jueves, 22 de septiembre de 2011

Lavado de manos y pobreza

A través de fenómenos psíquicos de simbolización, los hábitos higiénicos pueden bajar la responsabilidad e indirectamente el patrimonio.

La neurosis que nos impone la cultura (y sin la cual sería muy difícil y hasta imposible convivir) (1), incluye los hábitos higiénicos.

Con el argumento de conservar la salud hemos llegado al extremo de encontrar en muchos lugares públicos dispensadores de alcohol en gel para librarnos de la gripe N1H1 y demás gérmenes patógenos.

Otros animales también tienen hábitos de ese tipo (pájaros, gatos), pero llevamos la delantera en cuanto a dedicación, minuciosidad y exageración.

Desde hace siglos prospera la industria de los jabones, champús, detergentes, suavizantes, antisépticos, dentífricos, antisudorales, talcos, perfumes, toallas, cremas.

No son los motivos explícitos los que ocupan mi mente sino aquellos menos obvios que sin embargo nos condicionan silenciosamente en áreas que no deberían estar involucradas.

Me explico.

«Lavarse las manos» es un gesto que está íntimamente asociado con «quitarse la responsabilidad».

Su origen es bíblico y el primer “usuario” de esta conducta fue Poncio Pilatos cuando con esa limpieza quiso remarcar su convicción de que la muerte de Cristo no era de su responsabilidad.

Un “Estado de responsabilidad” es la lista de bienes y deudas que tiene una persona (2).

Con estas ideas podemos armar una hipótesis que nos ayude a encontrar una posible causa de la Pobreza patológica.

Efectivamente, podemos decir que los hábitos higiénicos que se concentran en el «lavado de manos», metafóricamente desestimulan asumir responsabilidad, lo que indirectamente puede terminar perjudicando los valores del «Estado de responsabilidad».

De más está decir que millones de personas consideran que el dinero mismo es sucio, material y simbólicamente. Muchas personas se lavan las manos compulsivamente después de haberlo tocado.

En suma: este conjunto de hipótesis, ideas, fantasías, creencias, sensaciones, hábitos, se oponen a ganar y conservar dinero.

(1) La neurosis es útil para vivir entre neuróticos

(2) El privilegio de trabajar demasiado

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10 comentarios:

Santiago dijo...

Cierto que podemos considerar miles de factores que en mayor o menor grado influyan en generar pobreza.
Lo más importante de todo esto, me parece a mí, es poner en el tapete la importancia de los factores psicológicos. Generalmente pensamos que la pobreza es un asunto puramente económico, y en realidad, como todo lo humano, es más complejo.

Esther dijo...

Nos pasamos alcohol en gel y a los tres segundos estamos tocando otra cosa, que seguramente no esté desinfectada. La verdad que es medio al cuete, pero los que venden el alcohol aprovecharon la oportunidad. Y nosotros, con tal de comprar y tener la sensación de estar protegidos, no nos cuestinamos más y quedamos satisfechos.
Suerte que existen algunos espacios como este, donde uno puede pensar, aunque sea unos minutos al día.

Róbert dijo...

Cuesta hacerse cargo del Estado de Responsabilidad!

Lola dijo...

Para vos papi, tengo una lista de bienes y servicios.

Me gusta dijo...

Los gérmenes patógenos y los gauchos patones, ahora son amigos.

Yoel dijo...

El material más sucio sirve como abono; lástima que el dinero enterrado no se multiplica.

Soraya dijo...

Le voy diciendo que los suavizantes, los perfumes y las cremas, nada tienen que ver con la limpieza. Aún así, el dinero suaviza los vínculos, perfuma los encuentros y rejuvenece las amistades ;)

Ángela dijo...

Si los motivos explícitos no ocupan su mente, será difícil comunicarle la necesidad de un comercio íntimo entre nosotros...

Nolo dijo...

Qué lo parió! Las minas están fatales.

Lourden dijo...

Lavarse lo íntimo es un gesto que está asociado a quitarse la ropa.