lo que valoran nuestros amigos, o si elegimos la de lo que valoran quienes no nos conocen en profundidad.